Mensajes Cristianos
Mensajes Cristianos Texto Biblico: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Más el justo por la fe vivirá.” (Romanos 1:16)
Tema:No nos avergoncemos del Evangelio
Introducción
Muchas veces pensamos que somos cristianos convencidos, seguros de lo que creemos por gracia de Dios. Pero al momento de manifestarnos como tales ante los demás, no lo hacemos abiertamente. Tenemos cierto pudor, cierta vergüenza. Como si ser cristiano estuviera mal de alguna manera.
Esto sucede porque no meditamos en la Palabra, que nos dice muy claramente que no debemos avergonzarnos de nuestra fe. Seguramente el mundo nos criticará si nos manifestamos como cristianos. Porque el mundo es enemigo del Evangelio, y tiene otros criterios. No debemos ser tímidos en la prédica y el testimonio, si no habremos perdido la batalla de la fe.
Cuando hablamos con alguien que no cree, y que es contrario a la fe, nos sentimos inferiores. Esto es porque nosotros mismos aún tenemos un pensamiento mundano. Si estuviésemos llenos del Espíritu Santo, saldríamos a la calle a proclamar a Cristo a los cuatro vientos, como los apóstoles. De ellos hasta se dijo que “están llenos de mosto.” (Hechos 2:13).
No es tarea fácil el predicar. Pero antes de eso debemos estar firmes en nuestra fe, para no amilanarnos ni encoger nuestros corazones ante los ataques de los enemigos de Dios.
Si vemos el ejemplo de Pablo, nunca se avergonzó de predicar a Cristo. Incluso hasta fue tomado por loco y falto de razón. ¿Pero cuál fue su actitud? Salió del lugar de confort y su única preocupación fue predicara a tiempo y a destiempo. Sin importar quién lo oía, si griego o cristiano, no buscaba agradar. Lo único que quería es que Cristo sea conocido.
El Señor se avergonzará de nosotros si callamos nuestra fe
Dice Pablo en la carta a Timoteo: “Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.” (2 Timoteo 1:12).
Nos muestra el apóstol que él padece muchas cosas por el Evangelio. Ha pasado persecución, castigos corporales, hambre, desnudez. Sin embargo esto no lo ha detenido en su prédica. Ha vencido las dificultades porque él sabe a quién ha creído. Es la fe firme lo que lo mantiene y sostiene en las dificultades que acarrea predicar a Cristo.
Es muy diferente ser avergonzado por el Evangelio que sentir vergüenza de él. Ser avergonzado por el Evangelio lo han padecido los hombres de Dios de todos los tiempos. Es el mundo que los combate y busca humillarlos. Pero en la fe encuentran la fortaleza para sobreponerse y vencer en nombre de Jesús.
Sentir vergüenza del Evangelio es otra cosa. Es tener pudor de nombrar a Cristo en un ambiente donde se lo rechaza. Es sentir que está en inferioridad de condiciones por tener un pensamiento y ética diferentes a los de la mundanidad.
Si tenemos vergüenza del Evangelio, debemos preguntarnos en la oración si creemos verdaderamente. O si nuestra fe es una postura que sostenemos mientras estamos con los que piensan como nosotros.
Tenemos que tener esto bien claro, porque Jesús no aceptará tibios como discípulos.
“Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.” (Marcos 8:38)
¡Qué terribles palabras tiene Cristo para los que sienten vergüenza de su enseñanza! Serán rechazados en el Día del Juicio, por más que hubieren seguido a Cristo cumpliendo sus mandamientos. Porque no han sido discípulos del Maestro en todas las circunstancias, sino sólo cuando era cómodo y fácil. Del mismo modo, Él sentirá vergüenza, y los alejará de su presencia.
Cuando venga en su gloria, todos querrán participar del reino, pero no todos podrán entrar en él. Se lo tendrán que haber ganado predicando con palabras y con obra el Evangelio.
Conclusión
No debemos avergonzarnos de predicar a Jesús y su doctrina. Vamos a recibir muchas humillaciones y desprecios, pero también lo sufrieron los apóstoles por Cristo. Si nos avergonzamos, no tomaremos parte con Él el día de su venida, sino que seremos rechazados por tibios y cobardes. Debemos anunciar con gozo que Jesús es el Señor de nuestra vida e invitar a los demás a participar de esta alegría.
© Hilda Hernández. Todos los derechos reservados.