Mensajes Cristianos
Base Bíblica: 2 Crónicas 35:20-27
Introducción
En la Biblia, generalmente encontramos a personas que Dios utilizaba con el fin de enviar un mensaje. Estas personas eran los profetas. Un profeta era el portavoz de Dios, y generalmente comunicaba el mensaje de Dios para una persona en particular, un pueblo, o una nación.
Por decirlo de alguna forma, eran los mensajeros de Dios. Cuando Dios requería llevar un mensaje a su pueblo, usaba a un profeta, el cual tenía la responsabilidad de llevar ese mensaje en el momento, en el lugar, y a la persona (o grupo de personas), que Dios le indicaba.
Entre algunos profetas que Dios utilizó en la Biblia, podemos nombrar a Moisés, Natán, Elías, Eliseo, Isaías, Jeremías, Jonás, entre otras personas que, como se dijo anteriormente, tenían la función de llevar el mensaje que Dios quería enviar.
Dios no usaba a sus profetas
Las predicas cristianas nos enseñan que en algunas ocasiones, Dios no usaba a sus profetas. De vez en cuando, nuestro Dios, dejaba de lado a sus mensajeros profesionales (por así decirlo), y utilizaba a otras personas para comunicar sus mensajes. Incluso, hubo un caso en el cual Dios abrió la boca de un asno para de una u otra forma, hacer recapacitar a alguien que Dios usaría para enviar uno de sus mensajes.
Sin embargo, en esta reflexión cristiana, quiero hablarles sobre esos mensajeros inusuales, sobre esas personas que Dios utilizó para enviar un mensaje pero que no tenían la capacitación, ni el talento, ni el reconocimiento para llevar a cabo la función de profeta, y a pesar de eso, Dios los envió a dar su mensaje. Por tales motivos, esta reflexión cristiana se titula: mensajeros inusuales.
Hay un caso en particular que me motivó a escribir esta reflexión cristiana, y está relacionado con un rey de Judá, específicamente, el rey Josías.
Los reyes
Si hubiese un catálogo de los reyes buenos y los reyes malos del pueblo hebreo, sin lugar a dudas, Josías estaría en el catálogo de los reyes buenos. Josías comenzó a reinar apenas a los ocho años de edad, y aún en su juventud, decidió hacer lo recto para agradar a Dios (2 Crónicas 34:1-2), aunque su abuelo Manasés, y su padre Amón, se caracterizaron precisamente por ser de los reyes malos.
A través de predicas cristianas y mensajes cristianos aprendemos que la biblia nos enseña que Josías hizo muchas cosas buenas: hizo la reforma con la cual limpió la idolatría de todo el reino de Judá (2 Crónicas 34:3-7).
De los estudios biblicos y mensajes cristianos aprendemos que fue durante su reinado que se consiguió el libro de la ley (2 Crónicas 34:8-33) que trajo un tiempo de arrepentimiento, y búsqueda de Dios por parte del pueblo de Judá; y fue Josías quien celebró nuevamente la Pascua, después de que el pueblo judío llevaba mucho tiempo sin celebrarla (2 Crónicas 35:18).
Todo iba bien con Josías, hasta que se encontró con Necao, rey de Egipto. Podemos leer en la base bíblica de esta reflexión bíblica que Necao salió a una guerra en Carquemis junto al Eufrates, y la Biblia no explica porque Josías salió contra Necao.
Necao, rey de Egipto
Necao, mandó a unos mensajeros para decirle a Josías que él no venía a hacer guerra contra Judá, que Dios le había mandado que se apresurara, y que si Josías se metía en esa guerra, estaría oponiéndose a Dios. Josías hizo caso omiso de la advertencia, se metió en la batalla disfrazado, y dice la Biblia en 2 Crónicas 35:22 que Josías “no atendió a las palabras de Necao, que eran de la boca de Dios”, siendo esta su sentencia, debido a que fue herido de muerte en esa batalla.
Uno de los aspectos de esta historia que más me atrae es cómo Dios es capaz de utilizar a cualquier persona para comunicar su mensaje.
A nosotros los seres humanos nos cuesta creer que Dios puede hablarnos a través de otros. A lo largo de las páginas de la Biblia, vemos como muchos profetas fueron ignorados por mucho tiempo, hasta que se cumplían sus profecías.
Era algo casi habitual que al profeta no se le tomara en cuenta, tanto así, que el mismo Jesús dijo: “No hay profeta sin honra sino en su propia tierra y en su casa” (Marcos 6:4).
Si en aquellos tiempos era bastante común menospreciar los mensajes de los portavoces oficiales de Dios, es decir, de los profetas, no quiero imaginarme que sucedía con los mensajeros inusuales.
Josías
En el caso de Josías, el no discernir que Dios estaba utilizando a una persona no convencional para hablarle, significó su muerte. Si nos colocamos en los zapatos de Josías, era hasta lógico pensar que Dios no era quien le estaba hablando por medio de Necao, que era rey de Egipto. Sin embargo, eso fue lo que sucedió.
Es necesario que nosotros como cristianos sepamos cuando Dios nos está hablando a través de estos mensajeros inusuales. Debemos entender que Dios es soberano, y puede usar a quien Él quiera para hacer su voluntad.
Sin lugar a dudas, el principal de los mensajeros inusuales fue Jesús. Jesús fue un mensajero tan inusual que nunca se había levantado un profeta en Galilea (Juan 7:52). ¿Quién podría pensar que el Hijo de Dios vendría a vivir entre nosotros? (Juan 1:14). ¿Quién podría imaginar que el Hijo de Dios se humillaría de tal forma, que moriría en un cruz por nosotros? (Filipenses 2:8).
Seguramente, fue ese carácter inusual lo que hizo que muchas personas no creyeran en él. No pudieron discernir que Dios estaba con ellos (Mateo 1:24). Todavía hay personas judías esperando al Mesías porque no han podido entender que el Mesías ya estuvo con ellos, pero ellos no le recibieron (Juan 1:11).
Conclusion
El mensajero más importante, con el mensaje más importante vino a este mundo, pero el mundo no le conoció (Juan 1:12). No repitamos el mismo error con los mensajeros inusuales que Dios nos envíe.
Concluyo esta reflexión cristiana instándoles a que seamos sabios, y prestemos atención a lo que nos dicen las personas que están en nuestro entorno; no sea que Dios esté enviando a uno de sus mensajeros inusuales para darnos una información que pueda cambiar nuestra vida.
Bendiciones.
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