Estudios Bíblicos
Estudios Bíblicos Predica de hoy: ¿Cómo podemos reconciliar las diferencias en las interpretaciones cronológicas con la verdad bíblica?
Estudios Bíblicos Lectura Bíblica: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno” (Salmos 139:23-24)
Introducción
Hermanos y hermanas en Cristo, hoy nos reunimos para explorar un tema crucial: cómo reconciliar las diferencias en las interpretaciones cronológicas con la verdad bíblica. Es vital recordar la importancia de la unidad en la iglesia, como nos enseña Efesios 4:3: “Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.” Vivimos en un mundo lleno de opiniones y creencias diversas.
A veces, incluso dentro de nuestra propia comunidad de fe, encontramos diferencias en cómo se interpreta la Palabra de Dios. Pero recordemos siempre que la Biblia es nuestra fuente definitiva de Verdad Bíblica. Como nos dice el apóstol Pablo: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia” (2 Timoteo 3:16). Mantengamos este versículo en nuestros corazones mientras nos adentramos en este estudio bíblico.
Ahora, abramos nuestros corazones y nuestras Biblias para recibir la sabiduría que Dios tiene para nosotros. Comenzaremos explorando por qué la Palabra de Dios es infalible y cómo podemos confiar en ella como nuestra fuente definitiva de verdad. Luego, consideraremos la importancia del contexto bíblico para entender la Escritura de manera más completa. Finalmente, hablaremos sobre el papel vital de la oración y el discernimiento en nuestra comprensión de la Biblia.
I. La Palabra de Dios es Infalible: La Verdad Bíblica
La Biblia es la verdad, como nos dice Jesús en el libro de Juan: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17). Esto significa que la Biblia no es solo un libro de historias o consejos. Es la Palabra de Dios y todo lo que dice es cierto y confiable. Cuando enfrentamos diferencias en cómo la gente interpreta ciertos eventos o tiempos, como el día en que Jesús murió, la solución es simple: volvamos a la Biblia. Examinemos lo que realmente dice la Escritura, no lo que la gente piensa que dice.
a. ¿Qué significa que la Biblia es la verdad?
Cuando decimos que la Biblia es la verdad, estamos afirmando que es la Palabra de Dios. No es un libro común, sino inspirado por el Espíritu Santo (2 Pedro 1:21). Decir que la Biblia es la verdad significa que podemos confiar en ella. No es como los cuentos o las leyendas. Es un libro que contiene hechos reales y enseñanzas divinas que nos guían en la vida.
La verdad de la Biblia es eterna. Lo que era verdad hace miles de años sigue siendo verdad hoy (Mateo 24:35). La Biblia es completa. No necesita ser añadida ni modificada. Apocalipsis 22:18 nos advierte sobre añadir o quitar palabras de la Biblia. Es perfecta tal como está. La verdad de la Biblia es universal. No es solo para un grupo de personas o una cultura. Es para todos (Marcos 16:15). La Biblia es práctica. Su verdad se aplica a nuestras vidas diarias. Nos enseña cómo vivir, cómo amar y cómo servir a Dios (Santiago 1:22).
La verdad de la Biblia es liberadora. Jesús dijo, “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). Nos libera del pecado y de la confusión. La Biblia es la base para discernir lo bueno de lo malo. Nos ayuda a tomar decisiones correctas y a evitar el error (Salmos 119:105). Puede cambiar vidas, sanar corazones y traer esperanza donde hay desesperación (Hebreos 4:12).
Finalmente, la Biblia es la verdad porque es la revelación de Dios mismo. Nos muestra quién es Dios, qué ha hecho y qué planea hacer (Juan 1:1). Al entender todo esto, podemos ver por qué es tan importante volver a la Biblia cuando hay diferencias en la interpretación. Es nuestra fuente definitiva de verdad. Amen.
b. ¿Por qué es importante volver a la Biblia?
Volver a la Biblia es crucial porque es nuestra fuente principal de verdad. Si queremos conocer la voluntad de Dios, la encontramos en su Palabra (Salmo 119:11).
i. La Biblia como Fuente de Verdad
Volver a la Biblia es crucial porque es nuestra fuente principal de verdad. Si queremos conocer la voluntad de Dios, la encontramos en su Palabra (Juan 5:39). La Biblia es el fundamento de nuestra fe. Si hay dudas o confusión, la Escritura nos da claridad (Romanos 10:17).
ii. Cómo la Biblia nos Protege del Error
Volver a la Biblia nos protege del error. Hay muchas ideas y enseñanzas en el mundo. La Biblia es nuestro estándar para juzgar si algo es verdadero o falso (1 Juan 4:1). La Biblia es una guía en tiempos difíciles. Cuando enfrentamos problemas, la Palabra de Dios nos da consuelo y dirección (Mateo 11:28).
