Predicas Cristianas
Predicas Cristianas – Texto Biblico: Salmo 56
INTRODUCCIÓN
Otra versión de este mismo texto, nos dice: “En el día en que tengo miedo, yo en ti confío”. David fue un poeta, pero sus salmos no son el producto de una imaginación o de alguna inspiración mientras contemplaba algún hermoso paisaje. Son ellos, más bien, el producto de experiencias reales; de verdaderas batallas que como guerrero al fin tuvo que librar en su vida.
En el presente salmo él se siente en las manos del enemigo. Su lamento es un claro reflejo que él estaba confrontando una aparente derrota. Por tales razones David saca de lo más profundo de su corazón una serie de promesas que son para nosotros como un himno de esperanza que nos anima a no claudicar aunque las circunstancias no sean favorables.
Este salmo desnuda el corazón de un guerrero
El lamento del “dulce cantor de Israel” nos revela que somos débiles, y por tanto incapaces de impedirlo. Nos indica que por nuestra propia incapacidad sentimos miedo frente a aquello que nos es desconocido, o aquello donde vemos que nuestra vida será perturbada. Todos sabemos que el miedo fue una consecuencia directa de la caída del hombre.
Debe notarse que antes de eso, Adán no le tenía miedo a nada; era un verdadero “macho” en medio de de tantos animales. Y, ¿qué decir de Eva? Considere todo el tiempo que hablaba con la serpiente sin sentir nada, sino más bien agrado. ¿Qué tipo de conversación tendría Eva con la serpiente? El miedo ha sido el resultado directo del pecado.
Desde entonces hay miedo a una soledad perpetua, a una enfermedad repentina, a un descalabro económico, a un abandono por algún divorcio, a alguna situación difícil en nuestras familias lejanas, o, simplemente el miedo por lo que nos depara el futuro.
El miedo es natural entre nosotros
Lo fue para David, el hombre que enfrentó leones y osos en su juventud, pero que ahora dice que “muchos son los que pelean contra mí con soberbia” (vers. 2). Sin embargo, frente a al miedo, cualquiera que sea, decimos: “En el día que temo, yo en ti confío”. ¿De qué se trata esto?
I. EL TEXTO NOS HABLA DEL TIEMPO CUANDO SOMOS VISITADOS POR LOS TEMORES
1. Temores que devoran y oprimen cada día (vers. 1)
David experimentó la presencia real del miedo. En este caso estuvo representado por hombres que tenían muy malas intenciones contra él. En su justificado temor admite la feracidad de sus enemigos. De modo que frente a esto no es raro que David comience pidiendo la misericordia del Señor. ¿Por qué razón? Porque la misericordia es la fuente de donde vienen todas las promesas.
Vea cómo en los primeros versículos es notoria la palabra “cada día”, repitiéndose cuatro veces. Todo esto para indicar que había una prueba constante, sin tregua, con la intención de destruir. La palabra “devorar” pone de manifiesto que los planes del enemigo es no estar tranquilo hasta consumar su obra de destrucción. Nada hay más terrible que una incesante prueba capaz de llevar a la angustia, a la desesperación. Es por esto que hay que clamar por misericordia divina. Solo ella nos protegerá.
2. Temores que pisotean y pelean cada día (vers. 2)
David no era uno de aquellos que “colgaba los guantes” porque estaba cansado de pelear. Él fue un guerrero hasta el final, pues doblegó a todos sus enemigos y le entregó a su hijo Salomón un gobierno libre de todos ellos. Pero ahora tiene a los enemigos consigo. Están allí y reconoce que están para destruirle.
Observe como siente el pesado pie de sus enemigos al describir que ellos todo el día, “me pisotean”. Pero no solo hacen esto, sino que “muchos son los que pelean contra mí con soberbia”. Aquí el guerrero acostumbrado a pelear las batallas del Señor, de las cuales salía siempre vencedor, se siente como acorralado, y todo eso lo ha llenado de miedos y temores.
Mis amados hermanos, aun los creyentes que una vez fueron “guerreros victoriosos” no escapan a la furia de alguna tribulación o prueba. El “pie” del enemigo pudiera ser pesado sobre nuestra frágil vida y su continua presencia nos lleva a querer claudicar en esta dura y férrea lucha cristiana. Ciertamente no escapamos a esos tiempos, pero “en el día que temo, yo en ti confío”.
3. Temores que pervierten mi causa todos los días (vers. 5)
Otra versión lo traduce así: “Todos los días ellos retuercen mis palabras. La naturaleza de los temores no cambia nunca. Como enemigo del cristiano, su misión es cambiar nuestra tranquilidad para que nos sintamos mal.
David reconoce que una de las tareas de quienes lo avasallaban todos los días era pervertir, torcer, o cambiar lo que él hacía con el propósito de quebrantarlo. ¿Y a caso no es este el propósito del temor cuando nos invade?
Los enemigos de nuestra paz quieren que nos cansemos, que nos quejemos, que retrocedamos, que desistamos o que nos rindamos ante todo lo que nos acontece. Estos enemigos que tipifican los distintos temores a los que somos sometidos todo el tiempo tienen una forma común de guerrear. Como el fin es pervertir mi causa, no importa lo que tengan que usar para lograrlo.
Los temores en David parecieran alcanzar la cúspide, cuando sabe que sus enemigos maquinaban y dirigían todo sus malos pensamientos contra él. ¿Ha sentido alguna vez que sus temores se originan por una experiencia parecida a la de David v.6?
II. EL TEXTO NOS REVELA EL QUEBRANTAMIENTO AL QUE PUEDE LLEVAR LOS TEMORES (vers. 8)
1. Los temores nos ponen en fuga (vers. 8)
Este es un gran texto de las Escrituras. Quien lo escribe está consciente de las persecuciones a las que fue sometido. Después que David dejó sus ovejas trataba de una vez. En una época de su vida, David vivió más en las cuevas que en un palacio. en el desierto, para llegar a ser el rey de Israel, se convirtió en un hombre en fuga. No había pasado mucho tiempo después que fue ungido como rey cuando comenzaron sus huidas, pues el malvado rey Saúl procuró una y otra vez su muerte.