Iglesias del Apocalipsis – Parte 5

Predicas Cristianas

Tema: Sardis – Sé Vigilante

Apocalipsis 3:1-6

INTRODUCCIÓN:

La vigilancia es uno de los asuntos más importante en la vida. De ella pareciera depender la seguridad y felicidad de muchos. Naciones como los Estados Unidos, después de los sucesos del 11 de septiembre de 2001, han incrementado a niveles casi “paranoicos” la vigilancia.

Quienes tuvimos la ocasión de viajar allí, después del ataque terrorista, comprobamos las medidas extremas a las que tuvo que llegar esta nación para mantener la paz interna. La amenaza de nuevos actos terrorista hace que con frecuencia se encienda la “luz amarilla” como un alerta de peligro.

Velad y orad

La noche previa a la muerte de Jesús, siendo la más dramática de su vida, pidió a sus discípulos que le acompañaran a vigilar. Solicitó la presencia de sus más íntimos amigos que tuvieran con él más cerca, pero en lugar de estar despiertos, titubearon, se durmieron y no vigilaron. Les había dicho: “Velad y orad para que no entréis en tentación”. Ya conocemos lo que pasó con ellos por no haber vigilado durante ese tiempo.

A la iglesia que nos corresponde analizar hoy, el Señor le dijo: “Sé vigilante, y afirma las obras que están para morir…”. El ojo observador de Jesús descubrió a una iglesia moribunda. Contrario a iglesias como Pérgamo y Tiatira, quienes fueron reconocidas por sus extraordinarios trabajos, a ésta el Señor le dice que “no he hallado tus obras perfectas delante de Dios” (vers. 2).

Aquí nos encontramos como una radiografía que pone al descubierto a un “paciente que está viviendo con vida artificial”. La palabra “vigilar” en el caso de Sardis tiene una importancia histórica. La ciudad estaba ubicada en una posición muy difícil de ser atacada.

Unos riscos precipitosos la rodeaban y protegían por tres de sus lados. Al parecer nadie podía conquistarla, pero por la confianza y el descuido de sus guardianes, la ciudad había caído dos veces. Así, pues, el Señor toma el ejemplo histórico y lo aplica a la iglesia. De manera que el llamado a vigilar es urgente. Veamos, pues, cómo la vigilancia se constituye en un asunto de vital importancia para la vida espiritual. Conozcamos la naturaleza de la vigilancia espiritual.

I. HAY ALGUIEN QUE ESTÁ CONTEMPLANDO NUESTRAS ACCIONES (vers. 1)

Como en los anteriores casos, lo primero que Jesús hace es identificarse con la iglesia a quien le escribe. A Sardis le dice que él es “el que tiene los siete espíritu de Dios y las siete estrellas”. Ambas figuras nos hablan de un personaje que tiene absoluto poder y sabiduría. Sobre estos “siete espíritus”, el comentarista Barclay ha dicho que pudiera representar la totalidad de los dones del Espíritu y la universalidad de su presencia.

Hemos dicho que las “siete estrellas” representan a las iglesias, y el que estén en las manos del Señor aseguran su destino. Esto significa que nada escapa a su presencia. Todo lo que la iglesia hace es como un libro abierto delante de él. Con esta identificación Jesús pone en evidencia el estado y condición de la iglesia. Para una iglesia que tiene apenas signos vitales de vida, el Señor se presenta a ella como el que tiene los “siete Espíritus de Dios”. Porque si algo necesitaba la iglesia era vida y el “Espíritu es el que da vida…”.

No es la organización la que trae vida a la iglesia.

Todas las partes que conforman el programa de una iglesia son importantes, sobre todo si las mismas se hacen con el fin de su crecimiento en calidad y cantidad. Pero debe recordarse que los ministerios sin “el aceite de la unción del Espíritu” son “metal que resuena que hace ruido y nada más”.

Hay alguien que vigila la iglesia no solo para cuestionarla sino para darle vida. El Señor es el mayor interesado en la vida de la iglesia. No está en sus planes que ella perezca, como era el caso de la iglesia de Sardis. El “Vigilante Eterno” espera que su iglesia se levante. Ella no nació para morir. Ella nació para traer vida y Jesús el dador de ella.

II. HAY UN DECAIMIENTO VISIBLE (vers. 1b

La iglesia de Sardis aparece como la menos atractiva dentro de las demás. El Señor no encontró nada que alabar. Sus palabras de reconocimiento son fuertes: “Tienes nombre de que vives, y estás muerto”.La gran queja del Señor se refería a que esta iglesia estaba realizando muchas actividades exteriores, pero no había espiritualidad de su recinto.

Es posible que la iglesia contara con una buena organización. Todo parecía marchar bien. Si alguien la juzgaba desde afuera, bajo un punto de vista congregacional y organizacional, a lo mejor tenía los mejores elogios. Pero lo cierto era que aquella iglesia no tenía vida.

Se ha dicho que no hay cosa mejor organizada que un cementerio; sin embargo, allí no hay vida. Las características de una iglesia al estilo Sardis que pudiera estar conformada por personas que desde el exterior profesaban a Cristo, y a lo mejor muchas de ellas se considerasen creyentes, pero que de hecho no tienen vida espiritual, llegando a ser cristianos solo de nombre.

Hablando de esta iglesia, el Dr. William Barclay ha dicho: “Una iglesia corre el peligro de morir cuando empieza a alabar su propio pasado, cuando le preocupan más las formas que la vida, cuando se preocupa más de los sistemas que de amar a Jesús, cuando tiene más interés en las cosas materiales que en las espirituales. Esta iglesia de Sardis carecía de tal modo de vida que, de hecho, no se producía ninguna lucha en ella.

Gran diferencia entre esta iglesia y el resto de las iglesias

Como vemos, hay una gran diferencia entre esta iglesia y el resto de las iglesias. No hay judíos que acusen a esta iglesia a pesar de que había una numerosa colonia de judíos en la ciudad de Sardis. Hacían caso omiso de la iglesia o posiblemente ni siquiera estuviesen enterados de su existencia. Aquí no había falsos apóstoles, no había en ella nicolaitas dominantes, contra los cuales debían protegerse.

No había mujeres seductoras, como pasaba en Tiatira. ¡No había nada! ¡Así de claro! ¡Ese era el ministerio de la iglesia de Sardis!”. Algunos han llamado a la iglesia de Sardis, “la iglesia de los Zombies”. El título se lo han dado por esa serie televisiva que muestra a ciertos cadáveres caminando de una forma muy doblada y pausada; con rostros desfigurados y sin emitir ningún tipo de palabras.

Por supuesto que este es un estado muy gráfico para describir a una iglesia, pero la declaración “tienes nombre de que vives, pero estás muerto”, pone a pensar en esto. Una cosa es la vista de los hombres, pero otra muy distinta es la vista divina. Dios nos ve como realmente somos.

El estado moribundo de la vida espiritual debe vigilarse.

En la Biblia encontramos varias veces la orden de despertarnos. Pablo dice en la epístola a los Efesios: “¡Despiértate, tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo!” (Efesios 5:14). Es como si nos dijera “afronta con seriedad tu condición, cambia tu estado, muévete en otra dirección; sal del aburrimiento y levántate para ser el hijo de Dios que él espera usar y bendecir”. Vigilar es lo contrario de dormir.

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Julio Ruiz
Pastor en Virginia en los Estados Unidos, con 42 años de experiencia de los cuales 22 los dedicó en Venezuela, su país de origen. El pastor Julio es Licenciado en Teología y ha estudiado algunas cursos para su maestría en Canadá.

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