II. Entender el Contexto
El contexto es clave para entender cualquier texto, y la Biblia no es una excepción (Isaías 28:10). Cuando leemos un pasaje, debemos considerar la cultura y el tiempo en que fue escrito. Esto nos ayuda a entender mejor lo que Dios quiere decirnos.
Por ejemplo, las costumbres judías del tiempo de Jesús pueden aclarar aspectos de su ministerio. Entender el significado de la Pascua judía puede enriquecer nuestra comprensión de la última cena. “Examina todo; retened lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:21) nos dice que debemos ser críticos y discernir lo que es verdadero y bueno. No todo lo que se enseña en el nombre de la religión es correcto.
Algunas tradiciones humanas pueden ser útiles para entender la Biblia. Pero siempre debemos preguntarnos: ¿Esta tradición se alinea con la Escritura? Si no es así, debemos dejarla de lado. La Biblia misma nos da ejemplos de cómo el contexto puede cambiar la interpretación. Los apóstoles usaban las Escrituras del Antiguo Testamento para explicar los eventos del Nuevo Testamento. Pero cuidado, el contexto no debe usarse para torcer la Escritura. Pedro advierte contra esto en 2 Pedro 3:16, diciendo que algunas personas tergiversan las Escrituras para su propia perdición.
Entender el contexto también significa considerar el género literario. No leemos una parábola de la misma manera que leemos una ley. Cada género tiene sus propias reglas para la interpretación. La Biblia fue escrita en diferentes idiomas: hebreo, arameo y griego. A veces, conocer el significado original de una palabra puede aclarar un pasaje que parece confuso. Siempre debemos orar por discernimiento cuando estudiamos la Biblia. Santiago 1:5 nos anima a pedir sabiduría a Dios, quien da a todos abundantemente.
En resumen, el contexto es una herramienta vital para entender la Biblia correctamente. Nos ayuda a discernir la verdad de Dios y a aplicarla en nuestras vidas de manera efectiva. Entender el contexto es un paso crucial para reconciliar diferencias en la interpretación y para vivir según la verdad bíblica.
a. ¿Cómo podemos entender el contexto bíblico?
Primero, es útil conocer la historia del tiempo en que se escribió la Biblia. Esto nos ayuda a entender las costumbres y las ideas de la gente de ese tiempo (Juan 5:39). Segundo, debemos leer la Biblia en su totalidad. Al hacerlo, vemos cómo se conectan las diferentes partes (Salmos 119:160). Tercero, es bueno usar herramientas de estudio. Diccionarios bíblicos y comentarios pueden ofrecer más detalles sobre el contexto (Proverbios 18:15).
Cuarto, considera a quién se dirige el texto. Las cartas de Pablo, por ejemplo, fueron escritas a iglesias específicas con problemas específicos (Romanos 15:4). Quinto, observa el género literario. Los Salmos son poesía y deben leerse de manera diferente que un libro histórico como Reyes (Hechos 8:30). Sexto, presta atención a las palabras clave y frases que se repiten. Esto puede darte pistas sobre el tema principal del texto (Colosenses 3:16). Séptimo, consulta con otros creyentes. A veces, Dios usa a la comunidad para ayudarnos a entender su Palabra (Proverbios 27:17).
Octavo, siempre ora antes de leer la Biblia. Pide a Dios que te dé entendimiento y sabiduría (Santiago 1:5). Noveno, no ignores las partes difíciles. Si algo no tiene sentido, investiga más y busca entenderlo (Proverbios 25:2). Décimo, practica lo que aprendes. El mejor modo de entender la Biblia es vivirla (Santiago 1:22). Entender el contexto bíblico es esencial para aplicar la Palabra de Dios en nuestra vida de manera correcta.
b. ¿Qué tradiciones debemos examinar?
