Mensajes Cristianos… Predicas Cristianas
El ser humano es un ser extraordinario, por algo es la obra maestra de la creación, fuimos dotados con dones y características únicas de entre todo lo creado, y es que estas singularidades nos fue dada por el Creador directamente, cuando Dios sopló aliento de vida (Génesis 2:7) fue dotado de cualidades propias de Dios que este dio a la humanidad, una de estas y que hablaremos el día de hoy es aquella que nos hace sentir tristezas, alegrías, enojo, rabia o melancolía, aquella llamada Emoción.
Somos seres emocionales, reaccionamos emocionalmente y nos comportamos emocionalmente, no existe ser netamente racional, que pueda hacer al lado las emociones; pues para ello actuamos ya que está impregnada en nuestra naturaleza humana, muchos eruditos dicen que el alma es aquel que nos permite experimentar y vivir estas emociones, pero sea cual sea el origen todo ser humano las experimentas, pero
¿Qué pasa cuando vivimos gobernados según nuestras emociones?
Pues fácilmente pasamos a ser seres desordenados, vienen los conflictos y seriamos seres itinerantes que cambian de parecer a cada instante según como nos sintamos.
Las primeras emociones que pueden verse que sintió el ser humano fue vergüenza y después miedo, ¿cómo lo sabemos? Génesis 2:25, indican que Adán y Eva estaban desnudos sin sentir vergüenza, pero después de la caída, en Génesis 3:7, vemos que sus ojos abiertos y se dieron cuenta de su desnudes y se cubrieron, pasaron de no sentir vergüenza a sentirla, después de esto el ser humano sintió miedo Génesis 3:10, ¿curioso no?
Las emociones son exteriorisables, prácticamente imposible de ocultar, hay persona que cuando están feliz le brillan los ojos, otras que al estar bravas se les agrandan la nariz, cuando estamos amargados tenemos el ceño fruncido.
Cuando estamos tristes nuestros ojos se lagrimean, y es que hay una conexión entre lo que sentimos y lo que demostramos, Proverbio 15:3 “El corazón alegre hermosea el rostro; Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.”
La alegría es sin lugar el duda la emoción predilecta de cada persona, a la gran mayoría nos encanta la alegría y la sonrisa, y es casi una generalidad para todos los latinos, pues somos personas alegres.
La biblia habla de emociones, por ejemplo ante la presencia de Dios debemos entrar con alegría: “Servid a Jehová con alegría; Venid ante su presencia con regocijo.” Salmos 100:2, y Dios convertirá nuestra tristeza en alegría “Has cambiado mi lamento en baile Desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría” Salmos 30:11.
¿Qué padre no quiere que sus hijos vivan en alegría? Cuanto más nuestro Padre celestial quiere que vivamos alegres y felices, a Él le gusta que entremos ante su presencia alegres y felices.
¿Qué hay del enojo y la ira?, la Palabra de Dios también habla de esto, mucha persona piensan que es malo enojarse o airarse, claro que no lo es, lo malo es si dejamos que esta emoción nos haga perder el control y la cabeza trayendo como consecuencias insultos, proferir malas palabras, golpear, mentir, herir a las otras personas, eso sí es malo para Dios y para cualquier persona en general, la Biblia es muy clara cuando dice: “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo.” Efesios 4:26-27, efectivamente el enojo y la ira puede traer consecuencias como pecado, rencor y que el diablo tome lugar.
Es curioso cómo podemos ver en la Palabra de Dios que entremos ante su presencia con regocijo y en contra parte el enojo da lugar al diablo, ahora claro, no es que el enojo es del diablo, es que él toma provecho de la ocasión para hacernos cometer hechos que luego podemos lamentar.
Para concluir, las emociones son parte de lo que somos como seres humanos, dependen en gran manera de factores externos, aunque no es una regla, pero la cuestión no es de donde provienen las emociones que sentimos, es si nosotros podemos dominarlas en el momento adecuado o somos seres volátiles que estallan ante las emociones.
Debemos tener dominio propio de nuestras emociones, disfrutar las positivas (Alegría, gozo, expectativas, felicidad) y dominar aquellas que son tóxicas (enojo, ira, amargura, tristeza, melancolía).
Lo que sentimos lo exteriorizamos, procuremos la felicidad y el bienestar y aprendamos a controlar las emociones tóxicas, que nuestro rostro resplandezca de felicidad y que no sea opacado por la amargura y el enojo.
Redactado por: Erick Principal
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