Bosquejos Bíblicos
Bosquejos Bíblicos Predica de Hoy: El Dios de toda gracia
Bosquejos Bíblicos.. Lectura Bíblilca: 1 Pedro 5:10-11
Introducción
Todos tenemos necesidades particulares. No todos vivimos las mismas situaciones; no todos atravesamos por las mismas circunstancias. A todos no nos afligen las mismas cosas. Para algunos mudarse de su lugar natal es un sueño hecho realidad. Para otros puede ser una pesadilla de la cual despertar.
Eso es porque cada uno de nosotros es distinto. Y por tanto, la gracia que necesitamos para cada una de nuestra situaciones suele variar. Sin embargo, Dios tiene la capacidad de ayudarnos en todas nuestras situaciones.
Dios llama a Pedro el Dios de toda gracia. Dios tiene una multiforme gracia con la cual para ayudarnos y sustentarnos en sea cual sea la dificultad que atravesamos. Es por eso que no debemos pensar que nuestra situación se escapa de las manos de Dios. En lo terrible de la situación que estés padeciendo, Dios tiene la gracia para ayudarte.
Hoy veremos que nuestro Dios es un Dios de toda gracia.
Los receptores de la carta de Pedro estaban padeciendo diversas aflicciones. Estos hermanos habían sido expulsados de su tierra natal, y dispersados por todo el territorio de Asia menor (1:1).
Los ciudadanos de su época los trataban mal. Los acusaban de rebeldes, y malhechores entre las autoridades civiles. Recibían escarnios, y acusados injustamente de muchos crímenes que nunca habían cometido.
Esto llevo a que tuvieran que enfrentar diversas aflicciones. Por un lado, tenían que lidiar con las calumnias de la gente. Tenían que vivir de manera tan ejemplar, que hicieran callar a los calumniadores.
Por otro lado, tenían que resistir la tentación de complacer a sus contemporáneos, volviéndose al estilo de vida que ellos le agradaban. La tentación era muy grande, pues, haciendo eso, su sufrimiento acabaría, pero estarían pecando contra Dios.
Estas dos cosas, entonces, iban a requerir mucha madurez de parte de ellos. Sobriedad, paciencia, fe en Dios, y un gran esfuerzo en vivir en santidad. Y además, tenían que lidiar con las cosas de la iglesia, y con los pecados de los hermanos.
Sencillamente, si estos hermanos se valían por sí mismos, en algún momento iban a tirar la toalla. Necesitaban de la mano de Dios para enfrentar estas cosas. Por eso, vayamos al primer punto.
I. Un Dios fiel.
A. Dios es fiel a su llamamiento en Cristo.
Dios que nos llamó su gloria eterna en Jesucristo. Pedro menciona el llamamiento de Dios en Jesucristo como un fundamento para la fidelidad de Dios.
Este llamamiento ya sido nombrado al principio de la carta. Se refiere al momento en que Dios nos llamó mediante el evangelio y creímos en Cristo. Cuando nacimos de nuevo por la resurrección de Jesucristo (1:3).
Lo que esto quiere decir es que, en virtud del llamamiento de Dios hacia nosotros, ya Dios no va a abandonarnos. Dios no abandonará a ninguno de aquellos que están en Cristo Jesús. El Señor los compró por el alto precio de la sangre de su Hijo Jesucristo. Por tanto, no hará nada más que llenarnos de bendiciones espirituales (1:18).
Pedro repite lo mismo del capítulo 1, pero con otras palabras. En 1:5 ha dicho que somos guardados por el poder de Dios.
Es por eso que, sea cual fuere la situación en que estemos, si estamos en Cristo, Dios está con nosotros.
B. Dios nos llevará a la gloria.
Pero el pasaje va más allá. Porque Pedro dice que este Dios nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo. En el capítulo 1 Pedro ha dicho que tenemos una esperanza viva, una herencia reservada en el cielo (verss. 3-4).
A esa herencia, a esa esperanza, Pedro la llama “la gloria eterna en Jesucristo”. Lo que este quiere decir que Dios no va a descansar hasta que alcancemos esa gloria. Hasta que nuestra esperanza no se haga realidad, y disfrutemos de esta herencia. Dios no abandonará jamás a los suyos.
II. La gracia que necesitamos.
En virtud de lo mencionado anteriormente, el apóstol Pedro comienza a nombrar lo que Dios hará por nosotros para ayudarnos en este mundo.
A. Perfeccionar.
Lo que primero que dice es que Dios va a perfeccionarnos. Esto significa que Dios va a hacer que crezcamos en carácter, y va renovarnos en todo sentido. Cualquier debilidad, cualquier pecado, cualquier falla en nuestra vida práctica Dios va a solucionarlos.
Es cierto que nosotros tenemos el deber de trabajar en nuestro propio crecimiento. Pero este texto deja claro que Dios es el único que puede perfeccionarnos. Sólo mediante su gracia, podemos obtener todas aquellas cosas que necesitamos para crecer.
B. Afirmar.
Esto significa que Dios hará que estemos firmes sobre un fundamento. Es parecido al último verbo: “establecer”. Para la diferencia es que más que referirse al fundamento, se refiere a la firmeza que tendremos sobre este fundamento.
Esto quiere decir que Dios hará que tenemos más arraigados y cada vez más firmes en su Palabra. Dios hará que confiemos más en Él, y estemos más seguros de su verdad.
C. Fortalecer.
Cuando enfrentamos aflicciones nos sentimos débiles. Nuestros ánimos caen, y parecieran que ya no tuviéramos fuerzas para seguir. Pero Dios va a fortalecernos. Él nos dará el ánimo y el poder suficiente para vivir en este mundo de aflicciones siendo fieles a Él.
D. Establecer.
Y este verbo significa que Dios pondrá un fundamento en nuestra vida. Ese fundamento es la palabra de Dios, cuyo centro es Cristo. Ese es nuestro fundamento inamovible. Lo que Dios hará es que entendamos cada vez más su Palabra.
Conclusión
Dios tiene toda la gracia que necesitamos para cada momento y situación de nuestras vidas. El Señor Dios es digno de nuestra completa confianza. Nadie que esté en Cristo se perderá, ni está desamparado.
Es por eso, en nuestro texto podemos terminar como Pedro alabando y adorando el nombre de Dios. ¡Entonemos junto a Él esta gran Doxología!
“A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén” (vers. 11).
© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.