La humildad, el tesoro de los grandes

Bosquejos para Predicar

Prédica de Hoy: La humildad, el tesoro de los grandes

Bosquejos para Predicar Lectura Bíblica de hoy: Mateo 20:26

Introducción:

Qué cosa más misteriosa que para subir hay que bajar, que para ser grande hay que ser pequeño, para ser reconocido por Dios hay que permanecer en el anonimato.

Cristo es nuestro ejemplo. Eligió un pesebre para nacer, eligió las piedras como almohadas, eligió a los pobres como sus amigos, eligió gente vulgar para que sean sus sucesores, y eligió una cruz para morir.

Si preferimos un hotel de lujo, el mejor hospital, los mejores médicos, la mejor atención, las grandes congregaciones, codearme con los ricos y famosos, entonces todavía no hemos aprendido lo que es humildad.

La humildad

Queremos ser grandes, reconocidos, aplaudidos y yo me pregunto ¿Qué dirá Dios a todo esto? Queremos que la gente diga “allá viene el apóstol” “ahí viene el profeta” pero ¿Qué dice Dios de mí?

Jesús nos enseñó muy claro en Juan 5:31Si yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. Otro es el que da testimonio acerca de mí, y sé que el testimonio que da de mí es verdadero.

Juan 5:34Pero yo no recibo testimonio de hombre alguno

Jesús solo aceptaba como válido lo que su Padre decía de Él “Este es mi hijo amado en quien mi alma tiene contentamiento” mientras que la gente podía decir un montón de cosas de Él, cosas buenas o malas pero eso no le garantizaban que tengan valor allá en el reino del Padre.

Jesucristo – Ejemplo de humildad

Una vez Jesús hizo esta pregunta: Mateo 16:13 ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. Volvió a preguntar ¿Y vosotros, quién decís que soy? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.

¿Cuál testimonio es el que aprobó Jesús? ¿El de la gente? ¿El de sus Discípulos? ¿O el del Padre?

Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.

Por cierto fue el testimonio del Padre el que aprobó Jesús y a Pedro lo llamo bienaventurado o dichoso.

Dichoso es el que no se traga lo que dice la gente y se pregunta en su intimidad ¿Qué dirá el Padre de mí? ¿Estará contento conmigo? ¿Será que le agrado? Sin duda la gente dirá este es el apóstol, el gran profeta, el evangelista internacional, el gran predicador pero el Padre estoy seguro que no dirá ninguna de esas afirmaciones.

La humildad: Lo que el Padre dirá si eres humilde y le agradas:

  • Este es mi hijo amado en quien mi alma se complace
  • Este es mi hijo que hace lo que yo le pido, que nunca hace nada sin preguntarme, que no va detrás de la fama ni el dinero, que va solo donde yo lo mando
  • Este es mi hijo el que nunca me deja a pie, en el que yo puedo confiar una misión y lo hará tal como yo le pido

Para qué queremos títulos puesto por hombres, para que queremos reconocimiento de gente alguna, si lo verdadero es el título que Dios me ponga y el reconocimiento que Dios me dé.

Conclusión

Si en verdad eres humilde realmente eres el más grande porque lo que te engrandece es la humildad, no tu boca ni la boca de ningún terrenal.

Mateo 23:8Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo. El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

© Luis Alberto Arias. Todos los derechos reservados.

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