Ser pobre no significa perder dignidad

Mensajes Cristianos

Mensajes Cristianos Texto bíblico: Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.” (Filipenses 4:12)

 En la pobreza podemos encontrar la libertad de espíritu

El mundo rehúye de la pobreza. Lo que se muestra como exitoso y digno de aspiración siempre es el poseer riquezas y tener todo lo que deseamos. Desgraciadamente, mucha gente quiere este estilo de vida y se frustra porque no puede alcanzarlo.

En realidad, lo que están buscando es una ilusión de riqueza. No es ser verdaderamente rico el tener bienes materiales. Porque si nuestro espíritu es pobre en buenas obras y en amistad con Dios, somos los más desdichados del mundo. No hay riqueza que pueda compararse con la libertad de espíritu que da el desapego de los bienes materiales. (Proverbios  30:8)

Si el mundo odia la pobreza, nosotros debemos tener desapego de lo material, de modo que no nos importe sufrirla. Porque el hombre no conseguirá nunca la paz si está sujeto a los vaivenes de su economía. Lo que hoy sobra mañana puede faltar. Y si nos toca sufrir una carencia, quizás por el lado menos pensado recibiremos lo que nos falta. Lo único necesario son los bienes espirituales.

Debemos ser ricos en las cosas de Dios

Lo que realmente mide la riqueza de un hombre es su cercanía a Dios. Si somos cercanos a su Palabra y cumplimos sus enseñanzas, poseemos el mayor de los tesoros. Allí debe estar nuestra preocupación y nuestro empeño. En crecer espiritualmente para ser cada día mejores hijos de Dios. De ese modo, todo lo que pueda acontecernos lo viviremos desde la fe y no podrá afectarnos.

Los que viven por y para la fe, no sufren verdaderas necesidades. Porque si un día tenemos falta de algo material, la confianza en Dios hará que no zozobremos ni perdamos la tranquilidad. Dios Padre cuida de sus hijos y sabe lo que es mejor para nuestra salvación. No dejará que nos falte lo necesario, sino que nos colmará con la ayuda que viene de su providencia. (2 Corintios 6:10)

Tenemos en nuestra contra que los medios de comunicación nos invaden y quieren instalar en nuestra mente la idea contraria. Según ellos, lo único que da valor a la persona son sus posesiones. Pero por la fe, sabemos que lo más preciado que tenemos es nuestra alma. Y que si la perdemos, perderemos lo único que sobrevive a esta existencia terrenal, porque no podremos llevarnos nuestras riquezas a la eternidad.

Con los bienes debemos conseguir un tesoro celestial

Las riquezas no son malas en sí mismas. No tienen una maldad intrínseca. Debemos estar acostumbrados a vivir sin ellas y también con ellas. Si tenemos la bendición de poseer bienes materiales, es porque tenemos un destino que cumplir con ellos. Dios quiere que seamos sus manos y pies, y con las riquezas ayudemos a los que no tienen lo necesario.

De este modo, estaremos siendo justos y caritativos. Así acumularemos un tesoro en el cielo que no desaparecerá, y nos estará esperando cuando pasemos a la vida celestial. Pero si no tenemos riquezas, tampoco es malo. Porque tenemos la oportunidad de ejercitar la paciencia y el desapego, y esto también nos ayudará en nuestra vida espiritual. (Mateo 19:21)

Por esto, no temamos ninguno de los dos estados. Ni nos consideremos menos que alguien que tiene muchas posesiones. Puede ocurrir que esa persona que tiene muchas cosas sea la más pobre del mundo. Porque si está apegado a ellas, perdió lo más preciado, su libertad espiritual. Oremos con fe al Señor y Él nos dará la fuerza espiritual para no depender de lo material para ser feliz.

Conclusión

No debemos desesperar si no tenemos riquezas. No depende de eso nuestra felicidad. Tenemos que saber que el desapego de los bienes nos da una libertad que no tiene precio. Así podremos dedicarnos a las cosas de Dios, sin los problemas que nos genera el apego al dinero.

Pero exige de nosotros una madurez espiritual y un desprecio por los criterios del mundo. Del mismo modo que si tenemos bienes, es para ayudar con ellos a los demás. Porque las riquezas no irán con nosotros a la vida eterna. Pero sí nos esperarán allí las buenas obras que hayamos hecho con ellas. (Lucas 4:18)

© Pedro Blanco. Todos los derechos reservados.

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Pedro Blanco
Mi familia y yo aceptamos a Cristo como nuestro rey y salvador hace más de 20 años. Fui ministro en mi iglesia local por 15 años. Es mi oración que el material que publique te sirva de bendición.

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