Bosquejos Biblicos
Predica de Hoy: El perdón – Toda ofensa es perdonable
Bosquejos Biblicos.. Texto de la predicación: Mateo 18: 21-35
Introducción
Daniel y María eran un matrimonio cristiano con muchos problemas. Tenían 4 años de casados, pero ya estaban hartos el uno del otro, hasta el punto que estaban pensando en el divorcio.
Cuando se hicieron novios, todo era una maravilla y de color de rosas, pero al casarse, empezaron a conocerse más íntimamente el uno al otro: Sus debilidades, fortalezas, gustos, rebeldías, alergia; pero lo que más pudieron conocer fue la capacidad del otro para cometer una y otra vez los mismos pecados y errores.
Por ejemplo, Daniel tenía la costumbre de llegar a casa, y lanzar su ropa en el primer lugar que encontraba. Esto molestaba mucho a María, ya que ella se esmeraba todo el día limpiando el hogar. Y por más que María se lo repetía, Daniel lo volvía a hacer.
Por otro lado, María solía preocuparse más por las cosas del hogar que de la vida espiritual de su esposo. Ella, en vez de preguntar cómo la había ido en el trabajo, y tratarlo con amor cuando llegaba de trabajar, lo primero que hacía era mostrar repetidas quejas.
Durante los primeros años de matrimonio, ellos lo soportaron. Pero después, los errores repetitivos del uno colmaron la paciencia del otro. Entonces decidieron divorciarse, pues no estuvieron dispuestos a perdonarse todos sus errores, porque eran muy frecuentes.
Esta falta de perdón de este matrimonio, también se manifiesta en la Iglesia de Dios. A medida que vayamos creciendo en la comunión, conoceremos a los demás realmente como son. Encontraremos cosas que nos irritan o nos desagradan las cosas que hacen, y las que no hacen también.
Siempre habrá alguien que nos diga algo ofensivo, que haga algo que nos perjudique, o que diga algo bueno, pero con una actitud inadecuada. Y lo peor de todo, es que, aunque nos pidan perdón, es poco frecuente ver que los hermanos dejen fácilmente esos pecados o errores.
Y al igual que Daniel y María, pensamos que el perdón debe tener un límite. Llega un momento en que la ofensa es tan repetitiva, que decidimos no perdonarlo nunca más. Si tú eres de estos, las palabras de este pasaje son para ti.