El diezmo

2) Había otro 10% dedicado a lo que era la manutención del Templo; los gastos en que se incurría.

3) Un último 10% era recogido cada tercer año, y era dedicado precisamente a la manutención de los pobres, de la viudas y de los huérfanos, como leemos en Deuteronomio 26:12: “Cuando acabes de diezmar todo el diezmo de tus frutos en el año tercero, el año del diezmo, darás también al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda; y comerán en tus aldeas, y se saciarán.” Para mayor información ver Levítico 27 , Números 18 y Deuteronomio 12, 14 y 26.

El diezmo y el Nuevo Testamento

Como ya dijimos, este sistema de impuestos o gravamen de esta manera no es parte del Nuevo Testamento. Sin embargo, creemos que de la misma manera que guardar el sábado no es parte del Nuevo Testamento, pero guardamos el domingo en sustitución.

Creemos igualmente que el diezmar la décima parte de nuestros ingresos para la causa de Dios es un sustituto a lo que fue el sistema tributario del Antiguo Testamento. El principio espiritual aún permanece presente con nosotros, como seguiremos explicando.

En el Nuevo Testamento vemos cómo Cristo en una ocasión, redarguyendo a los fariseos, les dice lo siguiente: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque pagáis el diezmo de la menta, del eneldo y del comino, y habéis descuidado los preceptos de más peso de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad; y éstas son las cosas que debíais haber hecho, sin descuidar aquéllas” (Mateo 23:23).

En este pasaje Cristo afirma que ellos debieron haber mantenido su diezmo, mientras practicaban la misericordia y la justicia. Aunque este verso no es un mandato dentro de lo que son las ordenanzas para los cristianos durante esta era de la gracia, si nos dice que Cristo mantenía su mente pendiente de aquellas cosas que tenían todavía un principio espiritual detrás.

Si en el Antiguo Testamento Dios estableció un sistema que requería el pago de hasta un 23% de los ingresos de las personas, no entendemos cómo individuos que viven ahora bajo la gracia en el Nuevo Testamento quisieran hacer mucho menos, cuando Dios nos ha dado mucho más. Obviamente con esto no queremos decir que el cristiano está obligado a pagar un 23% de sus ingresos a Dios.

El diezmo – Una décima parte de los ingresos del cristiano

Pero si entendemos que una décima parte de los ingresos del cristiano debieran ser destinados a la obra de Dios, que es consistente no solamente con enseñanzas del Antiguo Testamento sino con enseñanzas del Nuevo Testamento, que nos habla de que todo lo que tenemos es de Dios.

Viéndolo de otra manera, bajo las directrices del Nuevo Testamento nosotros debiéramos estar dándole a Dios el 100% de lo que tenemos, y que sea Dios que nos devuelva el por ciento que Él considere necesario.

Interesantemente, Abraham pagó el diezmo a Melquisedec (Génesis 14:20) antes que la Ley de Moisés se instituyera, mostrando que es la disposición del corazón que nos mueve a dar, y no una ley.

Aún más; el diezmo era dado en el Antiguo Testamento para sustentar a los levitas; al templo y para ayudar a los necesitados. Ninguna de esas cosas han desaparecido hoy.

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Dr. Miguel Núñez

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