Yugo desigual

Reflexiones Cristianas… Mensajes Cristianos

Los primeros pasos que damos en la vida con independencia son cuando comenzamos la escuela. Allí llegamos solos y después de la primera semana no tardamos en encontrar compañía.

A esta edad generalmente nos asociamos a alguien de nuestro propio sexo por razones comunes para jugar, conversar sin limitaciones y muchas veces para sentirse respaldado por alguien en la misma causa. Esto no es malo, por el contrario es totalmente normal. Lo verdaderamente importante en dar este paso es saber escoger ese compañero o compañera con quien empezamos a compartir cosas de la vida.

Cuando hablamos de yugo desigual, no nos referimos solamente a la relación entre novios o esposos aunque estas son sin duda las de mas cuidado a la hora de elegir; pero también el yugo desigual debe evitarse antes de contraer una amistad que pueda perjudicarnos. En el libro de los Corintios, 2 Corintios 6:14 dice: No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿que comunión la luz con las tinieblas?.

Son incontables los casos de niños y jóvenes procedentes de familias decentes y de una vida ordenada que al llegar a la escuela otros jóvenes de familias con muy malos hábitos, han terminado arruinándoles la suya, por lo que es vital que nuestros hijos en sus horas de independencia se reúnan con otros que no entorpezcan la educación que tuvo en la casa.

Los patrones que en sus primeros pasos por la vida vio en el hogar, deben mantenerse en su formación. Los padres son responsables de interrumpir cualquier amistad que lleve al hijo por malos derroteros aun cuando tenga que trasladarlo de escuela o del barrio donde se viva, como ultima alternativa.

Cuando somos mayores la influencia de una amistad negativa puede llegar a ser muy perjudicial y por lo general todos hemos tenido en la vida por lo menos una de estas experiencias y si no se han corregido a tiempo las consecuencias pueden resultar fatales.

En el matrimonio las cosas son más serias, porque la mala amistad se puede cancelar y si las consecuencias no fueron muy profundas, ahí termina el problema. Sin embargo, el matrimonio no es una unión que se hace para romperlo con el primer motivo.

El matrimonio bíblicamente se hace para que esa unión forme una sola carne y termine solo con la muerte, porque el adulterio también puede terminarlo; pero no es lo normal, aunque aberradamente se quiera ver así, lo normal es que nunca se rompa.

Por eso cuando vamos a escoger nuestra pareja para matrimonio, debemos ser muy cuidadosos y no basarnos únicamente en elementos exteriores sino interiores que es donde están los valores que Dios quiere que tengamos en común.

Seamos sabios en espíritu para discernir lo que nos hace un yugo desigual y firme de carácter para ni siquiera iniciar la relación y la victoria estará garantizada.

© Antonio J. Fernandez. Todos los derechos reservados.

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Antonio J. Fernández
Mi nombre es Antonio Fernández, soy profesor universitario de matemática, y hace más de 20 años que sirvo al Señor. Mi esposa y yo asumimos el compromiso de serle fiel cada día de nuestras vidas, y de predicar Su palabra para cumplir con la misión que Él nos entrego.

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