Primero, examinemos las tradiciones de la iglesia. Algunas pueden ser útiles, pero deben estar en línea con la Biblia (1 Tesalonicenses 5:21). Segundo, las tradiciones familiares también merecen atención. A veces, las familias tienen costumbres que no se alinean con la Escritura (Lucas 14:26). Tercero, las festividades religiosas. Preguntémonos si celebraciones como la Navidad o la Semana Santa se celebran de una manera que honra a Dios (Jeremías 10:2).
Cuarto, las prácticas de adoración. ¿Nuestros métodos de adoración son bíblicos o son tradiciones humanas? (Juan 4:24). Quinto, los rituales y sacramentos. Como el bautismo y la Santa Cena, deben hacerse según las Escrituras (1 Corintios 11:23). Sexto, las enseñanzas y doctrinas. Asegurémonos de que lo que creemos está basado en la Biblia, no en opiniones humanas (Colosenses 2:8). Séptimo, las tradiciones culturales. Cada cultura tiene sus propias costumbres, pero deben examinarse a la luz de la Biblia (Romanos 12:2).
Octavo, las prácticas de oración. Algunas tradiciones enseñan maneras específicas de orar, pero ¿son bíblicas? (Mateo 6:7). Noveno, la forma de vestir y la modestia. Algunas tradiciones tienen reglas estrictas sobre esto (1 Pedro 3:3-4). Décimo, las tradiciones sobre el papel de hombres y mujeres en la iglesia y en el hogar (1 Timoteo 2:8-9).
Al examinar estas tradiciones, podemos discernir cuáles son bíblicas y cuáles no. Esto nos ayuda a vivir de una manera que agrada a Dios.
III. Oración y Discernimiento (Proverbios 11:14)
La oración es nuestra línea directa con Dios. Cuando tenemos dudas o confusión, podemos ir a Él en oración. “Orad sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17) nos recuerda que siempre debemos buscar a Dios. La sabiduría es un regalo de Dios. Si no entendemos algo en la Biblia, podemos pedirle sabiduría (Santiago 1:5).
El discernimiento es la habilidad de entender y juzgar bien. Es un don del Espíritu Santo. “Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia” (Gálatas 5:22), y el discernimiento es parte de este fruto. La oración nos da paz. Cuando estamos confundidos, la oración nos calma y nos ayuda a enfocarnos (Filipenses 4:7). A través de la oración, Dios puede revelarnos la verdad. Él puede mostrarnos qué versículos estudiar o qué preguntas hacer (Juan 16:13).
No estamos solos en nuestro viaje para entender la Biblia. Podemos pedir a otros creyentes que oren con nosotros (Mateo 18:20). La oración también nos protege del error. Al orar, invitamos a Dios a ser parte de nuestro estudio bíblico (Efesios 6:11). El discernimiento nos ayuda a aplicar la Biblia a nuestras vidas. Nos muestra cómo vivir de acuerdo con la Palabra de Dios (Santiago 1:25). La oración y el discernimiento van de la mano. Al orar, pedimos discernimiento; y con discernimiento, sabemos cómo orar mejor (Efesios 6:18).
Finalmente, la oración y el discernimiento nos acercan a Dios. Nos ayudan a conocerlo mejor y a entender su voluntad para nuestras vidas (Juan 17:3). La oración y el discernimiento son herramientas poderosas que Dios nos ha dado para entender su Palabra y vivir según su voluntad.
a. ¿Cómo te ayuda la oración a entender la Biblia?
La oración abre nuestro corazón a la guía de Dios. Antes de leer la Biblia, podemos pedirle a Dios que nos muestre lo que necesita que veamos (Salmos 119:18). La oración nos da humildad. Reconocemos que necesitamos la ayuda de Dios para entender su Palabra (Santiago 4:6).
La oración nos da claridad mental. Nos ayuda a concentrarnos en lo que estamos leyendo y a entenderlo mejor (Filipenses 4:7). Al invitar a Dios a nuestro estudio, evitamos malas interpretaciones (Salmos 119:29). Si algo en la Biblia nos confunde, podemos pedirle a Dios que nos dé entendimiento (Santiago 1:5). La oración nos ayuda a aplicar lo que leemos. Podemos pedirle a Dios que nos muestre cómo vivir según su Palabra (Santiago 1:22). Al comunicarnos con Él, crecemos en nuestro conocimiento de quién es Él (Juan 17:3).
