Jesús Cambia tu mal Día

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Mensajes Cristianos Predica de Hoy: Jesús Cambia tu mal Día

Mensajes Cristianos Lectura Bíblica de Hoy: Filipenses 4:13

Introducción

Hermanos y hermanas, hoy quiero hablarles sobre un tema que nos afecta a todos: cómo Jesús puede cambiar nuestro mal día. ¿Quién de nosotros no ha tenido un día difícil? Tal vez recibimos malas noticias, enfrentamos problemas en el trabajo o en casa, o simplemente nos sentimos abrumados por las preocupaciones de la vida. Pero en medio de todo eso, hay una verdad eterna que nunca cambia y que debe ser la luz que ilumine nuestros días más oscuros: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).

Ahora, podrían preguntarse, ¿cómo puede un versículo cambiar la realidad de un día malo? ¿Es realmente posible que Jesús mejore nuestras circunstancias o, al menos, nuestra forma de verlas? Estas son preguntas importantes y es precisamente sobre esto que quiero hablar hoy.

Primero, vamos a hablar sobre la dura realidad de los días malos y cómo, a pesar de ellos, la presencia de Jesús puede hacer una diferencia. Luego, examinaremos el poder de Jesús, ese poder que nos da la fuerza para enfrentar cualquier situación. Y al final, veremos algunos pasos sencillos que podemos seguir para permitir que Jesús cambie nuestro día para mejor.

I. La Realidad de los Días Malos

No podemos evitar los días malos; son como las tormentas que llegan sin aviso. Pero lo que sí podemos controlar es cómo reaccionamos ante ellos. En esos momentos difíciles, es crucial recordar que Jesús está a nuestro lado. ¿No nos dice la Palabra en Deuteronomio 31:6, “No temas ni te espantes, porque el Señor tu Dios está contigo; no te dejará ni te desamparará”?

Imaginen un barco en medio de una tormenta. Las olas son altas y el viento es fuerte. Pero el barco tiene un ancla que lo mantiene firme. Jesús es ese ancla en nuestros días malos. Él nos da la estabilidad y la fuerza para enfrentar cualquier cosa que venga nuestro camino. Y no solo eso, también nos da paz en medio de la tormenta. Como nos asegura Filipenses 4:7, “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús“.

Entonces, si Jesús está con nosotros en los días malos, ¿qué más podemos hacer para experimentar su poder transformador? Ahí es donde entra nuestro próximo punto.

II. El Poder de Jesús para Cambiar Nuestro Mal Día

Cuando permitimos que Jesús entre en nuestro día, todo cambia. Él nos da la fuerza para enfrentar cualquier obstáculo. Permitir que Jesús entre en nuestro día es como abrir la ventana en una habitación oscura. De repente, la luz entra y todo se ve diferente. Filipenses 4:13 nos lo confirma: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece“. No es una fuerza cualquiera, es la fuerza que vence la muerte, la que camina sobre el agua, la que sana y libera.

Pero, ¿cómo permitimos que Jesús entre en nuestro día? Es más sencillo de lo que pensamos. Podemos empezar con una oración sencilla, pidiéndole que nos guíe. También podemos leer su Palabra, porque en ella encontramos sabiduría y consuelo. Y no olvidemos la importancia de la alabanza. Como nos dice el Salmo 22:3, Dios habita en las alabanzas de su pueblo.

Así que, en esos días cuando todo parece ir mal, recordemos que tenemos un recurso poderoso en Jesús. Él no solo cambia las circunstancias, sino que también cambia nuestros corazones y nuestras perspectivas. Y eso, queridos hermanos y hermanas, hace toda la diferencia.

III. Pasos Prácticos para Permitir que Jesús Cambie tu Mal Día

a. La Oración cambia tu mal Día

Comienza el día hablando con Jesús. La oración es como el desayuno para nuestro espíritu; nos da la energía necesaria para enfrentar el día. Cuando hablamos con Jesús al comenzar nuestro día, estamos estableciendo un tono de esperanza y fortaleza.

No tiene que ser una oración larga o complicada. Un simple “Señor, guíame hoy” puede hacer una gran diferencia. La oración nos conecta con el cielo y nos da acceso a la sabiduría divina. Como nos dice Mateo 7:7, “Pedid, y se os dará“. La oración no es un monólogo; es un diálogo. Escuchemos también lo que Jesús tiene que decirnos, y veremos cómo nuestro mal día comienza a cambiar.

b. Lectura de la Biblia Cambia tu mal Día

Busca palabras de aliento en las Escrituras. Después de la oración, es vital sumergirse en la Palabra de Dios. La Biblia es como un faro que ilumina nuestro camino en los días más oscuros. Podemos encontrar palabras de aliento, promesas y directrices para cada situación que enfrentamos.

El Salmo 119:105 dice: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino“. No solo leamos la Biblia, meditemos en ella. Al hacerlo, permitimos que esas palabras se arraiguen en nuestro corazón. Y cuando las palabras de Dios están en nuestro corazón, es más fácil enfrentar los desafíos del día.

c. Acción

Pon en práctica lo que has aprendido en tu relación con los demás. Finalmente, no basta con orar y leer la Biblia si no ponemos en práctica lo que hemos aprendido. Santiago 1:22 nos advierte: “Sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores“. Cuando enfrentamos un mal día, una de las mejores maneras de cambiarlo es siendo una bendición para los demás.

Un gesto amable, una palabra de aliento, o incluso una sonrisa pueden hacer una gran diferencia en la vida de alguien más. Y al hacerlo, también cambiamos nuestro propio día. Recordemos las palabras de Jesús en Mateo 25:40: “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis“. Al poner en práctica lo que hemos aprendido, no solo cambiamos nuestro día, sino que también reflejamos el amor de Jesús en el mundo que nos rodea.

Conclusión

Hermanos y hermanas, hemos explorado cómo Jesús puede cambiar nuestro mal día. Hemos aprendido que, aunque los días malos son inevitables, tenemos un Salvador que está más que dispuesto a intervenir. Hemos visto que la oración, la lectura de la Biblia y la acción son pasos prácticos que podemos tomar para permitir que Jesús transforme nuestro día.

No estamos solos en nuestras luchas; tenemos un Dios que nos ama y que quiere lo mejor para nosotros. Como nos dice Romanos 8:28, “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien“.

Así que, al enfrentar los desafíos de la vida, recordemos siempre invitar a Jesús a ser parte de nuestro día. Él no solo cambiará nuestras circunstancias, sino también nuestros corazones. Y cuando nuestros corazones cambian, todo lo demás sigue. Que el Señor les bendiga y les fortalezca en su caminar diario con Él. Amén.

Que Dios les bendiga a todos.

© Pedro Blanco. Todos los derechos reservados.

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