Vida eterna y salvación

Estudios Bíblicos

Estudios Bíblicos Predica de Hoy: Vida eterna y salvación

Estudio Bíblico Lectura Bíblica: Juan 3:16

Propósito: Aprender acerca de la verdad bíblica con respecto a la vida eterna y la salvación de manera sencilla para poder compartir el plan de Dios con cualquier persona.

I. ¿QUÉ SIGNIFICA VIDA ETERNA?

¿Qué viene a tu mente cuando escuchas “Vida eterna”? ¿Sabes exactamente qué significa esto de Vida eterna? ¿Sabes lo que realmente dice la Biblia acerca de la Vida eterna?

Vida eterna es la regeneración de la comunión con Dios. Según la Palabra, debido al pecado, pasamos a ser enemigos de Dios y la relación se rompió por la desobediencia, es lo que se conoce como “muertos en nuestros delitos y pecados” (Efesios 2:1), totalmente alejados de Dios.

Pero Dios mismo, por su gran amor a la humanidad, diseñó un Plan maravilloso para que se diera la reconciliación: Somos regenerados a un nuevo estado espiritual por el sacrificio de Jesús que consistió en clavar en la cruz el pecado de la humanidad, venciendo la muerte y abriendo un nuevo camino hacia la comunión con Dios.

Vida Eterna es conocer a Dios

“…Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado…” (Juan 17:3). Es conocer a Dios, por medio de la comunión a través de Su Hijo. Cristo es la mayor revelación de amor del Padre, por eso solamente conoceremos a Dios por medio de Jesucristo. Esto se logra porque al creer, es depositado en nosotros la capacidad para relacionarnos plenamente con Dios.

Vida eterna es salvación eterna: “…El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios…” (Juan 3:18); “…Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos…” (Juan 10:9)

La humanidad ya está alejada de Dios, o sea ya está condenada a una eternidad sin Dios, pero afirma la Biblia que al creer en Jesucristo seremos salvos de esa condenación.

II. ¿CÓMO SE OBTIENE LA VIDA ETERNA?

Leamos Juan 3:16, 36; 6:47

“…Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna…”

“…El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él…”

“…De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna…”

La Biblia nos enseña que la base para la Vida eterna es creer en el Hijo de Dios: Analiza por un momento: ¿Crees que si hubiese habido otro modo de salvación para obtener la Vida eterna Dios no lo hubiese dicho? Es tan sencillo y a la vez tan tergiversado. La Vida eterna sólo se obtiene por creer en el plan diseñado por Dios, creer que Jesucristo es el dador de esa Vida y que creyendo en Él de corazón seremos salvos. No es la religión, no es ningún otro camino que quiera marcarnos persona o grupo alguno, es el Camino que Dios dispuso.

Es por fe y es gratuita: “…Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe…” (Efesios 2:8-9). No necesitamos hacer más nada ni añadir más nada a la obra salvadora que Dios diseñó, solamente creer. Además es un regalo de Dios. La salvación no se gana ni se compra, es un regalo: don de Dios.

III. EL PLAN DE DIOS ES ÚNICO: VIDA ETERNA Y SALVACIÓN POR MEDIO DE JESUCRISTO

En ningún otro hay salvación: “…Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos…” (Hechos 4:12)

Cuántas religiones, filosofías, mensajes, doctrinas y enseñanzas existen hoy en nuestro mundo. Quizá uno de los temas más abordados han sido los temas espirituales y cada corriente ha sacado su propia doctrina. Pero la Biblia, la Palabra de Dios es muy clara y nos enseña que no existe ningún otro modo para ser salvos, para obtener la vida eterna: Sólo es Jesucristo el Camino diseñado por el Padre.

Único camino al Padre: “…Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí…” (Juan 14:6)

Jesús mismo lo afirmó: Yo soy el único Camino para llegar a Dios Padre. Nadie puede acercarse a Dios sino sólo a través de mí.

Desde que el hombre desobedeció a Dios y fue apartado de su comunión con Dios, ya Él diseñó el plan y hoy está al alcance de toda persona que simplemente diga: “Yo me apego al plan de Dios, he entendido que así como Dios dice así es y lo acepto y creo”. Sin embargo, no ha sido fácil porque por un lado el hombre ha tratado de diseñar otros “modos” de llegar a Dios y por otra parte el hombre ha creído saber más que Dios y aún sigue cuestionando su plan y pensando: “Yo creo que no es así”.

Es tan sencillo: Sólo es creer que es por el plan de Dios, no por lo que yo pienso o por lo que tradicionalmente me han enseñado.