La oración nos da paciencia. A veces, entender la Biblia lleva tiempo. La oración nos ayuda a esperar en Dios para recibir revelación (Isaías 40:31). Al entender la Biblia, nos damos cuenta de las maravillas de Dios y le agradecemos (Salmos 100:4). Finalmente, la oración nos llena de esperanza. A medida que entendemos las promesas de Dios en la Biblia, nuestra fe se fortalece (Hebreos 11:1). La oración es una herramienta poderosa que Dios nos ha dado para entender su Palabra. Nos acerca a Él y nos ayuda a vivir según su voluntad.
b. ¿Qué es el discernimiento y cómo lo practicas?
El discernimiento es la habilidad para juzgar bien entre lo verdadero y lo falso, lo bueno y lo malo (Filipenses 1:9).
Ejemplo Práctico 1
Imaginemos que escuchamos una enseñanza que suena muy espiritual y positiva, pero algo en nuestro espíritu nos hace sentir incómodos. Aquí, el discernimiento nos llevaría a comparar esta enseñanza con la Palabra de Dios para ver si se alinea con la verdad bíblica.
Practicamos el discernimiento al estudiar la Biblia. La Palabra de Dios es nuestra guía para saber qué es correcto (Salmos 119:105).
Ejemplo Práctico 2
Supongamos que alguien nos ofrece un consejo sobre una decisión importante que tenemos que tomar. En lugar de aceptar el consejo sin cuestionarlo, recurrimos a las Escrituras para confirmar si este consejo está en línea con los principios bíblicos.
La oración es clave para el discernimiento. Pedimos a Dios que nos dé sabiduría y entendimiento. El discernimiento también viene de escuchar al Espíritu Santo. Él nos guía en toda verdad (Juan 14:26).
Ejemplo Práctico 3
Antes de tomar una decisión importante, pasamos tiempo en oración, pidiendo a Dios que nos guíe. Buscamos señales del Espíritu Santo y confirmaciones en la Biblia para asegurarnos de que estamos en el camino correcto. Escuchar a otros creyentes también nos ayuda. A veces, Dios usa a otras personas para mostrarnos algo que no habíamos visto (Proverbios 27:17).
El discernimiento se practica al evitar lo malo. Cuando reconocemos algo que no es de Dios, lo evitamos (1 Tesalonicenses 5:22). Ser obedientes a Dios mejora nuestro discernimiento. Cuanto más obedecemos, más claro vemos lo que es correcto (Juan 7:17). El discernimiento se fortalece con la práctica. Cuanto más lo usamos, mejor se vuelve (Hebreos 5:14). El discernimiento también implica conocer nuestras propias debilidades y tentaciones. “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades” (Hebreos 4:15).
Finalmente, el discernimiento es una forma de adorar a Dios. Al elegir lo que es bueno y verdadero, honramos a Dios (Romanos 12:1). El discernimiento es una herramienta vital en nuestra caminata con Dios. Nos ayuda a vivir de una manera que le agrada y nos protege del error.
Conclusión
Hermanos y hermanas, hemos recorrido un camino largo hoy, explorando la infalibilidad de la Palabra de Dios, la importancia del contexto y el papel vital de la oración y el discernimiento en nuestra vida espiritual. No olvidemos que la Biblia es nuestra fuente definitiva de verdad, y en ella encontramos la voluntad de Dios para nuestras vidas.
Ahora es el momento de actuar. No basta con escuchar la Palabra; debemos vivirla. Les insto a que tomen tiempo cada día para estudiar la Biblia. Oren antes y después de su estudio. Pidan a Dios discernimiento para entender su Palabra y la valentía para vivirla. Compartan lo que aprendan con sus vecinos, amigos y familiares. La fe se fortalece cuando se comparte.
Oración Final
Cerremos con una oración.
Padre celestial, te damos gracias por tu Palabra, que es una lámpara a nuestros pies y una luz en nuestro camino. Te pedimos sabiduría y discernimiento para entenderla y aplicarla en nuestras vidas. Ayúdanos a ser hacedores de tu Palabra, no solo oidores. Llena nuestros corazones con el deseo de conocerte más y de vivir según tu voluntad. En el nombre poderoso de Jesucristo, amén.
Que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús. Vayan en paz y sirvan al Señor. Amén.
Hasta que nos volvamos a encontrar, que Dios les bendiga abundantemente. Amen.
© José M. Vallín. Todos los derechos reservados.