Destino: Eternidad

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Bosquejos Bíblicos Prédica de Hoy: Destino: Eternidad

Bosquejos para Predicar Lectura Bíblica de hoy:Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” 1 Juan 2:17

INTRODUCCIÓN

¿Sabe usted qué es un Servicio de Previsión?

Bueno, un Servicio de Previsión es aquel que los ejecutivos de venta de un Cementerio (puede ser privado) ofrecen a sus clientes; llámese: Recuperación del cuerpo en la morgue, traslado a la funeraria, servicios velatorios, compra de urnas y lápidas, parcela en el cementerio y mantenimiento, incluso cremación, compra de cenizarios y ubicación en nichos.

Ahora bien, estos vendedores deben contactar y convencer a sus clientes de que les compren estos servicios, lo sé bien, pues mi madre ha sido uno de ellos por más de dieciséis (16) años y una de las constantes a las que estos vendedores deben enfrentarse es al temor de la gente cuando se le habla de comprar un SERVICIO DE PREVISIÓN porque sean supersticiosos o no, el tema de la muerte les incomoda, les asusta, les desagrada. Tienden a pensar que si están comprando eso estando ellos en perfecto estado de salud y/o con un pariente cercano moribundo están de alguna forma asegurando que se VAN A MORIR.

Y esa es la cuestión aquí, que SÍ se van a morir. De hecho, TODOS sin excepción alguna vamos a morir, en algún momento. Ese es el ciclo natural de todo ser vivo. Claro está, no será como consecuencia de comprar uno de estos servicios sino porque les llegó su tiempo de dejar este mundo; y aquí es donde viene el dilema:

¿Dónde queremos pasar la eternidad?

Adán en el Huerto:

Como consecuencia de la desobediencia de Adán, la muerte fue introducida en el mundo para todos los seres vivos, especialmente el ser humano. En el capítulo 2 del libro de Génesis encontramos la orden que Dios le dio a Adán cuando lo puso junto a Eva en el huerto del Edén, en los versos 16 y 17 señala:

“Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.”

Luego, en los versos 17 al 19 del capítulo 3 del mismo libro, leemos la sentencia:

“Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.”

El carácter eterno del hombre se perdió en aquel huerto. La vida del ser humano se volvió transitoria. El pecado pasó a convertirse en un elemento hereditario para toda la humanidad. Ahora, se podía hablar de Vida y también de Muerte.

La Vida es Temporal:

En el libro de los Salmos, el capítulo 90 verso 10 encontramos lo siguiente:

“Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos”

Desde el momento que Adán pecó el tiempo del hombre sobre la tierra ha ido reduciéndose considerablemente. La biblia dice que Adán vivió 930 años. Su hijo menor, Set, vivió 912 años. Su nieto Enós murió a los 905 años. Su bisnieto Cainán murió a la edad de 910 años. Lamec, el padre de Noé, murió a la edad de 777 años.

Vemos luego que el salto cronológico se intensifica hasta los días de Moisés. Cuando este patriarca del pueblo hebreo murió tenía apenas 120 años, y aunque el libro de Deuteronomio capítulo 34 verso 7 relata que sus ojos no se habían oscurecido ni tampoco había perdido su vigor, Dios determinó que su contrato de vida había terminado.

Hoy en día, vemos que el ritmo de vida se ha vuelto más acelerado y que las personas están cada vez más expuestas a la muerte de lo que antes lo estuvieron nuestros antepasados. Por donquiera camina la muerte esperando a su siguiente víctima: Niños que mueren de hambre o en los cuneros. Adolescentes que pierden la vida a manos de la delincuencia y las drogas.

Jóvenes curiosos que arriesgan sus vidas por fotografías que les den popularidad y por la práctica del sexo desenfrenado. Guerras en diferentes partes del mundo. Desastres naturales que desparecen poblados enteros. Enfermedades nuevas más resistentes a los antibióticos. Terrorismo, desplazados y demás.

La vida se ha vuelto frágil y quien cumpla los 30 años debe dar gracias de haber alcanzado semejante récord porque a pesar de contar con niveles de ciencia y tecnología más avanzados de lo que jamás haya tenido la historia, la verdad es simple y notoria, el ser humano está viviendo menos.

Diferentes formas de vivir:

Actualmente, existen diferentes religiones en el mundo que de una u otra forma le dicen al ser humano cómo vivir su vida. También están las tendencias de moda sobre una determinada manera de ver al mundo y en función de ello, vivir.

Están las personas introvertidas y están las extrovertidas. Existen los vegetarianos y existen los carnívoros. Tenemos a los deportistas y tenemos a los académicos. Encontramos a los pacifistas y encontramos a los violentos. Hay ateos y hay creyentes.

Lo cierto, es que cada cabeza es un mundo y al final del día, el cómo esa persona elija vivir su vida determinará lo bueno o lo malo que suceda en ella tanto en el presente como en el futuro, y aquí es donde se hace importante levantar las luces de advertencia, porque existe un MÁS ALLÁ.

