Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Texto Biblico: 1 Samuel 17:41-47
Introducción
Siempre decimos que no es nuestra guerra sino la de Dios. Pero deberíamos verificar en nuestro interior si realmente creemos esto. Pues si lo creemos deberíamos estar seguros de la victoria, y no de un simple triunfo. Sino de una tremenda victoria donde Dios es glorificado con ella.
Los mensajes cristianos y predicas cristianas nos enseñan que como cristianos debemos comenzar cada día con mayores esperanzas y expectativas. Parados en la roca firme que es Cristo por mi matrimonio, por mis hijos y nietos, por mi salud, por mi economía, y por todas esas cosas que anhelo en mi corazón.
Y si verdaderamente has entregado tu vida al Señor, entonces no tienes porqué pelear estas batallas. Sino que tu acción se debe limitar a mantenerte firme hasta ver la salvación que Dios te entregará. Pes el Señor estará contigo en cada una de ellas, y aunque “para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible” Mateo 19:26.
Sólo Dios puede cambiar las circunstancias
Yo no puedo cambiar las circunstancias que me toca pasar, sólo Dios puede cambiarlas. Pero lo que sí puedo hacer es cambiarme a mí mismo con la ayuda del Espíritu Santo. Ya que no estoy solo en esta batalla, sino que Dios estará conmigo mientras permanezca firme, y Él todo lo puede hacer.
En ciertos momentos nuestra vida se puede convertir en un temor constante, al ver las circunstancias que nos rodean. Como humanos al fin, somos débiles y tendemos a preocuparnos por todo. Sobre todo cuando vemos que la guerra que estamos tratando de luchar la estamos perdiendo.
Olvidamos que somos hijos de Dios, y por los afanes de la vida también olvidamos que la guerra no es nuestra. Se nos olvida que no está en nosotros la capacidad para vencer. Olvidamos que nuestras fuerzas no dependen de lo humano ni de lo terrenal, sino de Dios. Pues muchas veces, el hombre, incluso muchos creyentes, se olvidan de Dios y dejan de tenerlo como primera causa de sus vidas.
Muchos confían en su sabiduría
Son muchos los que confían en su sabiduría, en su capacidad, o habilidades, para lograr triunfar en la vida. Sin tener en cuenta que la vida, el éxito, y el desarrollo personal indefectiblemente tiene una componente que se llama Dios.
Sabemos que David tenía un corazón conforme al corazón de Dios, y esto se manifestó claramente cuando siendo muy joven y pequeño fue a enfrentar a Goliat sabiendo que no será él, sino Dios, quien vencerá al gigante.
Los mensajes cristianos y predicas cristianas nos enseñan que si verdaderamente estamos seguros que todo lo que hacemos o anhelamos está basado en la verdad y justicia, no debemos demorarnos para desarrollar totalmente los talentos a que tengamos más tiempo o recursos para disponernos a servir en la obra del Señor. Ya tenemos las piedras y la honda pues son provisión del Señor, y con nuestra fe puesta en Él corramos a enfrentar al enemigo que nos quiere detener en el avance.
Si fuese nuestra guerra podríamos desconfiar
Si fuese nuestra guerra podríamos desconfiar. Pero si nos hemos apoyado en Jesús para hacernos fuerte, ¿qué o quién podría detenernos? Dejemos de apoyarnos en nosotros mismos, pues de ahí surge la duda. Salgamos a enfrentar al filisteo, si Dios está con nosotros, quién podría estar contra nosotros que nos pueda vencer.
Quizá estas pasando un momento donde en vez a un filisteo enorme que viene contra ti, todo te está saliendo mal. Y no es solo ese Goliat que viene a destruirte. Pues es ahí, en esos momentos, donde humanamente no se puede hacer nada, o nuestras fuerzas son insignificantes frente a tremendo adversario, cuando Dios sale a nuestro rescate y nos recuerda: “porque no es vuestra la guerra, sino de Dios” (2 Crónicas 20:15). Y cuidado, con el que se mete con un hijo de Dios, porque nuestro Padre sale a nuestro auxilio. Pues es nuestro pronto auxilio en la tribulación y quien levanta nuestra cabeza.
