Mantengamos los pensamientos puestos en Dios

Mensajes Cristianos

Mensajes Cristianos Texto Biblico:  “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.” (Proverbios 4:23)

Si refrenamos la mente podremos orar en la paz de Dios

Seguramente alguna vez nos ha pasado que intentamos orar y tenemos dificultades para elevar nuestro espíritu. Esto se debe a que nuestra mente no está purificada, y aún nos tienen atadas las cosas del mundo. Para poder orar con intensidad, tenemos que acallar las voces mundanas que nos quieren arrastrar hacia la vanidad y los pensamientos inútiles. (Mateo 6:7)

Esto requiere un esfuerzo de nuestra parte, porque no es fácil alcanzar la paz que necesitamos para hablar con Dios. Las actividades cotidianas, la lucha diaria por el sustento y los problemas personales distraen continuamente nuestra mente. Pero si consagramos a Dios las primeras horas de la mañana y le entregamos todo nuestro día, podremos transcurrir la jornada en su presencia.

Debemos tomar nuestra vida de oración muy seriamente. Es la única manera de que el Señor sea el que ocupe nuestro pensamiento. Pidiendo su presencia en nuestro diario vivir, estamos entregándole toda nuestra existencia. De ese modo, estará cercano a nosotros y podremos unirnos a Él en todo momento y lugar.

Los hermanos en la fe nos ayudan a vivir en la fe

No podemos salvarnos en la soledad. Cristo fundó su iglesia por un motivo. Él quiso que desde el principio, la fe unos esté apoyada en la fe de todos. Porque de esa manera tenemos el consuelo de los que han experimentado el poder de Dios en sus vidas como nosotros.

Así, no sentiremos que los ataques del mundo tienen fuerza como para hacernos desfallecer en la fe. Porque a nuestro lado estarán los hermanos que también comparten esta batalla diaria contra el mundo y sus tentaciones. La mejor manera para preparar nuestro espíritu a la lucha contra el pecado es la oración en comunidad. Allí está Cristo presente en medio de nosotros, para hacer agradables al Padre nuestras peticiones.

Lo mismo pasa con el pensamiento. Para estar centrados en Dios, tenemos que buscar la ayuda de los hermanos. Si hablamos sobre las maravillas del Señor y nos unimos en su alabanza, nuestra mente no tendrá tiempo para pensar en cosas que no ayudan a nuestra vida espiritual. (1 Corintios 1:10)

Si nos asaltan dudas sobre nuestra fe, estará la palabra del hermano para fortalecernos, indicándonos el modo de volver hacia Dios. Si estamos tristes, seguro el consejo de un hermano nos devolverá la alegría, porque nos señalará la felicidad de servir a Dios. No desaprovechemos este gran tesoro que es la vida espiritual en comunidad.

Que la Palabra de Dios purifique nuestra mente

Así como la comunidad de los hermanos en la fe nos ayuda a centrar nuestra mente en Dios, así también tenemos que acercarnos a la Escritura. En ella está el compendio de los pensamientos que nos mantendrán en Cristo. Si meditamos su Palabra con fervor y constancia, llegará el día en que nuestra mente tenga el foco puesto en el Señor y en cómo servirlo a cada instante.

Pero esto exige de nosotros que seamos fieles al encuentro diario con la Escritura. De lo contrario, seremos analfabetos de la voluntad de Dios. Si no conocemos los pensamientos de Dios, ¿cómo pretendemos hacerlo presente en nuestra vida? Dejemos de lado la ignorancia de la Palabra y nutrámonos con su sabiduría diariamente. (Hebreos 4:12)

Esto nos traerá notables cambios en nuestra forma de pensar y de obrar. Pero es necesario que entreguemos nuestra vida en ello, para obtener los frutos de haber plantado la semilla de la Palabra en nuestro diario vivir.

Conclusión

El ejercicio de la oración es muy difícil si tenemos pensamientos mundanos haciendo ruido en nuestra mente. Debemos erradicarlos si queremos crecer en la sabiduría y el amor de Dios. Pero para eso hace falta centrar nuestra mente en el Señor a través de la meditación y la vida en comunidad.

Si nos reunimos con personas entregadas a Dios como nosotros, tendremos al alcance de la mano el consuelo que proviene de los hermanos en la fe. Debemos aprovechar esto para purificar nuestros pensamientos, y encontrar la paz que necesitamos para tener a Dios en el centro de nuestra vida. (Filipenses 4:8)

© Pedro Blanco. Todos los derechos reservados.

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