No al estilo de las películas de terror y ciencia ficción en el que espiritistas y amantes de lo oculto practican sus sesiones de invocación. Este más allá, es la eternidad y la misma está garantizada para el ser humano, pero ¿dónde se pasará esa eternidad?

Dos destinos posibles:

La palabra de Dios enseña que existen dos destinos posibles para pasar ese para siempre. En el evangelio de Lucas, el capítulo 16 encontramos la historia de Lázaro y el hombre rico.

Mientras que Lázaro el mendigo, vivió su vida lleno de llagas, lamido por los perros y deseando llenarse el estómago de las sobras que caían de la mesa del hombre rico, éste hombre vestía sus mejores galas y se la pasaba de banquete en banquete.

Ahora bien, no digo con esto que ser rico o tener dinero sea malo, ni tampoco que ser pobre y estar necesitado sea bueno. Los extremos no son saludables. Pero, volviendo al punto de los destinos, estos dos hombres murieron casi al mismo tiempo y terminaron en lugares diferentes.

Según relata este pasaje que va desde el verso 19 hasta el verso 31, el lugar de reposo de Lázaro fue el seno de Abraham y el lugar de tormento del hombre rico fue el Hades (lugar de los muertos).

¿Por qué terminó uno en un lugar y otro en otro? ¿Acaso el que Lázaro fuera pobre y afligido le abrió las puertas del cielo? Si es así, ¿sólo los pobres reciben reposo en la eternidad? ¿Los ricos son castigados en el Hades?

En el verso 25 Abraham le responde al hombre rico respecto de su condición, lo cual nos ayuda a esclarecer un poco estas interrogantes:

“…Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado.”

Si volvemos a leer el pasaje veremos que ambos personajes tuvieron oportunidad de interactuar debido a su cercanía física pero, no se menciona dicha interacción al menos una vez. Lo que hace presumir que mientras Lázaro observaba los banquetes y la comilona del hombre rico, éste individuo no tuvo reparo en mirarle ni tampoco de ayudarle.

La muerte es un destino seguro, y lo que hacemos en vida determina el cómo viviremos ese Más Allá. No fue una cuestión de posesiones ni cantidad de bienes acumulados, tampoco un asunto de discriminación social, pero se debe tomar en cuenta que algo tan básico y necesario como la caridad y el amor al prójimo fue algo que a todas luces le faltó al hombre rico, pues muy cerca de él, se encontraba un hombre caído en desgracia y ni una sola vez le tendió la mano aún y cuando tenía con qué ayudarle.

¿Cuántas veces pasamos por la vida, indiferentes del sufrimiento ajeno pensando que como ese problema no se sucede en nuestras puertas tampoco resulta de nuestro interés para atenderlo? Pecado no es sólo lo que se hace mal sino también lo bueno que se deja de hacer, léase Santiago 4:17.

Nuestras acciones SÍ tienen consecuencias. En vida recibimos la correspondiente recompensa de esas acciones y en la muerte el premio eterno que no se canjea: la Muerte segunda (Apocalipsis 21:8).

Las acciones terrenales tienen consecuencias eternas:

Volvamos al versículo en 1 Juan 2:17

“Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”

Permanece para siempre, esto puede ser visto como inmortalidad. Pero es necesario tener cuidado con ello porque no significa que no podamos morir sino que al morir tenemos como Lázaro ese lugar de reposo asegurado.

¿Cómo asegurar ese destino? El verso que acabamos de leer es bastante claro: el que hace la voluntad de Dios. No hay otra alternativa.

La mayoría de las personas que dicen creer en Dios lo hacen bajo la condición o protesta de hacerlo bajo sus reglas: “Creo en Dios a mi manera”, y allí está el problema: Dios quiere que le crean cómo él dice no cómo decimos nosotros.

Es muy fácil “servir” a Dios con nuestras condiciones, fundamentados en nuestra manera de pensar y siguiendo nuestras propias creencias, pero es indispensable recordar que Dios nos hizo a nosotros, no nosotros a nosotros mismos ni mucho menos a él.

El Creador no se sujeta a la creación sino al contrario, la creación se sujeta al Creador. Igual que el hijo se sujeta al Padre y aún después de viejo no pasa por encima de su autoridad. El alumno podrá superar al maestro pero siempre le deberá respeto y sujeción. Así que es momento de pensarlo con detenimiento, ¿Dónde queremos pasar la eternidad?

¿En el lugar de reposo con Dios o achicharrados en el Hades con Satanás y su cómplices?

Piense en esto, el infierno fue creado específicamente para Satanás y sus ángeles, usted o necesita terminar allí. Ahórrese el tormento. Asegure su boleto de ida pero al cielo con Cristo.

1 Corintios 15:53-56 o Apocalipsis 20:10

Decida usted.

Dios le bendiga.

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