Mensajes Cristianos
Mensajes Cristianos Predica de Hoy: La justicia de Dios
Mensajes Cristianos Texto Bíblico: “No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra.” (Gálatas 6:7)
La justicia de Dios divina supera nuestro entendimiento
Muchas veces confundimos lo que es la justicia para los hombres con lo que es la justicia para Dios. Queremos atribuirle a Él nuestras limitaciones, pensando que ser justo es dar a cada uno según sus méritos. Para nosotros esto es justo, pero no es la manera de administrar justicia que tiene Dios.
En la Sagrada Escritura encontramos numerosos pasajes donde se nos habla de que Dios es justo. Continuamente leemos que Dios dará a cada uno según sus merecimientos, y brindará su recompensa a los que tengan los méritos para ello. Sin embargo, son formas de mostrar que ningún acto quedará impune, pero no necesariamente que podamos saber nosotros lo que piensa Dios. (Romanos 2:6)
Con nuestra mente limitada y contaminada por el pecado, no podemos acercarnos a los designios inescrutables de Dios. A través de su Palabra hemos conocido su ley, y a medida que la estudiamos y ponemos en práctica, podemos vivir cada vez más de acuerdo a ella. Pero no podemos decir que Dios no es justo porque no castiga los males que vemos a diario.
Puede parecernos que a Dios las cosas se le escapan, porque los malvados no tienen un castigo aquí, y los buenos sufren. Muchos dirán, si realmente es justo, tiene que castigar y premiar. Pero allí está el error. Queremos que Dios obre como a nosotros nos parece mejor. Pero Él es perfecto, y Él sabe dónde radica la verdadera justicia.
La mente de Dios es insondable
La justicia de Dios no obra sólo de acuerdo a nuestros merecimientos. Porque si así fuera, no habría ningún justo. Nadie podría subir a Su presencia porque todos estamos marcados por el pecado.
Quien vino a cubrirnos con la justicia de Dios es Cristo. Gracias a que Él es el verdadero justo, y tomó nuestra naturaleza humana y la elevó, podemos estar ante Dios. Vino a mostrarnos que Dios es justo, pero tiene infinita misericordia de sus creaturas. Si nos arrepentimos realmente y de corazón, Él es poderoso para limpiarnos y mostrarnos dignos de alabar a Dios en la eternidad.
Pero es necesario que comprendamos que todos tenemos la posibilidad de volver a casa del Padre. Por más que hayamos malgastado las riquezas espirituales, Dios nos estará esperando y desea que nos arrepintamos de nuestra vida. Porque no quiere nuestra condenación sino nuestra salvación. Por eso envió a su Hijo y lo entregó, para borrar nuestras culpas. (Lucas 15:11-32)
A nosotros también nos puede parecer injusto cómo actuó el padre de la parábola de Jesús. Como opina el hijo mayor, no nos parece que sea lo justo que el pecador tenga tantos beneficios comparado con el que siempre fue fiel. Pero es por esto que decimos que no podemos comprender la mente de Dios. Él nos habla de un equilibrio entre justicia y misericordia que no somos capaces de comprender.
No debemos pensar que es en vano ser fiel
Puede ser que algunos piensen entonces: ¿de qué sirve mantenerse fiel si todos son perdonados igual? Y el error en esto se muestra con lo que le responde el padre de la parábola al hijo mayor. Nosotros debemos saber que la herencia del Reino de los Cielos es para los que escuchan la Palabra y la practican. Allí estaremos con Él, y recibiremos la recompensa por nuestro servicio.
Pero cómo será aquello, y quién recibirá más o menos, es otra vez intentar comprender la mente de Dios. Esto es imposible y un ejercicio inútil. Más vale usar nuestra energía en alabar a Dios y en confiar que Él es fiel a sus promesas. Debemos buscarlo a Él, y nada más. El resto vendrá por añadidura. (Gálatas 6:9)
Conclusión
Queremos comparar la justicia de los hombres con la justicia de Dios. Y no nos damos cuenta que la mente de Dios es insondable. Lo que nosotros consideramos justo, desaparece ante la misericordia de Dios que elimina nuestras culpas.
Pero debemos mantenernos en el camino de la justicia, para recibir a nuestro tiempo la recompensa. Cómo será eso no lo sabemos, y no sabemos qué lugar tendrá cada uno de acuerdo a sus merecimientos. Lo más importante es abandonarse al amor de Dios y buscar refugio en su justicia. (Mateo 6:33)
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