El Señor espera nuestro arrepentimiento

Bosquejos para Predicar

Prédica de Hoy: El Señor espera nuestro arrepentimiento

Bosquejos para Predicar Lectura Bíblica de hoy:Después de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado Leví, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y dejándolo todo, se levantó y le siguió. Y Leví le hizo gran banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos y de otros que estaban a la mesa con ellos. Y los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores? Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.” Lucas 5:27-3

Introducción:

Así como Leví abandonó su pecado y siguió al Señor, así nosotros debemos mostrar verdadero arrepentimiento. Cristo vino por los pecadores, para que se salven, y nosotros debemos mostrar que sinceramente queremos abandonar la vida pecaminosa. Por esto debemos demostrarlo amando mucho a Dios y alejándonos de lo que nos acerca al pecado.

I. El arrepentimiento

Si seguimos al Señor, debemos arrepentirnos de nuestras faltas (verss. 27-29)

a. Leví era un publicano, o sea que era recaudador de impuestos para el imperio romano. Esto era un pecado público para los judíos, que aborrecían la opresión que ejercían los romanos. Por lo tanto, ser publicano era ser un gran pecador. Y a uno de ellos, llamado Leví, Jesús lo llama para que abandone su pecado y lo siga (vers. 27-28).

b. Los judíos no comprenden esta actitud de Jesús, porque no conocen la misericordia de Dios. Debemos saber que Dios está esperando nuestro arrepentimiento y la conversión de nuestro corazón. Está más preocupado por nuestra salvación que nosotros mismos. Por esto debemos aprovechar y valorar la misericordia del Señor, dando frutos verdaderos de conversión y mudando de vida (Mateo 9:13).

c. Dios está siempre pronto a perdonarnos. Somos nosotros los que retrasamos nuestro encuentro con Él. Muchas veces por no conocerlo, pero otras, por no abandonar nuestra vida pecaminosa. Debemos purificarnos a través de la Palabra y la oración, para presentarnos como sacrificio agradable de conversión (Santiago 4:8).

d. Él no quiere que seamos condenados a causa de nuestros pecados. Incluso entregó a su propio Hijo para alcanzar nuestra justificación a través del sacrificio del justo.

Antes que nada Dios quiere que nos arrepintamos cambiando de rumbo en la vida. Pero no nos obliga a ser justificados, sino que depende de nuestra voluntad dar el primer paso hacia Dios (Ezequiel 18:32).

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