No te dejes engañar… Parte I

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Predica de Hoy: No te dejes engañar Parte I

Enseñanzas Biblicas Base Bíblica: 2 Corintios 4:8-9

Introducción

Cuando observamos las distintas opciones de entretenimiento que están disponibles en las grandes ciudades, encontramos presentaciones artísticas de todo tipo: conciertos, obras de teatro, musicales, shows de comedia, presentaciones de ballet, magos e ilusionistas, entre otros.

Quisiera hablarles sobre los magos e ilusionistas, debido a que son personas que cuya principal función es engañar al espectador, haciéndole creer que sucede algo cuando en realidad está ocurriendo otra cosa. Para lograr esto, utilizan distintos trucos utilizando artefactos ingeniosos, ayudantes habilidosos, cómplices en el público, trucos de cámara, entre otros estrategias que colaboran con el fin de engañar al espectador, de la forma más asombrosa posible.

Nosotros como cristianos, nos enfrentamos diariamente a un único enemigo declarado, y vencido como lo es satanás. Nuestro enemigo tiene la peculiaridad, de ser un experto en engañar. La biblia nos enseña que engañó a Eva (2 Corintios 11:3), que es padre de mentira (Juan 8:44), y que en los tiempos finales engañará al mundo entero (Apocalipsis 12:9).

Es por esto, que surge esta predica cristiana titulada “No te dejes engañar”,  tiene su base bíblica en la segunda carta del apóstol Pablo a los Corintios, específicamente en 2 Corintios 4:8-9, y su objetivo es hacernos recapacitar, y meditar sobre cuatro formas en las que el enemigo de nuestras almas quiere engañarnos, y si nosotros no nos aferramos a la verdad que encontramos en la palabra de Dios, corremos el peligro de ser susceptibles a sus artimañas.

Esta predica cristiana, la dividiremos en dos partes, con la cual explicaremos cuatro mentiras que el enemigo quiere hacernos creer y que lamentablemente, en ocasiones aceptamos como ciertas por no estar firmes en lo que nos enseña la palabra de Dios.

Desarrollo

En muchas iglesias cristianas, se evita hablar de satanás. Algunas de estas congregaciones, se basan en que no es necesario darle importancia a un enemigo que está vencido, y buscan priorizar más sus enseñanzas en lo que Dios dice con respecto a nosotros.

Aunque comparto la creencia de que el enemigo está vencido, tiene sentencia, y nosotros somos más que vencedores (Romanos 8:37), ¡vaya que ese enemigo nuestro es insistente y pesado para molestar!

Considero sabio el conocer cuál es la metodología de trabajo de nuestro enemigo, especialmente cuando estudiamos la forma en que batalla contra nosotros. Incluso, podemos decir que es bíblico el estar al tanto del proceder de nuestro enemigo, porque la biblia dice en la misma segunda carta de Corintios que no ignoramos sus maquinaciones (2 Corintios 2:11).

Y si lo pensamos detenidamente, es lógico que analicemos cuál es la manera en la que nuestro enemigo nos ataca, precisamente para poder encontrar una alternativa, o solución a esos ataques, y para poder salir airosos de esa batalla. Y si hay un lugar donde el enemigo quiere batallar es en nuestra mente. Es en nuestra mente a donde van dirigidos sus dardos de fuego, buscando que nosotros podamos aceptar como verdad alguna de sus mentiras.

Si queremos vencer al enemigo, y no dejar que sus pensamientos se establezcan en nuestra mente, debemos llenarnos de la palabra de Dios, y que sea su verdad la que haga sobresalir todos esos argumentos y estructuras mentales que, muchas veces sin darnos cuenta, hemos hecho propios.

Cuando leemos 2 Corintios 4:8, leemos dos de las cuatro formas en las que el enemigo nos quiere engañar, y son las que analizaremos en esta primera parte de “No te dejes engañar”.

1. Estamos atribulados, pero no angustiados

Al buscar la palabra atribulado en el diccionario, encontramos que una persona atribulada es aquella que padece disgustos, penas y dificultades. La pregunta que todo cristiano debe hacerse al leer esto es: ¿podemos en algún momento de nuestra vida estar atribulado, es decir, padecer disgustos, penas y dificultades? La respuesta sería: por supuesto que sí.

