Mensajes Cristianos.. Mujer Alfarera

Mensajes Cristianos

Gálatas 4:19Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores departo, hasta que Cristo sea formado en vosotros”.

Las predicas cristianas y mensajes cristianos nos enseñan que Pablo, en su carta a los hermanos de Galacia, les demostraba su inmenso amor hacia ellos y les recordaba que él ha sido su padre espiritual, comparándose a sí mismo a una madre abnegada, dedicada a sus hijos.

A través de estudios biblicos y mensajes cristianos aprendemos que Pablo desea ser ejemplo y testimonio hasta que Cristo sea formado en ellos, adquiriendo la forma de verdaderos creyentes, que estén injertados en la vid verdadera que es Cristo, siendo transformados a su imagen y semejanza:

Romanos 8:29Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que sean hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos”.

Hoy, amadas, quiero hablarles como ser una mujer alfarera, una mujer formadora de vasijas, una mujer que siembra y sabe cuidar su sembradío, una mujer que conoce el plan de Dios para su vida y pone en acción su Palabra, no solo para su persona sino para todos los que la rodean.

Como alfareras somos formadoras de vasijas, y esas vasijas son nuestros hijos en primer lugar.

Como Madre: Como mamá nuestros hijos son los primeras vasijas que debemos formar; quienes tenemos en nuestro vientre por nueve meses a los hijos somos la mamá, luego viene el alumbramiento; la mamá es quién lo lleva a su pecho para alimentarlo, luego estamos sobre ellos enseñándoles las primeras palabras, cuidándolo y guiándolo a dar los primeros pasos.

Somos quién los controlamos hacer las tareas, y así sucesivamente, porque el papá generalmente es quién está mas tiempo fuera de casa, en el trabajo o en los negocios, ocupado por el bienestar de la familia; la realidad es que la mamá es quién tiene la mayor ocupación con sus hijos, la mayor responsabilidad en su educación y crecimiento.

Por consiguiente es la formadora de ellos Proverbios 6:20-22Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no dejes la enseñanza de tu madre; Átalos siempre en tu corazón, enlázalos en tu cuello, te guiarán cuando andes, cuando duermas te guardarán; hablarán contigo cuando despiertes”.

Muchas son las mamás que no toman este desafío de ser las alfareras de sus hijos; quieren que el papá, después de venir cansado del trabajo, agobiado por la presión diaria de llevar el pan, lo necesario y el mayor bienestar a su familia, esperan que venga y haga el trabajo que ellas tienen que hacer mientras está cerca de ellos, que es su formación, dando de ellas lo mejor de su vida, de su tiempo, de su cuidado y juntamente con su esposo llevar adelante una familia cristiana que de testimonio de la vida misma de Cristo en ellos.

Como mamá, nunca debemos cansarnos de dar los mejores ejemplos de vida, somos quienes debemos cuidarlos, enseñarles, corregirlos (Proverbios 29:17), disciplinarlos, guiarles, enseñarle buenos hábitos, respeto, educación, responsabilidad; y sobre todo, formarlos introduciendo en ellos los fundamentos cristianos para que lleven una vida digna, una moral recta que los llevarán por caminos de bendición (Deuteronomio 6:4-8).

Todo lo que sembramos como mamá en nuestros hijos de pequeñitos, a su tiempo cosecharemos y veremos los buenos frutos que darán, serán de bendición y nos darán gozo a nuestra alma Gálatas 6:9 “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, sino desmayamos”.

Como Esposa: Aunque la vasija que es nuestro esposo ya ha sido formado, la esposa tiene un papel muy importante como alfareras de su vida, ayudándoles a modificar para bien lo que no esté correcto en sus vidas:

Proverbios 31:10-11Mujer virtuosa ¿Quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a las de las piedras preciosas. El corazón de su marido está en ella confiado

Las predicas cristianas y mensajes cristianos nos enseñan que las esposas tenemos que seguir formándolos en nuestra vida matrimonial, somos las primeras que estamos a su lado cuando están en las buenas y en las malas, que conocemos sus debilidades, que conocemos sus sueños y les ayudamos a concretarlos, somos las que estamos a su lado cuando están felices, tristes o enojados, conocemos sus actitudes y sus reacciones, sus respuestas, sus ideas; nuestras palabras y consejos tienen peso sobre ellos, los cuales deben ser los correctos y dados con sabiduría:

La mujer sabia edifica su casa; Mas la necia con sus manos la derriba.” Proverbios 14:1)

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