Bienaventurados los que sufren por el Reino

Bosquejos Bíblicos

Bosquejos Bíblicos Predica de Hoy: Bienaventurados los que sufren por el Reino

Bosquejo Bíblico.. Texto Bíblico: Mateo 5:4

Introducción

Existen diferentes tipos de sufrimientos. Algunos soportables, y muy llevadores. Si bien pueden afectarnos un poco, tenemos la capacidad de sobreponernos a ellos y salir adelante.

Sin embargo, hay sufrimientos que son muy angustiantes. Estos parecieran exprimir nuestro corazón, hasta estallar. De hecho, hay algunos sufrimientos tan fuertes que nos quebrantan, y nuestra reacción natural es llorar. Bueno, nuestro texto bíblico de hoy dice que “bienaventurados los que lloran”.

Y particularmente, el ser cristiano implica muchas veces sufrir hasta el llanto. Abandonar a un/a “novio/a” porque impiden nuestro crecimiento espiritual. Que nuestra propia familia se distancie de nosotros por nuestra fe en Cristo. Que otros ser burlen de nosotros, por llamarnos “cristianos”. E incluso, uno de los más amargos, abandonar muchas cosas que antes amábamos, por Dios nos han enseñado que es pecado.

Por eso, en bosquejos bíblicos, hoy estudiaremos lo que dice el Señor Jesús sobre los que sufren.

Desarrollo

Contexto: Bienaventurados los que sufren por el Reino

Las bienaventuranzas del Señor Jesús son el principio del Sermón del Monte. Estas bienaventuranzas no pueden entenderse bien separados de este Sermón. De hecho, las bienaventuranzas son como una introducción, o un resumen introductorio de todo el sermón. A través de todo el sermón, nuestro Señor Jesucristo explica el significa particular de cada uno de los significados de estas bienaventuranzas.

Es por esta razón, que hay algunas cosas que debemos tener en cuenta al estudiar este pasaje. En primer lugar, el Sermón del Monte es la reinterpretación de los diez mandamientos. De hecho, al igual que Dios en el Monte Sinaí, Jesús dio este sermón en la cima de este monte (vers. 1).

Ahora, cuando hablamos de “reinterpretación” de los diez mandamientos no es que Jesús haya dicho algo totalmente nuevo, y del todo contrario a ellos. Antes bien, era nuevo para la gente de su época, porque los fariseos y escribas habían distorsionado los mandamientos de Dios. Jesús no vino a abrogar la ley sino a cumplirla (vers. 17).

Él estaba combatiendo la postura de los fariseos y escribas (vers. 20), cuya interpretación era superficial, e hipócrita, y oscurecida por el pecado. Lo único nuevo de la ley, fue que Jesús llegó a ser el punto central para entenderla con claridad, y cumplirla con sinceridad. De modo que, en un sentido estricto, llegamos a ser como estas bienaventuranzas, cuando estamos unidos a Jesús.

I. La declaración

a. Significado de bienaventuranza

La palabra bienaventuranza significa “dichoso”, “tres feliz”, o “bendito”. Da la idea de uno que está en el camino correcto, que alcanzará mucha bendición y vida, y en consecuencia, estará gozoso.

Esto se ve en toda la estructura de las bienaventuranzas del Sermón del Monte. Primero, Jesús quiere mostrar cómo debemos ser y andar, si queremos andar el camino que a Dios agrada. En segundo lugar, Jesús promete una “bendición” a quienes tengan estas características. Y por último, promete felicidad y dicha eterna a quienes tengan cumplan con este estándar.

b. Definición de “llorar”

Ahora, esto no puede referirse a todos los que sufren incondicionalmente, o padecen alguna situación lamentable en el mundo. Los que pecan contra Dios no recibirán consuelo, sino una gran expectación de juicio (Hebreos 10:26-27).

El centro del Sermón del Monte es el reino de los cielos. Los que lloran hacen una referencia a los que sufran por causa del Reino de los Cielos. Ellos lloran por sus pecados internos (5:21-30). Lloran soportando el mal de otros y amando a los enemigos (verss. 38-48). Lloran al negarse a las cosas de este mundo, y buscar solamente el reino de Dios (6:22-34).

c. El propósito de estas palabras

De este modo, el propósito de Jesús es que entendamos que cualquier sufrimiento que podamos hacer por el reino no es en valde.

No debemos medir las recompensas del reino, con base a lo que sufrimos o sentimos. Sino con base a lo que realmente implica para nuestras vidas, para Dios, y para nuestra propia felicidad, incluso. El sufrimiento por el reino es la fuente de la verdadera felicidad, y de la bendición eterna.

II. La promesa

a. Una consolación que no es para todos

Una bienaventuranza siempre está unido a una bendición. El Señor promete consuelo a aquellos que sufren por el reino. Sin embargo, nuevamente es necesario repetir que esta bendición no es para los impíos.

Eso es porque él no cree en Cristo no merece ningún consuelo. El pecado en contra de Dios, la impiedad, el asesinato, la mentira, y la avaricia, son merecedores del castigo de Dios. Como nos muestra el Salmo 1, la senda del justo es como un árbol sembrado junto al agua, que da mucho fruto. Pero los que viven a espalda de Dios, recibirán lo que merecen, en el momento del juicio.

Esto es algo que es necesario enfatizar. Porque muchas personas utilizan estos pasajes con diversos propósitos errados. Basado en este texto, dicen que los pobres, los desamparados, y enfermos serán “consolados” en la vida eterna, porque “lloran”. Y todo esto, sin importar si fue una persona que se negó toda su vida a creer en el Señor.

b. Qué implica este consuelo

Este consuelo del que habla el Señor aquí es un consuelo de salvación. Los que lloran por sus pecados, y ruegan perdón a Dios serán consolados cuando reciban el perdón. Los que son perseguidos, sacrifican propiedades, y mueren por amor al Señor, serán recibidos gustosamente el reino del Señor.  Son bienaventurados porque mueren a su propia gloria, a su propia felicidad, abandonan todo, sólo para que el Señor Jesucristo sea conocido y alabado.

Los cristianos tenemos un gran consuelo. Dios toma en cuenta el sufrimiento de sus santos, Él valora todo lo que hacemos y sacrificamos por el bien de su reino.

Conclusión

En bosquejos bíblicos, hoy hemos aprendido que es una gran bendición sufrir por amor al Señor. Si sufrimos por Cristo, no nos avergonzamos. No retrocedamos. ¡Somos bienaventurados! Allí está nuestra verdad felicidad. Nuestra verdadera bendición. ¡Sufrir por el nombre del Señor!

© Julio Torres. Todos los derechos reservados.

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Julio Torres
Nacido en hogar cristiano, me gusta estudiar la biblia y predicar el evangelio de Jesucristo.

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