Todos en algún momento hemos estado atribulados, hemos sufrido cierto disgusto por alguna situación, hemos sentido pena,  y hemos padecido por enfrentar dificultades. Esto es algo normal, y más en los hijos de Dios. Lamentablemente, a veces, por nuestra pasión porque las almas se salven, olvidamos predicar que la vida cristiana, no es una vida color de rosa.

Con solo estudiar la palabra de Dios, podemos entender que es normal que enfrentemos tribulaciones en nuestra vida. En Juan 16:33, encontramos quizás el versículo más adecuado para explicar esto, porque aquí el mismo Jesús nos dice, que en este mundo tendremos aflicción, pero que confiemos en Él, porque Él venció al mundo.

Podemos enfrentar problemas, penas, dificultades, sin perder nuestra paz. Es lo que Jesús nos dice en Juan 14:27, cuando nos dice que Él nos da su paz, y nadie puede darnos la paz que solo Él da, que no se turbe nuestro corazón, ni tenga miedo.

Esto último es lo que quiere el enemigo, quiere engañarnos haciéndonos sentir miedo, quiere que vivamos angustiados por los problemas de forma tal que perdamos la paz. Por ello el apóstol Pablo nos aclara, que podemos estar atribulados pero no angustiados.

El plan del enemigo es robarnos la paz

El plan del enemigo es robarnos la paz que Jesús ya nos dio.  Cuando buscamos en el diccionario el significado de la palabra angustia, encontramos que angustia es la sensación de inquietud o tristeza profunda. Cuando estamos angustiados, no estamos tranquilos, perdemos la paz, y eso nos lleva a estar tristes, y nada de eso es la voluntad de Dios para nuestras vidas.

Esto sucede cuando, en medio de los problemas y padecimientos que son comunes en los creyentes en Dios, dejamos que el enemigo infiltre estos sentimientos de temor e inseguridad, provocando angustia al no resolverse las situaciones como nosotros queremos, o en el momento en que queremos. Esto es lo que después ocasiona una tristeza profunda, y puede ser una razón por la cual cuestionemos a nuestro Dios quien tiene el control de nuestra vida.

La angustia en nuestro corazón puede conducirnos a obrar, y tomar decisiones que a Dios no le agradan. En la Biblia, encontramos dos casos, en los cuales la angustia, hizo a dos personas, tomar decisiones incorrectas, y actuar de una determinada manera, que a la postre, terminó costándoles su vidas.

El primer caso es el de Sansón

Muchos conocemos la historia de Sansón, y como Dios lo levantó como Juez en Israel, sin embargo, tomó una serie de decisiones incorrectas, una de ellas fue enamorarse de Dalila (Jueces 16:4), quien fue usada por los príncipes filisteos para  seducir a Sansón, y así descubrir el secreto de su fuerza para poder vencerlo. Mientras Sansón seguía en su relación con Dalila, ella buscaba la forma de que este le revelara su secreto, pero Sansón no le decía la verdad.

Pero la Biblia dice en Jueces 16:16-17, que Dalila lo presionó día tras día, y fue tal la presión que ejerció sobre Sansón, que su alma fue reducida a mortal angustia, por lo cual Sansón le descubrió su secreto, ocasionándole, su posterior muerte. Fue tal la inquietud y la angustia que Dalila causó sobre Sansón, que este  no pudo aguantar tal presión, aun siendo considerado de los hombres más fuertes de la Biblia.

El segundo caso es el de Amnón

Amnón fue un hijo de David, que se enamoró de una de sus hermanas. Pero era tal el sentimiento, que la biblia dice que Amnón estaba angustiado hasta enfermarse por Tamar (2 Samuel 13:2). Esa angustia, fue lo que le llevó a obrar de mala forma, hasta tal punto que forzó a su hermana a tener relaciones sexuales con él, y después la aborreció de tal forma que era mayor el odio que el “amor” que le tenía (2 Samuel 13:14-15). Luego de esto, el hermano de Tamar, Absalón, tomó venganza y mató a Amnón. Vemos como angustiarse por alguien, aun bajo el pretexto de que era amor, nunca trae buenos resultados.

No podemos permitir que el enemigo robe nuestra paz, y vivamos angustiados por lo que sucederá en el futuro, o lo que no ha sucedido. Es cierto que viviremos dificultades, nos disgustaremos, y en ocasiones sentiremos cierta tristeza por algunas situaciones, sin embargo necesitamos entender que la paz que Dios nos da, está por encima de cualquier adversidad, o problema; y aunque no lo podamos entender, esa paz guardará nuestro corazón y nuestros pensamientos (Filipenses 4:7).