IV. EL PLAN DE DIOS ME HACE FAMILIA DE DIOS: VIDA ETERNA

“…Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios…” (Juan 1:12)

“…Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios…” (1 Juan 3:1)

Cuando decido creer en el plan de Dios y recibir a Jesucristo como el verdadero camino al Padre, Dios me da el privilegio de pasar a ser su hijo. Ser hijo de Dios no se obtiene de otra manera, es sólo recibiendo a Jesucristo como mi Salvador.

Muchas personas creen que todos los seres humanos somos hijos de Dios por el hecho de ser su creación, pero la Biblia nos enseña que todos somos su creación pero pasamos a ser hijos sólo cuando recibimos a Cristo en nuestro corazón.

Ser Sus hijos me permite muchas más bendiciones:

Soy participante de la naturaleza divina: Ser hijos de Dios me hace partícipe de su naturaleza divina (2 Pedro 1:4), esta naturaleza divina nos capacita para actuar conforme a Su voluntad viviendo una vida cónsona a sus mandatos. Esta naturaleza divina me hace producir buenas obras (Efesios 2:10).

Me hace tener una herencia que viene de Dios: El plan de Dios es tan especial que dice la Palabra que por amarnos tanto nos ha permitido ser sus hijos, y como hijos nos hace herederos de todo lo que Cristo ha heredado (Romanos 8:17).

Tengo asegurada mi morada celestial

“…No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis…” (Juan 14:1-3). Como hijo de Dios tengo la promesa que viviré eternamente en un lugar que Jesús está preparando para mi, para permanecer a su lado porque de seguro un día vendrá a buscarme para disfrutar por la eternidad de la bendición de ser familia de Dios.

V. EL ARREPENTIMIENTO ES LA BASE PARA LA SALVACIÓN Y LA VIDA ETERNA

Cuando Jesús estuvo en la tierra siempre predicó un Evangelio que inició con la palabra Arrepentimiento, su mensaje desde sus inicios fue: “…Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado…” (Mateo 4:17), de igual manera los apóstoles mantuvieron el mismo mensaje: “…Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio…” (Hechos 3:19). Por donde sea el mensaje de Dios parte desde el arrepentimiento. Analicemos la fórmula que Dios nos da en Hechos 3:19.

Arrepentimiento = Pecados borrados = Tiempos de refrigerio

Arrepentimiento hace que los pecados sean borrados y esto a su vez trae tiempos de refrigerio.

¿De qué voy arrepentirme?

Ya hemos estudiado que por causa del pecado estamos en enemistad con Dios, o sea estamos alejados de su presencia, y justamente lo que nos ha alejado son nuestras rebeliones, nuestras desobediencias o pecados. Por tanto debo arrepentirme de mis pecados y reconocer que estoy alejado de Dios y que por tanto reconociendo mi incapacidad para acercarme a Él mediante mis propios méritos o mis propias obras, acepto la Salvación brindada por Él.

¿Qué es pecado?

Incumplir la ley de Dios: “…El pecado es infracción de la ley…” (1 Juan 3:4), pero ¿Cuál ley? Pues la ley de Dios, en tal sentido todos hemos pecado porque por lo menos en algún punto hemos infringido sus mandamientos, así lo asegura 1 Juan 1:10 “…Si decimos que no hemos PECADO, le hacemos a él mentiroso…”

Dejar de hacer lo bueno: “…Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado…” (Santiago 4:17). Cuando podemos actuar con bondad y no lo hacemos también infringimos la ley de Dios.

Dios jamás desprecia un corazón arrepentido

“…El sacrificio que te agrada es un espíritu quebrantado; tú, oh Dios, no desprecias al corazón quebrantado y arrepentido…” (Salmos 51:17). Por decirlo de otra manera “Dios no puede resistir su amor ante un corazón lleno de arrepentimiento”. Y en realidad ante tanto amor, tanta perfección, tanta gracia, tantas bendiciones… cómo puedo seguir lleno de soberbia o creyendo que yo me las sé todas. Sólo un corazón lleno de orgullo puede despreciar algo tan grande como lo es el amor de Dios y Dios no tolera a los soberbios y orgullosos.

Nuestro Dios desborda amor y nos atrae con ese amor “…En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados…” (1 Juan 4:10).

Reflexiona: ¿Cómo puedo yo en mi humanidad y pequeñez delante de Dios, despreciar su plan maravilloso donde Él dio todo por amor y yo sólo debo creer en humildad? Sinceramente es una posición netamente ilógica: Dios te brinda un regalo tan grande, que te va a durar la vida eterna y tú tienes dos alternativas: recibirlo o rechazarlo.

