Y no volveré atrás

Mensajes Cristianos.. Devocionales Cristianos

Emilio Colono es un joven cubano que llegó a Miami con el éxodo del Mariel en el año 1980. Sus padres trabajaron mucho en esa primera década para que Emilito dedicara todo su tiempo a los estudios. Inteligente, obediente y muy disciplinado el pequeño hijo siempre respondió positivamente a todas las exigencias de los padres quienes lo complacían en todo, excepto en que flaqueara en sus estudios.

En 1992, Emilio con gran orgullo le entrega a sus padres el certificado de su bachillerato en contabilidad, obtenido en la Universidad Internacional de la Florida. Jacinto Colono, su papá, decidió premiarlo cambiándole su coche, que ya estaba un poco viejo, por uno nuevo y le instó a seguir superándose.

Sin pérdida de tiempo, Emilio aprovechó una oferta de trabajo que vio en el periódico de parte de una compañía brasileña, donde fue aceptado de inmediato por sus buenos resultados en su carrera. Al mismo tiempo regresó a la universidad para completar su maestría. Tres años más tarde había concluido su master en contabilidad y al mismo tiempo fue ascendido de posición en su trabajo porque sus iniciativas le dieron muchos logros a la compañía trayéndole grandes ganancias.

En pocos años Emilito pudo ver el fruto de su trabajo. Lo tenía todo: buen salario, una cómoda casa, un lujoso automóvil y una familia que lo quería. No se había casado porque era partidario de que primero disfrutaría un poco la vida antes de dar ese paso tan serio.

Como hombre joven y soltero, Emilio solía, después de terminar su jornada de trabajo, visitar un bar donde siempre lo esperaban los mismos amigos para beber unos tragos y relajar de las cargas y responsabilidades de su empleo.

Eran sólo unos tragos, él nunca se embriagaba; sin embargo notaba que esto no estaba resultando y que sus inquietudes no eran solventadas por cuanto al día siguiente se levantaba con el mismo stress y no había razón para ello, era eficiente en el trabajo, admirado y querido, tenía dinero y todo lo material para vivir cómodamente y sin preocupaciones mas: -¿qué está pasando? Algo me falta- se preguntaba constantemente a sí mismo.

Un viernes por la tarde, cuando Emilito recogía sus cosas para terminar la semana laboral y se disponía a realizar su acostumbrada visita al bar con los amigos, algo inexplicable lo detuvo a reflexión.

Se sentó en su butaca, colocó los codos sobre el escritorio y dejó descansar la cabeza sobre sus manos. _Sé que algo me falta y estoy seguro que no lo encontraré en el bar- pensaba en voz alta. Entonces tomó un libro que estaba a su derecha y cuando va a leer: -eh, esto es una Biblia, ¿quién la habrá puesto aquí?-

-Fui yo- respondía una voz femenina que hacía su entrada en la oficina. Era Andrea, la empleada de limpieza que venía todas las tardes después que Emilio se retiraba. -Se me quedó ayer cuando limpiaba la oficina, ¿y usted por qué no se ha marchado? siempre es puntual en entrar y salir en su oficina.-

_Eso no importa ahora Andrea: pero dime algo, ¿tú lees esto?-

-Sí, y lo hago todos los días-

-¿Y qué ganas con eso?-

-Mucho, tengo la paz que necesito, tengo quien me protege y tengo la vida eterna garantizada-

Emilio se detuvo a meditar y recordó que siempre veía a Andrea sonriendo y cantando y nuca triste.

-Dime algo más Andrea, ¿cómo yo pudiera conseguir todo eso que tú tienes?-

-Muy sencillo- respondió ella -acepta a Jesucristo como tu Señor y todo está echo-

-¿Pero cómo hacerlo? explícame-

-Mira- dijo ella -esta noche hay una cruzada cristiana en La Catedral del Pueblo, te invito a asistir-

-Iré contigo, quiero tener todo eso que tú tienes en abundancia y que a mí me falta y que he comprobado que no hay dinero en el mundo que lo pueda comprar-

Esa tarde los amigos de Emilio le marcaron ausente en su reunión del bar y acordaron que él debiera dar una seria explicación.

El lunes entrante, Emilio llegó a sus oficinas con la alegría que nunca había tenido, esa tarde sus amigos volvieron a marcarle ausente y las ausencias se repitieron por toda la semana y la reunión decidió, por votación unánime, darle baja del grupo.

Ahora Emilio ha perdido los amigos que lo acompañaron en sus momentos de depresión; pero que nunca resolvieron nada. En cambio, ha alcanzado la amistad de Jesucristo que en un abrir y cerrar de ojos, le ha dado la paz que tanto ansiaba.

Mi querido amigo que lee este relato, no es una casualidad que entre a estas páginas. Si usted se encuentra en una situación parecida a la que tuvo Emilio, también puede salir de ella.

La iglesia El Nuevo Pacto está celebrando una cruzada de avivamiento, como pudo ver en la portada de este sitio. Te invitamos a que asista. Jesús dijo: -Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamásJuan 6:35.

© Antonio J. Fernandez. Todos los derechos reservados.

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Antonio J. Fernández
Mi nombre es Antonio Fernández, soy profesor universitario de matemática, y hace más de 20 años que sirvo al Señor. Mi esposa y yo asumimos el compromiso de serle fiel cada día de nuestras vidas, y de predicar Su palabra para cumplir con la misión que Él nos entrego.

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