Vencer la hipocresía

Bosquejos Bíblicos

Bosquejos Bíblicos Predica de Hoy: Cómo vencer la hipocresía en nuestras vidas

Bosquejos Bíblicos Lectura Bíblica: Romanos 2:17-29

Introducción

¿Quién no se han enfrentado con la hipocresía alguna vez en su vida? Todos alguna vez hemos evaluado nuestras vidas a la luz de la Palabra de Dios, y padecemos un gran sentimiento de hipocresía.

Además, no sólo lo hemos visto en nosotros. En nuestras iglesias se ven un montón de personas que se creen mejores que las demás. Tienen una gran soberbia espiritual. Pero al ver sus vidas, concluimos que todo es una fachada. Porque no obedecen a Dios genuinamente.

¿Cómo, entonces, podemos luchar con la hipocresía en nuestras vidas y en la iglesia? En bosquejos bíblicos, veremos hoy lo que este pasaje de Romanos nos ofrece, lidiar con este pecado en el pueblo de

I. Lo que Pablo viene hablando en el contexto.

El capítulo 1 al 3 de la carta a los Romanos, el apóstol Pablo está describiendo que todo el mundo está bajo pecado. Todo lo descrito en estos capítulos tiene el fin de apoyar la conclusión de 3:9, de que tanto judíos como gentiles merecen condenación.

Desde el capítulo 1 hasta parte del dos, el apóstol ha dicho que todo el mundo está bajo pecado. Los incrédulos, los que no conocen de ninguna manera a Dios, se han entregado a toda clase de males.
Decidieron no conocer a Dios en la revelación general. Entonces, Dios los entregó a la maldad de sus corazones, y por eso, su corazón está endurecido (1:21-26).

II. El propósito de este pasaje.

Pero en el capítulo 2, Pablo comienza haciendo saber que los judíos no eran mejores. Ellos eran personas que juzgaban a otros, creyéndose superiores, y sin pecado (2:1). Sin embargo, Pablo demuestra que los judios son tan culpables de pecado como los propios gentiles. Así que, ellos mismos no pueden escapar del juicio.

Hay que recordar que en algún momento los judíos fueron el pueblo escogido de Dios. Así que, esta es una exhortación hacia el pueblo de Dios, que cree que, por haber recibido la gracia, son mejores que otros. Este es un pasaje que está en contra de la soberbia espiritual.

La soberbia fue la causa de la hipocresía en los fariseos. Y también lo es en nosotros. Así que, la forma de luchar contra esta hipocresía, es reconociendo que somos igual de malos que otros. Y Pablo viene a describir esto en este pasaje.

III. La hipocresía de la religiosidad (verss. 17-27)

A. El pueblo de Dios comete los mismos pecados que los gentiles.

Pablo acusa a los judíos de hipocresía. Ellos se creían mejores, sin embargo, vivían de la misma manera que los gentiles que no conocían a Dios. Pablo dice que ellos se apoyaban en la ley de Dios. Es decir, a ellos se les dio la Palabra de Dios, y pertenecían al pacto del Señor. Eso sin duda era un gran privilegio. Su problema estaba, sin embargo, en que se jactaban de esto.

Es más, Pablo va más allá, diciendo que los judíos se creían muy instruidos, y guiadores de ciegos. Pero cuando uno veía sus vidas, algo diferente era predicado.

Enseñaban a otros la ley de Dios, mientras ellos mismos la desobedecían. Enseñaban a otros a no hurtar, mientras que ellos hurtaban. Enseñaban a no cometer adulterio, y adulteraban. Hablaban en contra de la idolatría, y ellos lo hacían, al profanar el nombre de Dios y sus ritos tanto como un idolatra.

Este es el gran problema de la hipocresía del pueblo de Dios. En primer lugar, no damos cuenta que no somos mejores que otros, porque todo se lo debemos a la gracia de Dios. En segundo lugar, condenamos la conducta de otros, mientras que nosotros mismos no nos esforzamos en obedecer a Dios.

B. Por eso, merecen el mismo juicio que los incrédulos.

Sin embargo, de nada sirven nuestros conocimientos, ni nuestra experiencia, ni nuestra supuesta piedad, si todo es algo externo. Porque la verdadera salvación, y piedad es la que proviene de un corazón regenerado del evangelio. No la que es puras apariencias. Si somos así, todo externo, jamás podremos ser salvos.

IV. La verdadera religión

A. La circuncisión de corazón.

Los judíos creían que el mero hecho de tener la circuncisión los hacía salvos. Para ellos, todos los ritos que cumplían externamente los hacía merecedores de salvación. Si guardaban los días de fiestas, tenían una buena reputación, y ofrecían sacrificios en el templo, ya eran salvos.

Sin embargo, para Pablo, la verdadera religión es la que es del corazón. Es la que ocurre en nuestro ser interior, cuando creemos en el evangelio, y cambiamos de adentro hacia afuera. Se demuestra en un espíritu sumiso a Dios.

Pablo dice que los gentiles, aunque no tenían circuncisión externa, eran verdaderos circuncidados al obedecer a Dios de corazón. Mientras que, aunque los judíos tenían esa circuncisión, al ser desobedientes, demostraban que eran incircuncisos de corazón (verss. 25-27).

La verdadera religión o circuncisión es la del corazón. Porque, ¿de qué sirven las religiones externas, si de corazón no obedecemos a Dios? ¿De qué sirve sacrificar cosas por Dios, si lo hacemos con pesar? ¿Qué utilidad tiene servir a Dios, si lo hacemos de mala gana? La verdadera religión está en que obedezcamos a Dios en el corazón.

B. La alabanza de Dios.

Y según Pablo, esto es lo que Dios aprueba. Dios no está muy interesado en nuestras apariencias. La gente mira las apariencias, pero Dios mira el corazón del hombre.

Así que no debemos estar pendiente de lo que diga la gente. Ni debemos estar buscando aclamaciones de los hombres como hacían los judíos. Nuestro interés es que Dios esté agradado de nuestra vida. Es que el Señor esté complacido con la que hay en lo profundo de nuestro corazón.

Al final, las alabanzas de los hombres nos llevarán a la perdición. Pero la alabanza de Dios es lo que otorga la vida eterna. Si queremos ser verdadero cristianos, tenemos que estar más preocupados por lo que Dios piensa, que en el querer de los hombres.

Conclusión

En bosquejos bíblicos, aprendemos, entonces, cómo lidiar con la hipocresía. Pablo nos enseña aquí que:

  • A. Tenemos que ser humildes con los demás.
  • B. Tenemos que obedecer a Dios de corazón.

Sin embargo, la cura para toda hipocresía es que descansemos plenamente en Cristo. Como mencioné al principio, este pasaje nos lleva al capítulo 3. Allí Pablo dice que la justicia del hombre está en Cristo Jesús (3:21-26).

Así que, creamos que no somos nada, y somos pecadores al igual que todos los demás. Pero que Cristo Jesús es nuestra única salvación. ¡Es la clave para lidiar con la hipocresía!

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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José R. Hernández
Pastor jubilado de la iglesia El Nuevo Pacto, en Hialeah, FL. Graduado de Summit Bible College. Licenciatura en Estudios Pastorales, y Maestría en Teología.

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