Dios quiere traer lo nuevo a su pueblo
Hoy, Dios quiere traer lo nuevo a su pueblo. Él quiere renovar su aceite en nosotros, quiere renovar nuestra mentalidad. Dios quiere renovar la visión, pero por sobre todas las cosas, quiere renovar la comunión intima:
“pues ahora, ……., esfuérzate, dice Jehová; esfuérzate …….; y cobrad ánimo, pueblo todo de la tierra, dice Jehová, y trabajad; porque yo estoy con vosotros, dice Jehová de los ejércitos. Según el pacto que hice con vosotros cuando salisteis de Egipto, así mi Espíritu estará en medio de vosotros, no temáis” Hageo 2:4-5.
Muchas veces nuestra vida pasa por tiempos de cautiverio, de ganas de reconstruir, obstáculos y desánimo, y para ser renovados se necesitan nuevas fuerzas. Dios tiene un plan de renovación para todos, como renueva la naturaleza después del invierno al llegar la primavera, y esas nuevas fuerzas debemos buscarlas en un encuentro personal con Él a través de la Palabra de Dios, y permitiendo que su Santo Espíritu nos cambie y guíe, ya que es quien convence de pecado, es quien trae renovación a lo que está seco y muriendo.
“Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. ¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura” Zacarías 4:6-7
El poder del Espíritu Santo
Los mensajes cristianos y predicas cristianas nos enseñan que es el poder del Espíritu el que derriba cualquier obstáculo, ya que está por encima de toda estrategia y fuerza humana. Es lo que nos saca del estancamiento para desarrollar y ejercer eficazmente un ministerio.
Los mensajes cristianos y predicas cristianas nos enseñan que Jehová de los ejércitos está con nosotros. El Espíritu de Dios está medio nuestro, y es su presencia la que garantiza la victoria. Dios levanta en este tiempo y a través de los dones del Espíritu esos hombres y mujeres idóneos para cada momento y para el cumplimiento de su planes.
Si nos sentimos verdaderos hijos de Dios, tenemos que comprender que esta guerra no es nuestra. Tenemos que entender que ya no vivimos en nuestras propias capacidades, sino que nuestras capacidades se las entregamos a Dios. Se las entregamos a Dios para que Él haga lo que le parezca bien, y cuando hacemos esa rendición humana ante Dios debes estar seguro que tienes todo que ganar y nada que perder, porque hasta hoy el Señor no ha perdido una sola guerra.
La guerra no es tuya
Este día quizás tienes frente a ti una multitud de problemas que quieren intimidarte para robarte la paz y el gozo que Dios ha dado a tu vida. Pero déjame decirte que no tienes nada que temer porque la guerra no es tuya.
Si crees que es así, deja de pensar cómo vas a hacer. Deja de pensar como vencerás, no te rompas más la cabeza buscando soluciones humanas porque esta guerra no es humana ni terrenal. Esta guerra es espiritual, y si Jehová de los Ejércitos esta de nuestro lado, entonces ¿para qué preocuparnos? Mejor nos ocupemos de acercarnos más al Señor, nuestro Salvador.
Conclusión
Este es el día en que tu convicción se tiene que fortalecer y descansar en la promesa de Dios para tu vida. No es vuestra la guerra, sino la mía dice el Señor. Ya no luches más con tus fuerzas. Déjale las cosas al Señor, pues tiene mil formas de solucionar tu situación. Solo confía ciegamente en Su Palabra, porque si Dios dijo, entonces Dios hará. No temas, la guerra no es tuya, es del Señor. Él peleará por ti y vencerá.
Recordemos que Dios no quiere religión, él quiere renovación, corazones dispuestos a buscarlo de corazón, y con el único objetivo de agradarle. Dios quiere restaurar al caído, al quebrantado, a aquel cuya vida se está secando, acércate a Su presencia, él hará su obra en ti, y:
“la gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos” Hageo 2:9
Dios nos lleva de un nivel de gloria a otro nivel de gloria, pues en medio de las dificultades Él nos dará una gloria mayor.
© Ricardo Hernández. Todos los derechos reservados.