Saca la idolatría

Predicas Cristianas

Predica de Hoy: Saca la idolatría

Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Éxodo 20:3-6

Introducción:

Vemos a preciosos siervos y siervas del Señor que, como el antiguo pueblo de Israel, a pesar de conocer el propósito del Señor con su vida mantenían una relación cíclica con Él, podemos ver como ese pueblo escogido una día estaban tocando la gloria de Dios en su presencia, viendo prodigios y milagros que Dios hacía a favor de ellos; pero al poco tiempo después los vemos sumido en el pecado y bajo la ira de Dios como fruto de la desobediencia.

Así hay creyentes que viven en medio de la gloria del Señor un tiempo, y luego caen en un agujero de tinieblas, cuando esta situación no les lleva a alejarse de los caminos del Señor; es cierto que cada uno de nosotros decaemos frente a los problemas o cuando las cosas no son como quisiéramos, nuestros brazos nos pesan frente a las circunstancias y nos cuesta levantarlos para adorar al Señor, pero teniendo en cuenta de que podemos decir:

“Jehová es mi roca y mi fortaleza, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; Mi escudo, y el fuerte de mi salvación, mi alto refugio; Salvador mío; de violencia me libraste. Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, Y seré salvo de mis enemigos” 2 Samuel 22:2-4, solo al Señor debemos temer y debemos demostrarlo cumpliendo con sus mandatos.

La idolatría – Leamos la Palabra de Dios

Éxodo 20:3-6 “No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos”.

Lo primero que haremos es dejar claro que cuando el Señor habla de dioses ajenos son aquellos que se adoran fuera de Él. Lo cual no quiere decir que sean exclusivamente hombres sino también todo aquello que le desplace del primer lugar del corazón.

De igual manera, las imágenes a que se refiere no son solo aquellas que se encuentran en los santuarios, sino que también pueden ser imágenes que elevamos en nuestra mente y las llevamos a ocupar el lugar de Dios en nuestro corazón, adorándolas aún más que a Dios.

Otra cosa que debemos tener claro es que cuando la Biblia se refiere a lugares altos, se está refiriendo a aquellos lugares donde se adora a esos dioses e imágenes, que por cierto no se trata de los santuarios físicos que conocemos sino también de aquellos que levantamos en nuestro corazón y aunque los hombres no los ven, el Señor si lo hace.

Es necesario que además de ser espirituales pensemos y razonemos para ser buenos cristianos y obedientes a lo que el Señor nos manda. Es así que por el hecho de no razonar respecto de lo que sucede en nuestra vida podemos perder la bendición que anhelamos y por la cual pasamos horas clamando al Señor; por no analizar lo que sucede a nuestro alrededor y razonar hacia dónde pretende dirigirnos el entorno que nos rodea es que muchos pierden sus ministerios.

Cuando tocamos el cielo con las manos, cuando pareciera que la unción ya se derrama sobre nuestra vida, viene alguien y nos dice que el ministerio que pretendíamos desarrollar no es el nuestro; o le hacen bajar los brazos diciéndole: ¡Que vas a ser pastor!, o ¡¿Qué vas a ser evangelista o misionero, no tienes pasta para eso!

Es allí en donde debemos razonar y pedirle al Señor que nos confirme nuestro sentir y saque a luz la verdad, no sea que nos estén diciendo esto porque como ellos mismos no hacen nada para el Señor no dejan que nos desarrollemos y cumplamos el propósito que Dios.

Al ingresar a la tierra prometida Dios les ordena: “Cuando hayáis pasado el Jordán entrando en la tierra de Canaán, echaréis de delante de vosotros a todos los moradores del país, y destruiréis todos sus ídolos de piedra, y todas sus imágenes de fundición, y destruiréis todos sus lugares altos; y echaréis a los moradores de la tierra” Números 33: 51-53

Destruir falsos dioses de la idolatría

Esto mismo es lo que nos ordena hacer cuando recibimos a Cristo; por este mandato del Señor es que debemos destruir los falsos dioses, ídolos que nos fabricamos con imagen de futbolistas, cantantes, amigos o parientes, cuando venimos a Cristo es necesario bajar del pedestal todo aquello que hemos elevado para adorar, aunque muchas veces no nos hayamos dado cuenta de que lo hacíamos.

Pero hay quienes no cumplen con este mandato y mantienen su idolatría, o incluso generan nuevas elevando a un hermano, el líder, al pastor, o a los grandes predicadores que pueden ser usados grandemente por el Señor, pero de ninguna manera son Dios para adorarles.

