Seguir a Cristo

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Mensajes Cristianos Predica de Hoy: Seguir a Cristo

Mensaje Cristiano Texto Biblico: Mateo 8:18-22Viéndose Jesús rodeado de mucha gente, mandó pasar al otro lado. Y vino un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré a donde quieras que vayas. Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves de losa cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene donde recostar su cabeza. Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre. Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos.”

Seguir a Cristo

Sígueme

Jesús te dice hoy sígueme: Seguirle a Cristo es pagar un alto precio, seguirle significa perder la vida del mundo para hallar la vida eterna.

En esta enseñanza vemos que habían dos clases de discípulos. El primero que estaba dispuesto a pagar el precio de seguirle con una entrega total y genuina de su parte. En el otro discípulo vemos como el amor a las cosas de este mundo puede más que escuchar su llamado y anunciar el reino de Dios a los pecadores.

Jesús en este día te esta llamando a seguirle. ¿Cual será tu respuesta a su llamado?. ¿Será como la del primer discípulo?. “Sí Señor te seguiré a donde quieras que vayas.” O pondrás algún pretexto como le respondió el segundo para no seguir a Cristo.

¿Cuales serán los pretextos que usaras para no obedecer a su llamado? No puedo, no sé que hacer, no tengo tiempo, soy una persona muy ocupada etc.

El llamado: Seguir a Cristo

El llamado es muy fuerte en sus discípulos. Él no quiere que tu dejes de vivir sino que vivas sirviéndole a Él. Jesús te dice Sígueme: “Porque donde este vuestro tesoro allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6:19).

Sígueme, niégate a ti mismo toma tu cruz y sígueme. “El que halla su vida la perderá y el que pierda su vida por causa de mí la hallará” (Mateo 10:38).

Sígueme, “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 6:14).

Seguir a Cristo demanda un cambio radical en la vida del creyente. Veamos tres pasos importantes para seguir a Cristo y ser sus discípulos.

Número uno – Tener un arrepentimiento genuino

Tener un arrepentimiento verdadero y genuino significa arrancar, aborrecer todo pecado. Es confesar el pecado y abandonarlo completamente. El pecado significa muerte espiritual, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús (Romanos 6:23).

Arrepentirse es aborrecer el mundo y sus deseos, no seguir la corriente de disolución que ellos llevan. Cristo nos ha dado vida cuando estábamos muertos en delitos y pecados (Efesios 2:1-2).

Frutos dignos de arrepentimiento

El arrepentirse es producir frutos dignos de arrepentimiento (Lucas 3:8). Es decir vidas que hablen por sí solas que Cristo vive en el corazón. Vidas llenas de los frutos del Espíritu que demuestren el cambio radical en sus vidas. Vidas que den buen testimonio, que no avergüencen a Dios, ni el evangelio de nuestro Señor Jesucristo.

El arrepentimiento genuino es es negarse a los placeres y los deseos mundanos. Es negarse al pecado, es no dejarse subyugar por la tentación y caer en los lazos de Satanás. Hay que someterse a Dios, resistir al enemigo para que huya de nosotros (Santiago 4:7).

Un arrepentimiento genuino es obedecer la palabra de Dios. Hacerse hacedor de ella y no solamente oidores olvidadizos (Santiago 1:22). No obedecer solamente lo que nos gusta de ella, o lo que nos aprovecha, o lo que no nos cueste nada. La Palabra de Dios es si y amén para todos los que creen.

Arrepentirse es asumir nuestras propias fallas, no echarle siempre las culpas al diablo o a los demás de nuestras equivocaciones; no es mirar la paja en el ojo ajeno sino mirar la viga que cubre nuestro ojo (Lucas 6:41).

El verdadero arrepentimiento es tener una nueva vida en Cristo. Es haber abandonado por completo la vieja vida y echar mano a la vida eterna. Es haber crucificado nuestra vieja vida, nuestra vieja manera de vivir y dejar que Cristo viva en nosotros (Gálatas 2:20).

Número dos – Tener un verdadero amor de Dios

Seguir a Cristo significa una entrega total e incondicional, sabiendo de antemano que el camino no será fácil pero tampoco imposible. Significa entregar toda nuestra vida a Él, y entregar nuestra vida es entregar todo nuestro corazón que allí está la vida de Cristo.

La vida está en el corazón del hombre (Proverbios 4:23), Dios no quiere un corazón compartido. Dios quiere un corazón integro para Él. Dios quiere un corazón puro, limpio y transparente, en luz. Y sobre todo un corazón lleno del amor de Dios, “porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones a través del Espíritu Santo” (Romanos 5:5).

¿Como se puede entender que en la iglesia del Señor hay vidas que no aman, que hieren, lastiman y se dañan entre si? La palabra nos enseña que nos conocerán que somos sus hijos porque nos amamos unos a otro. Nos dice que de una misma fuente no puede salir agua amarga y agua dulce. Cuando nos dice que perdonemos a los que nos ofenden para ser perdonados por nuestro Padre celestial. La palabra de Dios nos dice que si nos pegan en una mejilla pongamos la otra. Las escrituras nos dice que recompensa tendremos si amamos a los que nos aman, acaso no hacen así también los gentiles.

El rencor, el odio la falta de perdón, el resentimiento, no procede del Padre celestial sino de espíritus engañadores, espíritus de maldad que operan en el corazón del hombre. El amor es lo que permanecerá eternamente, el amor es el que nos mantendrá vivos. El amor es la misma sustancia del Dios viviente, si no tenemos amor es que no hemos conocido a Dios, porque Dios es amor (1 Juan 4:8).

Número tres – Entregar nuestras vidas al servicio de Cristo

Seguir a Cristo es entregar nuestras vidas al servicio de Su obra aquí en la tierra. Aquel que siente el llamado de Cristo y desea ser un verdadero discípulo, ama su obra redentora en la cruz del calvario y le sirve con todo su corazón.

Ser un discípulo de Cristo es vivir en un desafío cada día en el servicio. Es ser diligente y no perezoso, es esforzarse cada día mas. La palabra de Dios nos dice (Efesios 5:14) “Despiértate , tú que duermes y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.

Son tiempos muy difíciles que estamos viviendo, son los últimos tiempos antes de la venida de Cristo. No es tiempo de dormir, ni estar cómodos, ni de descansar. ¡Es tiempo de trabajar! Dios está llamando a sus discípulos a levantar la cosecha de almas que Dios a preparado para la salvación. Dios está preparando y levantando un ejercito de valientes para estos últimos tiempos.

Conclusión

No es tiempo para perder en la iglesia del Señor en criticas, murmuraciones, comodidades, pasividad, legalismo etc. Todos estos son solo pretextos para no hacer caso al llamado del Señor. Romanos 11:29Irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios.” Tu puedes ser el instrumento que Dios use para esta gran cosecha que se avecina.

El Señor te dice Sígueme ponte en marcha, no retraces tu llamado. Hoy puede ser el día para tomar la gran y maravillosa decisión en tu vida de seguirle, y servirle, con todo tu corazón. Que Dios te bendiga.

© Reenier Gonzalo Prado. Todos los derechos reservados.

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Reenier Gonzalo Prado
Siervo de Jesucristo, proclamando la palabra de Dios a través de mensajes cristianos.

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