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Mensajes Cristianos
Prédica de Hoy: Felicidad cristiana
Mensajes Cristianos Texto Bíblico: Filipenses 4:10-13
Introducción
Cuando hablamos en nuestro circulo de amistad mas cercano la respuesta más recurrente a la pregunta que usualmente hacemos que es: ¿Qué es lo que buscas en esta vida? Es la felicidad.
Generalmente, la felicidad se considera como un hecho positivo, porque ayuda a las personas a tener otro punto de vista en las condiciones externas que puedan presentárseles. También medicamente hablando, el ser felices ayuda a prevenir enfermedades como la depresión, el estrés, insomnio, entre otros.
Según un informe, existe una compleja relación bidireccional entre ser feliz y estar sano. Tal y como señala Carlos Chaguaceda, presidente del Instituto Coca-Cola en España, “las personas que se sienten más contentas y positivas tienen una mejor percepción de su salud”. Y esta comparación, afirman los expertos, tiene cada más evidencia científica.
Teniendo un concepto claro de lo que es la Felicidad y de cuales son sus beneficios, tenemos un panorama con el cual podremos desarrollar el tema de hoy, una palabra muy utilizada pero totalmente distorsionada en la actualidad, lamentablemente, nosotros como creyentes no nos escapamos de esa realidad.
¿Qué hacemos obtener la felicidad?
Hacemos todo para ser felices, nuestra vida parece apuntar a todo lo que se nos dice que nos da felicidad. Pensamos que la felicidad se alcanzara cuando obtenemos nuestro titulo universitario, o una estabilidad laboral, cuando conocemos a ese príncipe o princesa o cuando llenamos nuestros bolsillos de lo que este pueda requerir; un buen auto y buenos inmuebles.
Vamos corriendo toda nuestra vida persiguiendo esta supuesta “felicidad”. Sin embargo, una vez que la alcanzamos no nos sentimos plenos, conocemos muchas personas que tienen lo antes mencionado y no son felices, por lo tanto, nace la siguiente pregunta ¿De donde nace la verdadera felicidad? O como Pablo lo llama a los Filipenses ¿Dónde radica el contentamiento?
Para responder esta pregunta analicemos un poco la vida del apóstol, el en esta misma carta nos da algo de matices de quien fue, siempre recordando que en el primer siglo lo que Pablo decía tenía gran estima para el pueblo del cual formaba parte.
Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; respecto a la ley, fariseo; respecto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible.
“Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo.” Filipenses 3: 4-8
Hagamos el ejercicio de ver de qué podría jactarse el apóstol Pablo:
- Era circuncidado al octavo día, como lo exigía la ley.
- Era del linaje de Israel por lo tanto no era gentil o esclavo.
- Conocía su tribu (Benjamín), esto luego de tantas invasiones y conquistas que sufrieron los israelitas era todo un hito por todos los mestizajes que sufrió el pueblo (Samaria un ejemplo de esto)
- Era fariseo, un conocedor asiduo de las escrituras y la ley.
Podríamos continuar, pero es mismo apóstol concluyo con lo siguiente: irreprensible.