El pan del cielo…milagros, prodigio y señales.

Estudios Biblicos… Predicaciones Cristianas

“…Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás….Juan 6:35

Alguien afirmó una vez: “para el que cree un milagro no es necesario; y para quien no cree, un milagro no es suficiente”. Esto es una verdad casi absoluta en toda la raza humana en relación a las intervenciones Divinas o sobrenaturales, pero que fue muy evidente en medio del pueblo israelita, quienes por el espacio de 40 años presenciaron un sin número de ellos; entre estos milagros sobresale en grado de espectacularidad el haber recibido el pueblo El Maná o Pan del Cielo.

Ante la realidad absoluta del Ser Divino, con todo el poder para ejecutar todo cuanto su voluntad quiera o crea conveniente en razón de sus propósitos, el mayor de todos sus hechos, si nos damos por entendidos es, el tener una creación que se rige por leyes inexorables casi inmutables sin las cuales no podríamos existir y/o mantenernos cuerdos. ¿Quién pudiera convivir con un universo cambiante? En este sentido, una leve variación del orden de las cosas por parte de un ser sobrenatural produce caos o asombro. Cuando hay intervenciones de algún tipo de estos seres entonces hablamos de hechos sobrenaturales y los hay de tres tipos: prodigios, señales y milagros.

Un prodigio es aquel que es ejecutado por algún profeta, como Josué cuando detuvo el sol y la luna (aunque él realmente no lo detuvo sino Dios), o de Jesucristo que caminó sobre las aguas.

Una señal es la que se le muestra al hombre como prueba de la autenticidad de la presencia o anuencia de Dios en un asunto cualquiera. El ejemplo obligado lo encontramos en Moisés cuando delante de Faraón y el pueblo de Israel tenía la facultad de convertir su vara en culebra, transformar su mano en leprosa o convertir el agua en sangre. Estos fueron de señales para el pueblo hebreo y prodigios para la corte de Faraón. Un milagro es al mismo tiempo una señal y prodigio que se da más allá de toda duda por intervención Divina porque es ejecutado por Dios con el propósito de realizar una obra de misericordia o gracia en favor de las personas.

Los ángeles caídos no pueden hacer milagros, simplemente los imitan y la escritura llama a éstos, milagros engañosos puesto que no son verdaderos.

Vale la pena detenernos un poco a considerar algunas de las intervenciones sobrenaturales que mencionamos ya. En el caso de Josué, mucho se especula sobre este prodigio, hasta existió un escrito que mencionaba que desde la Nasa se pudo de alguna manera comprobar la ausencia de un día faltante en el tiempo o mejor dicho casi un día, por lo cual recurren a los diez grados o minutos de Isaías para completar lo del día perdido. Esto no fue más que mera especulación ya que no se pudo comprobar que tal experimento se haya hecho y ante la ausencia de credibilidad estamos expuesto al engaño (hay que tener mucho cuidado al darle crédito y corrida a relatos no confiables). No tenemos por qué ayudar a la fe de las personas falsificando o mintiendo sobre cosas que no pasaron o no fuimos testigos presenciales de ella.

Lo de Josué es una de las intervenciones más asombrosas de Dios que demuestra el extraordinario poder suyo y de su grandeza por haber atendido Jehová a la voz de un hombre cuando dijo: “Sol, detente en Gabaón; Y tú, luna, en el valle de Ajalón. Y el sol se detuvo y la luna se paró.Josué 10:12-13.

Sin dudar de este prodigio pues lo creemos totalmente, únicamente entendemos que como hoy en día sabemos que aunque la biblia habla en sentido poético de que el sol sale y se oculta, y que todo se debe al efecto que se genera cuando la tierra se mueve sobre su propio eje pero que lo percibimos así. De igual manera es posible creer que el sol no se detuvo ni tampoco la tierra, sino que Dios con su Todopoderoso brazo, la pudo haber hecho girar para que la perpendicularidad de los rayos del sol irradiaran un largo día sobre Canaán, como sucede por ejemplo en los polos terráqueos; y luego volvió a colocar el eje de la tierra en la inclinación necesaria para que se de las cuatro estaciones como está hoy en día, claro, esto es solo una teoría de lo que el Creador pudo haber realizado.

Comentaremos asimismo el prodigio de Moisés de convertir un báculo o bastón en una serpiente viva, lo hacemos porque nos llama mucho la atención cómo fue posible que los magos egipcios replicaran tal prodigio; muchas personas lo atribuyen a un prodigio de satanás que actuaba en aquellos magos (y con toda propiedad lo hace aun con los de hoy en día) a quienes el Apóstol Pablo nombra como Janes y Jambres recurriendo a los comentarios de los judíos en el Talmud o de su mención en algún Tárgum, porque sus nombres no se menciona por ningún otro lado en los escritos de Moisés o de los profetas (2 Timoteo 3:8).

Lograron asimismo replicar los prodigios de convertir el agua en sangre y el traer ranas con sus encantamientos, pero como todo mago, estos deben haber recurrido al truco de usar una especie de “plástico”, goma o material maleable en sus varas que replicó en semejanza de una culebra viva. Para ser sarcástico, si estas dos varas eran únicas, (y todos sabemos lo que representan las varas para un mago), las perdieron pues la vara-culebra de moisés se las devoró.

Pero no pudieron haber estado vivas, porque estos mismos magos quedaron asombrados e inutilizados ante el prodigio de Moisés de convertir el polvo de la tierra en piojos, ya el organismo de un piojo dista mucho de la complejidad del de un reptil o culebra. Por eso entonces dijeron: “¡Dedo de Dios es éste! … porque los hechiceros hicieron así también, para sacar piojos con sus encantamientos; pero no pudieron. Y hubo piojos tanto en los hombres como en las bestias.Éxodo 8:18.

Los milagros no producen necesariamente autentica conversión, esto es muy evidente en las escrituras, porque ante la abundancia de ellos, como por ejemplo los hechos durante 40 años en el desierto (en especial los del primer año en ese peregrinar del pueblo israelita), estos no tuvieron efecto alguno en el corazón de ellos.

Asimismo lo dijo Jesús en el relato del rico y de Lázaro quien fuera mendigo ante sus puertas.

Allí el Señor nos trae a conocimiento de este dialogo de ultratumba entre este adinerado y el Patriarca Abraham, este último le dijo al que fuera en vida rico, que aunque volviera a la vida alguno de entre los muertos, no se convertirían sino por el mensaje de Moisés y los Profetas.

Las resurrecciones en la biblia han sido siempre señales para el que cree y tropiezo para el que no, alimentan la fe de los creyentes y endurecen el corazón del incrédulo que los presencia, tal es el caso de la mayor señal dada al pueblo judío: La Resurrección de Jesucristo. Esta señal es la misma que se le dio al pueblo judío en los tiempos del profeta Jonás, pues este después de ser engullido por el gran pez muere, sí, muere, pues es imposible para el cuerpo humano sobrevivir más de cinco minutos sin aire; y aunque creemos en milagros, Jesús mismo nos dijo que esta fue una señal así como lo sería su resurrección luego de tres días de muerte suya que al igual que el profeta fue de tres días y tres noches.

Toda resurrección es en sí misma una señal.

En las resurrecciones de Jonás y Jesucristo, la hija de Jairo, el hijo de la viuda de Sarepta, la de lázaro el hermano de María y Marta, la de Dorcas, la de Titico; todas estas del nuevo testamento, o las del antiguo, la del hijo de Sunamita, la de un soldado al ser sepultado sobre los huesos de Eliseo, y no sé si se nos pasa por alto alguna otra de estas señales; encontramos luz para apreciar que los cuerpos de aquellos justos que resucitaron luego de la muerte del Hijo de Dios, tal como lo señala mateo 27, deben haber tenido como elemento común que fueron de muertos recientes, tal como se puede apreciar en el hecho de estos se presentaron a sus parientes vivos y que por lo tanto no fueron muertos de años.

Es probable que Pablo se haya encontrado con este hecho mencionado por algunos que afirmaban a los de Corinto que la resurrección de los muertos ya había sucedido, ante lo cual el Apóstol le replica con tono arregañadiente, que la resurrección de los muertos acontecerá como hecho supra extraordinario en cuerpos ya desechos y descompuestos, pulverizados y desaparecidos del todo en el día final del retorno de Jesucristo al mundo.

Todo resucitaran en un orden bien establecido por Dios y mencionado por Pablo: primero los que durmieron en Jesús, es decir los cristianos, luego los creyentes vivos serán transformados como los resucitados y por último la resurrección de los todos los hombres muertos hasta aquel día en donde los hombres que estén vivos; pues Dios dijo que no volvería a exterminar al mundo como lo hizo en el Diluvio; ellos serán investidos de la inmortalidad necesaria para recibir la sentencia final de muerte o vida tal como lo dijeron los profetas. Daniel 12:2. Mateo 25:46; Juan 5:29.

El día de pentecostés fue todo un dechado de señales, prodigios y milagros ya que los apóstoles hablaron de la salvación de Jesucristo “La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad.”, Hebreos 2:4. Y esto constituye la razón por qué Dios ha dejado de masificar tales manifestaciones de su Poder Ilimitado. Dios permitió tales cosas para dejar más allá de toda duda que estos hombres, los Apóstoles y todos los que les acompañaban, venían de parte de Dios y hablaban la última revelación Divina.

Hoy en día prescindimos de tales señales, prodigios y milagros, para hablarle al mundo el mismo mensaje de salvación, pues nos referimos es a los escritos de estos Santos Apóstoles, quienes le dieron el fundamento a la Iglesia.

Quien se aparta o está fuera de la doctrina de los apóstoles, apelan a la necesidad de tales manifestaciones para darle autenticidad a sus falsos mensajes o mensajes apóstatas; y satanás con sus demonios, que son los autores de estas “doctrinas de demonios”, les ayudan con sus prodigios o señales, ya que no pueden realizar milagros.

A estos prodigios y señales, los llama la escritura “milagros engañosos”, por cuanto en ellos no encontramos autentico poder ni mucho menos le dan beneficios verdaderos a los hombres; no es que no creemos en que Dios pueda obrar milagros, solo que Dios no quiere que nuestra fe esté alimentada por ellos.

Pero volviendo a Israel, comentaremos el milagro más extenso de la Biblia, en el maná o pan del cielo del cual comieron los israelitas durante su paso por el desierto hasta el día en que pisaron la tierra que le entregó Josué, la tierra prometida.

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Predicas Biblicas
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