Cómo Confiar en Dios Cuando Todo Se Mueve | Mensajes Cristianos
Lectura principal: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza.” Salmos 46:1-3
Introducción
¿Cuántas veces nos encontramos en medio de situaciones que parecen sacudir todo lo que creíamos firme? Un diagnóstico inesperado, una pérdida, una crisis familiar, un cambio económico. En esos momentos, todo parece inestable. Pero el Salmo 46 nos ofrece una verdad inquebrantable: Dios es nuestra fortaleza, aún cuando la tierra tiembla bajo nuestros pies.
Este no es un consuelo superficial. Es una realidad espiritual que ha sostenido a hombres y mujeres de fe a lo largo de los siglos. Hoy, más que nunca, necesitamos aprender a confiar en Dios en medio de la tormenta, a cultivar una fortaleza espiritual que no depende de las circunstancias, sino de Su presencia viva entre nosotros.
¿Qué Hacer Cuando Todo Se Mueve?
La imagen del Salmo es clara: “aunque la tierra sea removida…”. No es una exageración. Nos habla de crisis reales, profundas, donde incluso lo más sólido parece tambalearse.
Tal vez no te ha temblado literalmente la tierra, pero tu mundo sí. El diagnóstico que cambió tus planes. El negocio que no funcionó. La relación que terminó. En esos momentos, el alma busca estabilidad desesperadamente.
Y aquí entra la verdad central del versículo 1: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.”
No dice que tal vez lo será. Dice que ya lo es. Ahora. En este momento.
La Fortaleza Espiritual No Nace del Control, Sino de la Rendición
Muchos creen que ser fuerte espiritualmente significa mantener siempre la calma, no llorar, no dudar. Pero la Biblia nos muestra otra cosa. Los grandes hombres y mujeres de fe tuvieron momentos de debilidad, de quebranto, de confusión.
David lloró. Elías se escondió. Jeremías se lamentó. Incluso Jesús, en Getsemaní, oró con angustia.
Pero lo que todos ellos tenían en común era esto: no se quedaron ahí. Volvieron a mirar al Padre.
La fortaleza espiritual no es orgullo, ni autosuficiencia. Es aprender a decir: “Señor, no puedo solo. Te necesito ahora.” Y esa humildad, ese rendirse, es precisamente donde comienza la verdadera fuerza.
Como dice 2 Corintios 12:9: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.”
En otras palabras, cuando más frágil te sientas, más fuerte puedes llegar a ser si decides confiar en Él.
Fe en Tiempos Difíciles: Una Decisión Diaria
Tener fe en tiempos difíciles no siempre significa sentir paz inmediata. A veces es simplemente negarse a rendirse. Es seguir creyendo aunque no se vean los resultados. Es orar sin evidencia, servir sin reconocimiento, esperar sin garantías.
Me acordé del documental sobre los rescatistas del 11 de septiembre. Mientras todo colapsaba, ellos entraban en los escombros con una fe que iba más allá del miedo. Su esperanza no estaba en las estructuras, sino en el propósito que los impulsaba.
Así es nuestra vida en Cristo. Las estructuras pueden caerse, pero nuestro llamado a confiar en Dios permanece firme.
Isaías 43:2 lo afirma con ternura: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán; cuando pases por el fuego, no te quemarás.”
No dice “si pasas”, sino “cuando”. El sufrimiento no es opcional, pero la desesperanza sí. Puedes elegir mirar hacia arriba, en vez de hacia lo que se rompe.
Dios No Solo Sostiene, También Restaura
El Salmo no solo habla de un Dios que sostiene en medio de la tormenta, sino también de un Dios que restaura el alma y trae paz duradera.
En el versículo 10 encontramos un llamado claro: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios.”
En medio del ruido, Dios nos invita a detenernos, a respirar, a recordar quién es Él. No necesitamos tener todas las respuestas. Solo necesitamos saber quién tiene el control.
Cómo Cultivar Fortaleza en Medio del Caos
- Llena tu mente con Su Palabra. La verdad desplaza el temor.
- Ora sin filtros. Dile a Dios exactamente cómo te sientes.
- Busca comunidad. No enfrentes la tormenta en soledad.
- Recuerda lo que ya ha hecho por ti. El mismo Dios que te ayudó antes lo hará otra vez.
No necesitas sentirte fuerte para ser fuerte. Solo necesitas confiar en Dios con todo tu corazón. Su fuerza se perfecciona cuando tú decides rendirte a Su voluntad.
Conclusión
Amigo, hermana, hermano… si hoy sientes que el mundo a tu alrededor se mueve, recuerda esta verdad: tu fe puede mantenerse firme porque Dios no se mueve. Él es tu amparo. Él es tu fortaleza. Y Él es tu pronto auxilio… no mañana, sino ahora.
Renueva tu amor por Dios; en Él encontrarás fuerza y dirección para cada paso de tu vida.
© Miguel Angel Robles. Todos los derechos reservados.