Dios nos pide acercarnos a Él con una sola condición, un corazón humilde y arrepentido, esta es la base para restablecer la comunión con Él. Así como sucede con toda relación humana donde ocurre una reconciliación y donde se parte del arrepentimiento, asimismo es nuestra relación con Dios, parte del arrepentimiento para iniciar el proceso de reconciliación.

VI. SEGURIDAD DE LA SALVACIÓN

Si hay algo que todas las personas tenemos seguro es que moriremos, la muerte fue establecida por Dios como consecuencia del pecado: “…y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio…” (Hebreos 9:29), sin embargo, casi nadie se prepara para este hecho tan seguro, cuando la Palabra nos exhorta a que nuestra verdadera preocupación debe ser esta: sembrar para la eternidad (Mateo 6:19-20; Mateo 6:33).

¿Cómo puedo estar seguro que soy aceptado por Dios?

Es importante estar seguros en las promesas de Dios, no vivir en incertidumbre o duda, sino entender el plan de Dios es totalmente confiable y seguro, por varias razones:

“…Y al que a mí viene, no le echo fuera…” (Juan 6:37): Dios nos ratifica en Su Palabra que si le buscamos de corazón jamás nos rechazará.

“…Dios no es hombre, para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?..” (Números 23:19): Dios no es como nosotros que podemos mentir o arrepentirnos de nuestros compromisos. Él es completamente fiel a Su Palabra.

“…Y en ningún otro hay Salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos…” (Hechos 4:12): Si yo recibo el plan diseñado por Dios y me apego a él creyendo, pues soy salvo, porque es el único modo, no hay otro.

“…No queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedanal arrepentimiento…” (2 Pedro 3:9): Dios quiere que todos nos arrepintamos y alcancemos salvación, no es su deseo que nadie se pierda. Así que, todo el que se arrepienta pasa a ser aceptado por Dios.

“…Todas las promesas que ha hecho Dios son «sí» en Cristo. Así que por medio de Cristo respondemos «amén» para la gloria de Dios…” (2 Corintios 1:20): La Biblia promete que todo podrá pasar pero la Palabra de Dios permanecerá para siempre, así que tengamos seguridad que si Él prometió, así Él lo hará.

“…Cuyos nombres están en el libro de la vida…” “…No entrará en ella (La Nueva Jerusalén)… sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero…” (Apocalipsis 21:27): Existe un Libro donde está registrado mi nombre como garantía que tengo una nueva partida de nacimiento para vivir en el Reino Celestial.

El Espíritu de Dios viene a morar en mi

El Espíritu mora en nosotros: “…¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?..” (1 Corintios 3:16). Nosotros somos ahora el templo donde habita Dios, Su Espíritu ha pasado a vivir en nuestros corazones.

Dios nos ha dado un anticipo de su promesa: Las arras de nuestra herencia. “…En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria…” (Efesios 1:13-14). Dios nos ha dado al Espíritu Santo como la marca que nos sella e identifica como propiedad suya, el Espíritu es la garantía de sus promesas.

El Espíritu nos da testimonio de la Salvación: “…El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo…” (Romanos 8:16). El mismo Espíritu de Dios nos hace sentir la seguridad de que somos hijos de Dios, de que tenemos nueva vida y que le pertenecemos a Él. Este testimonio en nosotros nos hace buscarle más y agradarle mediante la obediencia a Su Palabra.

CONCLUSIÓN

Si en algo debemos pensar es en la vida eterna, en el lugar donde pasaremos la eternidad y en tal sentido no basar nuestras convicciones en tradiciones, religiones o simples pareceres personales o culturales. La vida eterna no es algo insignificante, no es cosa de juego, es una realidad que más tarde o más temprano todos vamos a enfrentar.

Podemos estar completamente seguros de que la Palabra de Dios es verdadera, siempre Él ha cumplido lo que promete, es imposible para Dios mentir. Su plan es único y verdadero, a nosotros sólo nos corresponde apegarnos a su maravilloso plan y así tendremos segura nuestra morada eterna a su lado. Nuestra fe no es una fe ciega, es la fe en un Dios que es fiel y verdadero, que nunca falla y que su Palabra permanece para siempre.

© Predicas Biblicas. Todos los derechos reservados.

Predicasbiblicas.com … Estudios Bíblicos

author avatar
Predicas Biblicas
Predicas Biblicas un central de sermones cristianos dedicado a evangelizar a las naciones a través de predicas cristianas, estudios biblicos, y mensajes cristianos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio