El ayuno

III) El ayuno no se debe usar con el fin de presionar a Dios para alcanzar un objetivo

El hacer tal cosa es entrar en huelga de hambre. Se conoce de un caso de una mujer que le dijo a Dios “hasta que tu no me respondas no abandonaré este ayuno”. Esto es tratar de torcerle el brazo a Dios, lo duro del caso es que a esta mujer la sacaron en un estado clínicamente crítico hasta el punto que perdió la vida.

Es doloroso ver hasta donde la ignorancia puede conducir a una persona. No uses el ayuno para presionar o manipular a Dios, Él no acepta cohechos.

IV) Si ayunas no hagas alarde de esto

El principio es que nadie se de cuenta que lo hiciste. Jesús en Mateo 6:16-18, haciendo referencia al ayuno descrito en la Ley Mosaica en relación con el día de la expiación, y a cuyas prácticas los fariseos agregaron dos días, dijo:

“Cuando ayunéis, no seáis austero, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero cuando tú ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, si no a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”.

En esta ocasión Jesús no está haciendo correcciones al ayuno que se hacía en el día de la expiación que se practicaba una vez al año. Este ayuno era notorio en toda la nación ya que era un ritual entre ellos.

Jesús critica la actitud de los fariseos que para congraciarse declararon en lo personal ayunar dos días a la semana (lunes y jueves) de estos dos días ellos hacían alarde, Jesús les dijo: Si ustedes dispusieron en su corazón declarar estos días de ayuno para Dios, háganlo personal ya que esto no está descrito en la ley.

El principio se debe guardar en nuestros tiempos, si en lo personal quieres hacer ayuno para Dios, hazlo pero que nadie se de cuenta, cuida el motivo, por qué lo haces, para qué lo haces, y para quien lo haces.

En conclusión al tema del ayuno

Dios le da más importancia a la oración que al ayuno. Hechos 10:30-31 registra el caso de Cornelio el Centurión que hacía oraciones ante Dios y daba muchas limosnas y en medio de sus devociones ayunaba.

Mientras él estaba orando y ayunando se le presentó un varón con vestiduras resplandecientes y le dijo: “Cornelio, tu oración ha sido oída y tus limosnas han sido recordadas delante de Dios”.

Mi pregunta es: ¿Por qué Dios no le dio al ayuno el reconocimiento y el valor que tuvo con la oración y la limosna de Cornelio? ¿No se hacían las tres en conjunto?

Aquí hay verdades implícitas que muchos no quieren aceptar. Según el pasaje, para Dios cuentan más tus oraciones y tus ofrendas ya que es algo imperativo. Mientras que el ayuno no forma parte en la dispensación de la gracia como mandamiento de Dios, ni siquiera los apóstoles en las epístolas escribieron ni hicieron mención del ayuno como mandamiento.

Mi objetivo no es quitarle el ayuno a la Iglesia, sino ubicarlos en la verdad para que cuando lo hagan no desagraden a Dios en la forma como lo hacen.

© José N. Briceño Aldana. Todos los derechos reservados.

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José N. Briceño Aldana
Director presidente del ministerio de la formación y la evangelización "Jesús Soberano Señor".

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