El poder de la justicia – Parte VI

Hay razones para negar que en este pasaje el término espíritu relacionado a la vivificación, esté haciendo referencia al Espíritu Santo.

Lo primero que tenemos que tomar en cuenta es que en las versiones Bíblicas y aun en el texto original, no aparece el pronombre personal “el” para hacer referencia al espíritu, por lo cual queda descartado que esté haciendo mención al Espíritu Santo, sino más bien al espíritu de Jesús.

También debemos tomar en cuenta que tanto la carne como el espíritu están siendo presentados por el Apóstol como un contraste, dicho contraste está puesto para dar a entender el resultado triunfal de la muerte de Cristo indicando que, aun cuando corporalmente se le dio una muerte violenta en el espíritu, en su condición posterior de resucitado, entró en una nueva fase de vida más plena.

Esto indica, que la vivificación que presenta el Apóstol Pedro en el pasaje, está haciendo total referencia a la vida que obtuvo Cristo en su espíritu por causa de haber sido justificado.

Nota: Quiero que quede muy claro, que en ningún momento quise decir que el espíritu de Jesús murió, lo que quiero enseñar es que en Jesús se dio la muerte espiritual, que sería igual a decir que murió en el espíritu.

ACERCA DE LA JUSTIFICACIÓN DE JESÚS

Dios para vivificar a Jesús primero tuvo que justificarlo, porque lo que produce la vida es la justicia.

El término que se utilizó del griego “Justificado” tiene y da la idea de considerar a alguien justo, acto que en el tribunal de Dios solo se podría considerar a aquel que le diera cumplimiento a la ley. Romanos 2:13.

En 1ª Timoteo 3:16, se da la idea en una forma tácita que el Espíritu Santo fue el agente encargado de justificar a Jesús en su espíritu, y esto lo deducimos por el término que se utilizó en el griego “Justificado” que indica dicha acción.

“Dios fue manifestado encarne, Justificado en el Espíritu”…,

La frase “En el Espíritu” para hacer referencia a lo justificado, no solo es atribuido a la acción del Espíritu Santo en la obra de justificación, sino la acción directa del Espíritu Santo justificando a Jesús en el espíritu.

Debemos tomar en cuenta que el Espíritu Santo nunca podría llevar a cabo dicha acción sin tener un argumento o razón para hacerlo, Él debía tener un argumento de peso para poder librar a Jesús del estado de pecado en la cual Jesús se encontraba, por tanto, el elemento que Dios utilizó para justificar a Jesús en su espíritu fue el cumplimiento de la Ley o los mandamientos de Dios.

La ley podía justificar y vivificar al hombre, Pablo nunca negó la posibilidad, que no hubo uno que pudiera cumplir la ley para ser justificado por ella es otra cosa. Pablo dijo que el mandamiento (la Ley) que se me dio para vida produjo en mí la muerte al no poderla cumplir.

Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte;” Romanos 7:10.

Cristo fue justificado por la obediencia a las demandas de Dios, ante el tribunal de Dios no había pecado registrado que Jesús hubiera hecho, las Escrituras dicen:

  • “Fue tentado en todo pero sin pecar”. Hebreos 4:15.
  • “No se halló pecado en El”. Isaías 53:9. 1ª Pedro 2:22.

Según Apocalipsis 20:12 todo ser humano tiene un libro ante el tribunal de Dios en el cual le están haciendo registro de sus obras para ser juzgado por ellas.

En el caso de Jesús no fue la excepción, como ser humano contado entre los vivientes tenía su libro, con la diferencia que allí no hay registro de pecado que Él en lo personal hubiera hecho.

Esta fue la sorpresa más grande que el diablo se llevó, él creía tenerlo seguro en el infierno por la condición en la que murió, cargado de pecado; lo que Satanás no sabía era que el pecado de la humanidad no podía juzgar a Jesús eternamente porque Él no tenía culpa de ese pecado.

Satanás tuvo que entregar a Jesús de entre los muertos a causa de la justificación que se dio en su espíritu producto de la obediencia en el cumplimiento a la ley.

Por esta causa yo doy gracias a Dios por Jesús, si Él hubiese violado una tilde de la ley o el mandamiento más pequeño de ella estuviésemos destinados para el infierno. Pero Jesús, cumpliendo la ley, fue justificado y a causa de la justicia de la ley, fue vivificado para dar vida a los que justifica por su sangre. Este triunfo lo presenta Pablo como un cántico de victoria en una de sus cartas.

¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.” 1ª Corintios 15:55-57.

Lo que Pablo quiso decir en su más amplio sentido fue:

“¿Dónde está, oh muerte tu aguijón? ¿Dónde, oh muerte tu victoria? Ya que lo que le da derecho a la muerte es el pecado, y lo que le da poder al pecado es la ley. Gracias doy a Dios por Jesucristo, que cumpliendo la ley venció al pecado, y venciendo al pecado destruyó la muerte”.

© José N. Briceño Aldana

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José N. Briceño Aldana
Director presidente del ministerio de la formación y la evangelización "Jesús Soberano Señor".

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