Mensajes Cristianos
Mensajes Cristianos Predica de Hoy: El Verdadero Valor de la Mujer: Cómo Dios Ve Tu Corazón
Mensajes Cristianos Lectura Bíblica: 1 Samuel 16:7
Introducción
Queridas hermanas, a menudo nos preocupamos por cómo nos ven los demás. Pero, ¿y si te dijera que hay alguien que ve más allá de nuestra apariencia? Dios, nuestro Padre celestial, ve directamente a nuestro corazón. Así como dice en 1 Samuel 16:7, “El hombre mira la apariencia exterior, pero el Señor mira el corazón.“
Vivimos en un mundo donde la apariencia y la percepción de los demás a menudo dictan nuestro valor. Las redes sociales, las revistas y la cultura popular nos bombardean con estándares de belleza y éxito. Sin embargo, hay una verdad que debemos grabar en nuestros corazones: nuestro valor no se mide por cómo nos ven los demás, sino por cómo nos ve Dios. En Salmo 33:13-15, leemos: “Desde el cielo el Señor observa a todos los seres humanos; desde su trono ve a todos los habitantes de la tierra. Él es quien formó el corazón de todos, y quien conoce a fondo todas sus acciones“.
Esto nos recuerda que Dios nos conoce íntimamente, más allá de lo que mostramos al mundo. Además, en Jeremías 17:10, Dios dice: “Yo, el Señor, sondeo el corazón y examino los pensamientos, para dar a cada uno según sus acciones y según el fruto de sus obras“. Así, mientras el mundo puede juzgarnos por lo que ve por fuera, Dios ve nuestra esencia, nuestras intenciones y nuestros deseos más profundos. Por lo tanto, en lugar de buscar la aprobación del mundo, busquemos agradar a Dios, sabiendo que Él nos ama y nos valora por lo que somos en nuestro interior.
I. La Mirada de Dios
A diferencia de los seres humanos, Dios ve más allá de lo que mostramos al mundo. No se centra en nuestras imperfecciones o errores. En cambio, Él mira directamente a nuestro corazón. En 1 Samuel 16:7, se nos recuerda que mientras el hombre mira la apariencia, Dios mira el corazón.
Además, en Salmos 44:21, se nos dice: “¿No descubrirá Dios esto? Pues Él conoce los secretos del corazón“. Por lo tanto, cada sentimiento, cada deseo, cada anhelo que guardamos, Dios lo conoce. En Hebreos 4:13, se nos dice que “todo está descubierto y expuesto ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta“.
Por eso, aunque a veces sintamos que nadie nos entiende, Dios sí lo hace. Él ve nuestras alegrías y nuestras tristezas, y siempre está dispuesto a escucharnos. En Mateo 11:28, Jesús nos invita: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar“. Así que, en cada momento, recordemos que Dios conoce nuestro corazón y nos ama tal como somos.
II. Nuestro Valor ante Dios
A menudo, el mundo nos hace sentir que no somos suficientes. Las comparaciones, las críticas y las expectativas pueden pesar sobre nosotras. Sin embargo, en medio de estas inseguridades, Dios nos ofrece una verdad reconfortante. En Salmo 139:14, se proclama: “Te alabo porque soy una creación admirable. ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien!“.
Esta afirmación nos recuerda que fuimos creadas a imagen y semejanza de Dios. Además, en Lucas 12:6-7, se nos dice: “¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos? Sin embargo, Dios no olvida a ninguno de ellos. Pues bien, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis; vosotros valéis más que muchos pajarillos“.
Estas palabras de Jesús refuerzan la idea de nuestro inmenso valor ante Dios. Por lo tanto, aunque el mundo pueda hacernos sentir menospreciadas, siempre podemos encontrar seguridad y valor en el amor incondicional de Dios. En 1 Pedro 2:9, se nos recuerda que somos “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios“. Así, en los momentos de duda, recordemos nuestra verdadera identidad en Cristo y el amor inquebrantable que Dios tiene por cada una de nosotras.
III. Vivir Auténticamente
Al saber que Dios ve nuestro corazón, podemos vivir con autenticidad. No necesitamos esconder nuestras imperfecciones o temores. Como dice en Romanos 8:1, “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús“. Al vivir auténticamente, reflejamos la verdadera esencia de Dios en nosotras.
Entender que Dios conoce nuestro interior nos libera de las cadenas del juicio y la pretensión. No hay necesidad de usar máscaras o de ocultar nuestras verdaderas emociones. En 1 Juan 3:20, se nos dice: “Si nuestro corazón nos reprende, Dios es mayor que nuestro corazón y lo sabe todo“. Esto significa que, incluso cuando dudamos de nosotros mismos, Dios conoce nuestra verdadera esencia. Además, en 2 Corintios 3:17, leemos: “Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”.
Esta libertad nos permite ser genuinas, mostrando nuestras fortalezas y debilidades. Por otro lado, en Santiago 5:16, se nos anima a “confesar nuestros pecados unos a otros“, lo que nos recuerda la importancia de la sinceridad y la transparencia en nuestra comunidad cristiana.
Al ser auténticas, no solo honramos a Dios, sino que también inspiramos a otras personas a hacer lo mismo. En Efesios 5:8, se nos exhorta a “vivir como hijos de luz“, lo que implica mostrar nuestra verdadera naturaleza, iluminada por el amor y la gracia de Dios. Por lo tanto, al abrazar nuestra autenticidad, somos un reflejo del amor, la misericordia y la verdad de Dios en este mundo.
Conclusión
Hermanas, recordemos siempre que nuestro valor no está en cómo nos ve el mundo, sino en cómo nos ve Dios. Él conoce y ama cada parte de nosotras. Así que, ¿por qué no acercarnos a Él con un corazón abierto hoy? Busquemos a Dios en oración y permitamos que Su amor llene y transforme nuestros corazones.
© Hilda Hernández. Todos los derecos reservados.