¿Qué es el Evangelio de Jesucristo?

Esos dos grandes eventos actúan como dos portalibros que encierran todo el mensaje del evangelio.

No podemos olvidar que la palabra evangelio, en su sentido original, supone un mensaje de buenas nuevas, buenas noticias, que produce gozo y que tenía un sentido de victoria, según las mejores fuentes del léxico griego.

Veamos, entonces, la muerte de Cristo, y hagámonos la pregunta: ¿De qué manera la muerte del Hijo de Dios, la segunda persona de la Trinidad, resulta en buenas nuevas para mí?

EL EVANGELIO DE JESUCRISTO – LAS BUENAS NOTICIAS DE LA MUERTE DE JESÚS

Hasta la venida de Cristo, la gran mayoría del pueblo hebreo había entendido que la forma de obtener salvación era vía el cumplimiento de las obras de la ley.

Por cientos de años, el judío había vivido tratando, infructuosamente, de cumplir esa ley para sentir su alma apaciguada y su culpa removida, sin poder lograrlo. Esta era la mala noticia para el hombre, que después de cientos de años, y de millones de personas tratar de complacer a Dios, aún no habían podido lograrlo.

Romanos 3:20-26 nos da una idea de cómo el mensaje de Cristo comienza a cambiar esa realidad, resultando en una buena noticia. El vers. 21 nos dice que “…ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios ha sido manifestada, atestiguada por la ley y los profetas”. ¿Por qué ahora y no antes?

Ahora que Cristo ha venido, algo distinto ha ocurrido. La palabra ahí traducida como justicia implica, entre otras cosas, un estatus delante de Dios, alcanzado después de haber sido declarado justo, sin serlo, simplemente porque el juez me ha declarado sin culpa. Al mismo tiempo, la palabra justicia tiene que ver con la rectitud moral y perfecta de Dios.

Esa revelación no vino por medio de la ley, sino por medio de la persona de Jesucristo, y eso es lo que este mensaje del evangelio proclama. Que esa rectitud moral perfecta, necesaria para entrar al reino de los cielos, y que no estaba disponible, o que no era alcanzable por medio de la ley, es ahora alcanzable, aparte de la ley, a través de la persona de Jesús.

El evangelio de Jesucristo – La santidad

Para entrar al reino de los cielos, Dios requiere una santidad perfecta, absoluta, la cual el hombre jamás podría obtener por sus propios esfuerzos, ya que aún sus mejores obras son como trapos de inmundicia (Isaías 64:6)

Ahora el hombre puede alcanzar la justicia (santidad absoluta) de Dios, no a través de su propio esfuerzo, ni a través de las obras de la ley, sino a través de la fe puesta en Jesucristo.

De tal forma que el evangelio me brinda esperanza y una esperanza que no depende de mí y de mi obrar, sino de la obra del mismo Dios en la persona de Su Hijo, para mi beneficio. La realidad es que nuestras obras finitas y manchadas continuamente por el pecado, jamás pueden satisfacer la justicia divina de Dios.

De tal forma que las buenas nuevas del mensaje de Dios tienen que ver en gran medida con la forma como nosotros hemos sido justificados ante Dios de una manera gratuita… por la gracia de Dios dada a nosotros en la persona de Jesús. Jesús tomó mis pecados y me dio su santidad perfecta que me permite entrar a la presencia de Dios.

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Dr. Miguel Núñez

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