Como cristianos debemos amar a Dios por sobre todas las cosas y por lo tanto Su Palabra y Su guía deberá estar por sobre todas las cosas, debiendo tener en cuenta que “cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios, y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma” Deuteronomio 13:1-3.

Decía en un principio que hay muchos cristianos que llevan una vida espiritual cíclica en la cual hoy alumbran a todos con la gloria de Dios que les rodea, y mañana están ciego por las tinieblas que les rodean; esto sucede porque interiormente no quieren reconocer su situación espiritual, llegan a tener miedo de indagar en lo profundo de su corazón cual es verdaderamente la razón del comportamiento de su relación con el Señor, y entonces prefieren las excusas, o cargar a los demás sus propias culpas.

Dios manda a Su pueblo diciendo: “Guárdate de hacer alianza con los moradores de la tierra donde has de entrar, para que no sean tropezadero en medio de ti. Derribaréis sus altares, y quebraréis sus estatuas, y cortaréis sus imágenes ..……. Porque no te has de inclinar a ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es” Éxodo 34:11-14

Hay cristianos que continúan haciendo alianza y prefiriendo la amistad con aquellos que no quitan de su vida las cosas del mundo o sus propios altares de adoración, llegando a inclinarse a sus dioses sin darse cuenta de que están perdiendo su propia bendición, y que están cayendo en las tinieblas espirituales donde la luz de Cristo no llega a iluminar.

“En el año segundo de Joás hijo de Joacaz rey de Israel, comenzó a reinar Amasías hijo de Joás ….. Cuando comenzó a reinar era de veinticinco años, y veintinueve años reinó en Jerusalén; ………. Y él hizo lo recto ante los ojos de Jehová, …….. Con todo eso, los lugares altos no fueron quitados, porque el pueblo aún sacrificaba y quemaba incienso en esos lugares altos” 2 Reyes 14:1-4

El problema de aquellos que no cambian sus actitudes y de forma de vivir, de aquellos que no quitan de vida esos pueblos que tarde o temprano les harán inclinarse a sus ídolos, de aquellos que no quieren desprenderse de los espíritus inmundos que les gobiernan de tanto en tanto haciendo cíclica su vida espiritual, es que no han quitado de su vida los lugares altos y entonces cuando menos lo esperan están sacrificando y adorando a otros dioses.

Estos cristianos actúan bien en el templo y en la obra del Señor cuando están en su cúspide espiritual, comienzan bien cada tarea que les es encomendada pero no perseveran en ella, pues cuando alguna situación les acerca a uno de esos lugares altos que conservan en su vida son tentados a adorar sus ídolos y dioses, cayendo de su lugar de privilegio a  las tinieblas más profundas.

Y es cierto que el diablo aprovecha la circunstancia para hacerles salir del propósito, pero recordemos que “cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte” Santiago 1:13-15.

Hay quienes aún no se han decidido a sacar la idolatría de su vida y por esto vuelven a caer una vez tras otra sin que puedan llegar a cumplir el propósito de Dios, tanto en el aspecto ministerial como en cada una de las áreas de su vida, por lo que su vida espiritual es un ciclo interminable de gloria y tinieblas, pero tú, “guárdate de hacer alianza con ellos, para que no sean tropezadero en medio de ti…., recuerda que Dios celoso es”;

Razona y piensa de quien te estás rodeando, con quién te estás relacionando, y si ves que pretenden hacerte alejar del propósito y de tu ministerio, escucha al Señor cuando te dice: “No darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma”.

Un siervo o una sierva de Dios sabe amar a Dios haciendo su voluntad y cumpliendo sus mandamientos, ya que “este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos” 1 Juan 5:3; si aún no lo has hecho, destruye los lugares altos y saca la idolatría para no ser tentado a volver a adorar y sacrificar allí, pues solo sacrificarás tu ministerio y tus bendiciones.

Quienes no han quitado esos lugares altos de su vida mantienen un nivel espiritual que sube y baja conforme al estado de su relación con el Señor, pero nosotros, los verdaderos hijos de Dios que hemos aprendido a aceptar su bendiciones, exhortaciones y correcciones sabiendo que “el que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige” Proverbios 13:24, caminamos siempre en ascenso “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes” Efesios 4:13-14.

© Ricardo Hernández. Todos los derechos reservados.

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Ricardo Hernández
Siervo de Jesucristo.

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