Nuestro jardin.. Lectura del dia

Predicas Cristianas

Dios creó un lugar especial para la vida del hombre, el Edén, que significa: Deleite, placer, y era el lugar de residencia de Adán y Eva hasta el momento de la rebeldía y desobediencia de ambos; fue un huerto preparado y plantado por nuestro creador que contaba con “Todo árbol delicioso a la vista y bueno para comer;  también el árbol de la vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal”.

El huerto del Edén fue creado por las manos maravillosas de nuestro hacedor, obra perfecta de la suprema sabiduría y poder de Dios; hoy hablaremos del jardín de nuestro corazón, el lugar santo que Dios ha preparado en cada uno de sus hijos para habitar.

Leemos la palabra de Dios en Génesis 2:8-17

Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de la vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal. Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartían en cuatro brazos. El nombre del uno era Pisón; este es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro, y el oro de aquella tierra es bueno; hay allí también bedelio y ónice. El nombre del Segundo río es Gihón; este es el que rodea toda la tierra de Cus. Y el nombre del tercer río es Hidekel; este es el que va al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Eufrates. Tomó pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que comieres, ciertamente morirás”.

Nada en la tierra es satisfactorio, agradable y deleitoso para el hombre, sino lo que nuestro Dios ha provisto y destinado para los que le aman.

Dios en su infinito amor, gracia y sabiduría ha proyectado una vida plena para cada uno de sus hijos amados, Él se goza en gran manera cuando sus pequeños son felices y disfrutan de todo lo que ha creado e ideado para ellos.

El problema viene cuando el hombre comienza a caminar fuera de la voluntad de Dios, entonces actúan como lo hizo Adán, y caen como cayó Adán en pecado de rebeldía y desobediencia, 3:17-19; allí en el huerto del Edén estaba plantado el árbol de la vida y estaba el árbol de la ciencia del bien y del mal, 2:16-17.

Y hoy en el jardín de nuestro corazón está plantado el árbol de la vida que es Cristo, pero también el árbol de la ciencia del bien y del mal, por lo que habita en el jardín de nuestro corazón la vida y la muerte, el bien y el mal, la bendición y la maldición, y cada uno de los hombres comerá conforme quiera deleitar su alma, pidamos a Dios comer del alimento que para vida eterna está preparado, Jesús dijo: “Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundoJuan 6:51.

Dios le encargó a Adán labrar, cuidar y cultivar el huerto de Edén; hoy los hijos de Dios escogidos para salvación tenemos esta misma orden de parte Dios, cuidar el jardín de nuestro corazón porque es el habitáculo de Dios.

La orden de Dios para Adán como para nosotros sus hijos, conlleva mucho esfuerzo, amor, trabajo, paciencia, compromiso, perseverancia, responsabilidad, diligencia, no podemos descuidar  la tarea encomendada, debiendo tener en cuenta que no lograremos solos el cuidado de nuestro corazón, por lo que Dios ha depositado en nuestro corazón riquezas espirituales, y una de ella es la palabra de Dios que no ayudará a guardar y proteger nuestro jardín:

El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la bocaLucas 6:45.

Dios escogió un pueblo santo del cual somos parte cada uno de nosotros.

Un pueblo santo, fuerte, de valientes y esforzados soldados los cuales nos ocupamos día a día de cuidar el jardín de nuestro corazón para no dejarlo minar por las obras perversas del mal, siendo obedientes y sabios en toda nuestra manera de vivir para cuidar las riquezas que Dios nos ha entregado.

Así mismo, dice la palabra de Dios que Dios rodeo el Edén con un río que se repartía en cuatro brazos, que contribuían grandemente en la vida de Adán fluyendo a través de ellos, riquezas, productividad y prosperidad, estos ríos productivos, no se podrían comparar al río de Dios que desciende del paraíso celestial, que es su mismo Espíritu que fluye en aguas vivas del trono de la gracia para darnos vida eterna:

Después me mostró un río limpio de agua de vida, y resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las nacionesApocalipsis 22:1-2.

Dios nos ha dado vida, y esa vida se encuentra en el corazón del hombre que es el huerto donde Dios habita, donde el hombre tiene plena comunión con su Señor y creador.

Dios es real en cada corazón de sus hijos, su voz se puede oír, su presencia y su amor se hace sentir, sus pasos podemos seguir, y es así que la verdadera felicidad del hombre no se encuentra en su exterior, sino que fluye desde su interior, de lo más profundo de su corazón.

Amada, cuida tu jardín el cual es tu corazón, porque en él hallas la vida, “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón porque de él mana la vidaProverbios 4:23.

Recuerda que no puede brotar agua dulce y agua amarga de una misma fuente, “¿Acaso alguna fuente hecha por una misma abertura agua dulce y amarga?. Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulceSantiago 3:11-12.

Hermanos, que la libertad con la que fuimos hecho libres y el libre albedrío que Dios ha dado a todos los hombres no se convierta en nuestras vida en libertinaje; que a la bondad de Dios, su gracia y misericordia no las subestimemos sino que vivamos piadosamente, siendo obedientes y sabios en toda nuestra manera de vivir:

Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y salvador Jesucristo, quién se dio a si mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí mismo un pueblo propio, celoso de buenas obrasTito 2:11-14, Amén.

Que la gracia y la sabiduría de Dios sea derramada en cada uno de nuestros corazones.

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