Caidos de la fe; apostasia

Predicas Cristianas

Introducción

En el evangelio de hoy trataremos un tema espinoso. Cuando realizamos un estudio de la palabra, en muchas partes de la Biblia se habla de apostasía. La palabra apostasía da la idea de salir fuera, abandonar o ser arrastrado afuera, viene del griego apo (de o desde en un sentido de alejamiento) e histanai (colocar, permanecer de pie). Hace alusión a cuando una persona renuncia a su fe o se desvía de ella.

En Lucas 18:8 se dice: “cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” eso sugiere que previa a la venida de Cristo el mundo estaría lleno de incrédulos y apostatas. Esta idea está reforzada en otras partes de la escritura.

¿Por qué muchos después de conocer la verdad se alejan del camino?

La primera y verdadera razón es que nunca cambiaron de naturaleza, puesto que el nuevo nacimiento implica un cambio de naturaleza. Si no hay nuevo nacimiento no hay cambio de naturaleza y el dicho de “El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.” (2 Pedro 2:20-22) adquiere sentido.

Los falsamente nacidos de nuevo regresan a sus viejos hábitos pecaminosos. Estas personas no perseveran en la doctrina de Cristo. Como máximo fueron religiosos. En contraste, las personas que se han apartado pero que verdaderamente han nacido de nuevo, van a apartarse por un tiempo, pero finalmente regresarán al camino.

En 1 Timoteo 4:1-3 se nos revela que en los tiempos del fin habrá una gran apostasía y que aparecerán muchos espíritus engañadores. Hoy en día en iglesias supuestamente cristianas, existen doctrinas que no se habían enseñado en casi 2000 años de cristianismo.

Nos encontramos con manifestaciones espirituales sin apoyo bíblico que pueden ser experimentadas sin necesidad de fe. Hablan de un nuevo mover del espíritu Santo, pero Dios proclama que es el mismo ayer hoy y siempre (Santiago 1:17).

Razones de la apostasía

Dejarse llevar por los sentimientos

A veces se tiene tanto celo por una religión o unas creencias determinadas que la gente es incapaz de reconocer y aceptar la verdad. Las personas piensan visceralmente y no de acuerdo a la razón.

Al compartir el evangelio de hoy con católicos nos encontramos tarde o temprano con la figura de la virgen María y el estatus de exaltación que se le da en el catolicismo. Al desposeer a la figura de María de toda deidad, carácter mediador y exaltación muchos están en abierto desacuerdo o se sienten ofendidos reaccionando con enojo. A pesar de que no existen motivos bíblicos para la exaltación de la figura de María, los potentes sentimientos que implica este personaje en el catolicismo hacen difícil mantener un diálogo edificante y mesurado con ellos.

Las raíces de Amargura

Algunas personas están resentidas contra Dios porque en algún momento Dios no cumplió sus deseos o sus expectativas. No supieron aceptar que, como todo padre sabio, no da siempre a sus hijos lo que desean.

Hay personas que oraron por un ser muy querido, pero Dios no atendió a sus ruegos y no libró a ese ser del mal que lo aquejaba. Eso provoca una fuerte decepción y resentimiento en algunas personas, que puede llevar al abandono de la fe.

Ignorancia y menosprecio de la palabra de Dios

Cuando hacemos un estudio de la palabra encontramos que en Hebreos 2:1, se nos exhorta a estudiar la palabra de Dios con diligencia para no “deslizarnos”. Este último término en el griego se usa en lenguaje náutico con el sentido de soltar las amarras de un barco. Si eso sucede el barco queda a la deriva y expuesto a corrientes y vientos.

Existen muchas iglesias que no dan prioridad al estudio de la palabra de Dios de Dios. Parecen mucho más importantes las manifestaciones espirituales, las profecías, los sueños y las visiones. El cristianismo adquiere un carácter místico y anti-intelectual. Sin crecer en el conocimiento de Dios, el creyente es muy vulnerable a todas las amenazas y engaños del enemigo.

La ignorancia de una ley no exime a nadie de su cumplimiento. La culpabilidad del hombre existe con conocimiento y sin él.

La falsa ciencia

Se refiere al falso conocimiento humano ya sea en el área de ciencias positivas como astronomía o biología, como en lo concerniente a conocimientos y filosofías en los cuales existen elementos incompatibles con el cristianismo. No todos eligen amar la verdad, algunos se quedan con la mentira.

¿Cuántas veces nos han llamado ignorantes por sostener ideas contrarias a la teoría de la evolución o el Big Bang?

Recordemos que Dios escogió historias locas y absurdas para mostrarnos la verdad. La historia del diluvio universal, la historia de Balaam y su burra, o Jonás siendo tragado por un gran pez son para este mundo historias para niños, absurdas y carentes de realidad. Sin embargo, la escritura nos dice en 1ª de Cor. 1:25: “lo insensato de Dios es más sabio que los hombres”.

Sucede, sin embargo, que cuando escudriñamos con una cierta profundidad estos asuntos, descubrimos la tremenda fragilidad de los argumentos sostenidos por estas teorías.

Estas teorías con aureola científica que pululan en los libros de ciencia, no son más que filosofías humanistas camufladas imposibles de probar. Y no sólo eso, tienen gravísimos problemas de viabilidad científica. Tanto la teoría evolutiva de Darwin, como la del origen del universo mediante una gran explosión, pertenecen literalmente a la categoría de asuntos de fe, puesto que es imposible demostrar y razonar dichas teorías con un poco de rigor.

Renunciar a nuestras ideas mundanas del ámbito que sean, es algo que cuesta, debido a que estas integran parte de nuestro yo, de quienes somos, por lo que atacar estas ideas se toma muy a menudo como un ataque personal. No todos están dispuestos a hacerlo.

Confiar ciegamente en el hombre

El ser humano eleva a un pedestal a algunos pastores y maestros, a modo de estrellas del rock o de celebridades del deporte. Algunos cristianos los consideran sus ídolos intocables, no importa si sus ideas se ajustan o no a la escritura.

Otros cristianos literalmente los llaman padres espirituales, siendo que Jesucristo dijo tajantemente que no hiciéramos tal cosa (Evangelio de Hoy – Mateo 23:9)

Confiar en otros hombres finalmente es una excusa para no leer y estudiar la palabra de Dios. El que no persevera en el estudio de la palabra de Dios es azotado por todo viento de doctrina (Efesios 4:14) y corre grave riesgo de ser extraviado de la fe.

Anteponer los deseos propios a la palabra de Dios

Otras personas deciden ignorar el evangelio porque prefieren seguir a su perverso corazón (Jeremías 17:9), sus propios deseos. Es una forma de autoengaño. Buscan seguir enseñanzas, pastores e iglesias que les agradan, pero que son repudiados por Dios.

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