2. Estamos en apuros, pero no desesperados

Al buscar la palabra apuro en el diccionario, encontramos que es dificultad, escasez grande, vergüenza, o situación incómoda. Como lo hice anteriormente, todo cristiano pudiese preguntarse: ¿el hecho de creer en Jesús, nos inhibe de pasar situaciones difíciles, gran escasez, vergüenza, o situaciones incómodas? Por supuesto que no, seguramente todo lo contrario. De hecho, sería raro que un seguidor de Jesús, no pasará por este tipo de situaciones recordando que Jesús nos advirtió que el mundo nos aborrecería (Juan 15:18-19).

Vivimos en una sociedad tolerante al pecado, pero intolerante a las enseñanzas de la Biblia, y seguramente, muchos de los que leen esta predica cristiana han tenido que vivir situaciones incómodas por causa de Cristo.

Los creyentes en Dios hoy son víctimas de burla en centro escolares por mantener los principios bíblicos que la Biblia enseña. En las redes sociales, podemos observar cómo se acusan de intolerantes a todas las personas que publican una postura bíblica con respecto a temas como el aborto, la comunidad LGBT, o el consumo legal de drogas.

Son situaciones que todo cristiano vive en las redes sociales día a día, cuando hacen pública su fe, o lo que dice la Biblia con respecto a asuntos como estos. A pesar de situaciones incómodas como estas, no nos avergonzamos del evangelio porque es poder para salvación (Romanos 1:16).

Pasar por apuros económicos también es una situación por la cual pasan muchos creyentes en Dios.

Incluso el apóstol Pablo decía que había aprendido a contentarse cualquiera fuese su situación, tanto en la escasez, como en la abundancia; estando saciado, o teniendo hambre (Filipenses 4:11-12).

Todo esto nos indica, que como cristianos podemos estar en apuros, pero lo que no podemos estar desesperados. La desesperación no es algo que Dios quiere que vivan sus hijos.

Al buscar en el diccionario la palabra desesperación, encontramos que es la pérdida total de la esperanza. El enemigo quiere que los creyentes en Jesús vivan desesperados, pero cuando leemos la palabra de Dios entendemos que todos los que tienen a Jesús en sus vidas, tienen esperanza porque Él es nuestra esperanza de gloria (Colosenses 1:27).

El trabajo del enemigo es hacernos creer que ante las dificultades y los apuros, no tenemos ninguna esperanza de solución. Nuestro trabajo debe ser aferrarnos a lo que Dios nos dice en su palabra con respecto a la esperanza. Podemos estar en apuros, sin desesperarnos.

En el Salmo 39:7, David dice que su esperanza está en Dios; esta es una gran afirmación que deberíamos hacer todos los hemos hecho a Jesús nuestro Señor y Salvador. No importa que tan difícil sea la situación, nuestra esperanza está en Dios.

El Salmo 40, no enseña una asombrosa lección sobre lo que significa mantener la esperanza en medio de la dificultad. En este salmo, David dice que pacientemente esperó a Dios, y Él se inclinó, y escuchó su clamor; y lo hizo sacar del pozo de la desesperación. Cuando pensamos en esta situación, entendemos que muchas veces hemos caído en el pozo de la desesperación, pero esperar en Dios es la medida correcta para salir de Él.

No es la voluntad de Dios que estemos desesperados

No es la voluntad de Dios que estemos desesperados, su voluntad es que confiemos en Él, y coloquemos en Él toda nuestra esperanza, sin embargo, si por algún motivo caímos en la desesperación, siempre Dios está dispuesto a sacarnos de allí, colocarnos sobre las alturas, y ayudarnos a caminar en ellas.

Conclusión

En la segunda parte de esta predica cristiana, continuaremos aprendiendo sobre otras dos mentiras que el enemigo quiere hacernos creer, y las descubriremos en 2 Corintios 4:9.

El enemigo quiere que la angustia y la desesperación lleguen a nuestra vida. Es nuestra tarea entender que habrá dificultades en el camino de Dios, que es algo normal los padecimientos que sufren los que creen en Jesús porque estamos en un mundo que no es nuestro hogar.

Mantengamos nuestra fe y nuestra esperanza en Jesús, porque él venció al mundo. Esa es la mejor forma de evitar ser engañados por el enemigo.

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Enseñanza Biblica: No te dejes engañar… Parte II

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