Esforzarse en la obra de Dios

Predicas Cristianas

Introducción 

Filipenses 2: 5-7 dice: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual siendo en forma de Dios, no estimo el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a si mismo…”

Pablo aconsejó a los cristianos de Filipo a tener “el mismo sentir” que Cristo tuvo, y el sentir de Cristo fue que no escatimó esfuerzo y sacrificio en su vida y ministerio, sino que se despojó de todo y siguió hacia el cumplimiento total del plan de Dios, sirviendo esto para que toda la humanidad sea bendecida.

Así como Jesús alcanzó su objetivo con mucho esfuerzo y sacrificio, este principio del “sentir de Jesús” debe ser también el nuestro, el de la iglesia del Señor, para alcanzar las metas que Dios nos ha marcado y ser canales de bendición para la humanidad.

Muchos dicen que como vivimos bajo la Gracia ya no hace falta esforzarse en el Señor, pero 2 Timoteo 2:1 nos dice: “Tu, pues, hijo mío esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús” y nos da tres ejemplos que marcan la actitud que debe tener el creyente.

El ejemplo del soldado que pelea vers.4; El ejemplo del atleta que lucha vers.5; y El ejemplo del labrador que siembra vers.6, y con éstos, no hace falta ser un erudito para darse cuenta que los tres ejemplos representan la clase de vida cristiana que necesitamos llevar para agradar a Dios.

El sacrificio y el esfuerzo deben acompañar todo lo que emprendamos en la vida cristiana, aun en lo espiritual, pero no como fruto de la obligación sino como gratitud hacia el Señor que dio todo para hacernos salvos.

Leamos la Palabra de Dios 

1 Tesalonicenses 1:2-7 Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y en el Señor Jesucristo: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones, acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo. Porque conocemos, hermanos amados de Dios, vuestra elección; pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros. Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo, de tal manera que habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya que han creído”.

Valientes

Para esforzarse hay que ser valiente, ya que se necesita tener valor para tomar decisiones y llevar adelante las acciones, pero para ser valientes, hay que esforzarse para obligarse a actuar sin miedo y sin temor; por otra parte, para hacer la voluntad del Señor debemos entender qué quiere de nosotros, y qué deberemos hacer para lograr el propósito, de ahí la importancia de una relación sólida e íntima entre el hombre y Dios.

Jehová llamó a Noé a hacer un arca donde se refugiarían los seres que Dios preservaría cuando destruyera la vida pecaminosa del hombre, quizás Noé se preguntaba por qué y para qué la orden pues no podía entender, pero con valor, se esforzó y en obediencia, construyó el arca, y cuando llegó el diluvio, sólo los que estaban dentro del arca se salvaron; vemos entonces que un elemento vital en el valor y el esfuerzo es la obediencia.

José, a quien sus hermanos vendieron como esclavo por envidia y celos, termino con Potifar, un importante miembro del gobierno, iba siendo bendecido por Dios en ese lugar y su amo lo estimaba, hasta que la esposa de Potifar trató de seducirlo; trató, pero José resistió la tentación, vemos que también la resistencia para no ceder al pecado es otro elemento dentro del esfuerzo y valor.

Moisés había muerto y se necesitaba un líder completar el viaje a través del desierto hasta la tierra prometida y llamó a Josué, “hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero. Y él volvía al campamento; pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba de en medio del tabernáculoÉxodo 33:11; vemos que fue fiel, perseverante, y nunca salió de la casa del Señor.

¿Estamos perseverando en el Señor?

Pero nosotros, ¿estamos perseverando en el Señor? Nos llevó a las alturas y ahí vivimos, pues nos hizo ciudadanos del reino de los cielos. Pero, ¿Perseveramos fieles? ¿No entramos y salimos atraídos por el mundo?

¿Estamos como pámpanos pegados a la vid?, pues “el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hechoJuan 15:5-7.

Hasta acá hemos encontrado que la obediencia, la resistencia a la tentación del pecado, la fidelidad, perseverancia, y la relación íntima con Dios son elementos fundamentales para hacer la voluntad del Señor y lograr que Su propósito se cumpla en nosotros, y el propósito del Señor con cada uno de nosotros es usarnos como instrumento para llevar al pecador hasta la tierra prometida.

Hoy nos llama a levantarnos y a realizarlo sin vueltas, y sin confusión, y nos anima diciendo: “Estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Esfuérzate y sé valienteJosué 1:5-6, “Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él haráSalmos 37:4-5, debemos creer que la promesa de Dios para sus hijos es real, verdadera, y que se cumple en el tiempo del Señor.

Si nos consagramos, si nos rendimos verdaderamente, seremos prosperados en lo que nos manda a hacer, la fe es como una rendición, ya que es creer y confiar en Dios; es creer que Dios quiere lo mejor para sus hijos que aceptan su soberanía y su llamado, quiere que sus hijos estén sanos del espíritu, del alma y del cuerpo, pero que no se rindan a la voluntad de los hombres sino a la suya.

La iglesia está llamada a proclamar la verdad con palabras y hechos, sabiendo que Él oye la oración de sus hijos y Dios sana, en la cruz Cristo llevó nuestras enfermedades, Jesús dijo: “En el mundo tendréis aflicciones, pero confiad, yo he vencido al mundoJuan 16: 33

Permanecer en la fe

Debemos permanecer en la fe porque “es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de DiosHechos 14: 22, pero debemos entrar “por la puerta estrecha y por el camino angosto que lleva a la vida porque la puerta ancha y el camino espacioso llevan a la perdiciónMateo 7:13-14; Él manda, y nosotros obedecemos, todo lo hace a través de sus instrumentos, de nosotros, y si seguimos su dirección seremos prosperados y tendremos victoria.

Se necesita ser valiente para hacer la obra de Dios, pues tenemos que esforzarnos conforme a la voluntad de Dios, y poner manos a la obra; y acá vemos otra cosa importante, cuando empezamos a cumplir debemos hacerlo planificando la acción, y marchando al frente a poseer la tierra, sin esperar que otros nos lleven alzado o a los tirones.

Hemos recibido el poder para trabajar en Su obra, y ese poder nos fue dado directamente por el Señor, ya estamos capacitados espiritualmente para poner manos a la obra, entonces:

Anímate y esfuérzate, y manos a la obra; no temas, ni desmayes, porque Jehová Dios, mi Dios, estará contigo; él no te dejará ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra para el servicio de la casa de Jehová. He aquí los grupos de los sacerdotes y de los levitas, para todo el ministerio de la casa de Dios, estarán contigo en toda la obra; asimismo todos los voluntarios e inteligentes para toda forma de servicio, y los príncipes, y todo el pueblo para ejecutar todas tus órdenes1 Crónicas 28:20-21.

Anímate, no te rindas, no te confundas, no caigas, no te atemorices, no te desanimes por lo que veas, sino permanece alerta, firme, y fuerte, pon tus metas en la meta de Dios, estabiliza tus pensamientos para que generen acciones edificantes, “esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová Y tome aliento vuestro corazónSalmos 31:24

Sólo los que esperamos en Dios tendremos la victoria, pues tenemos el aliento que Dios sopló para convertirnos en alma viviente que revive con la vida de Jesucristo a través del Espíritu Santo que hace morada en nuestro interior.

Se necesita valor para permanecer en el reino pues hay tantas tentaciones en el mundo, tantos atractivos, tantas invitaciones a disfrutar los placeres de la carne que si nos acobardamos, moriremos, por eso recordemos que “Dios no nos ha dado espíritu de cobardía sino de poder, de amor y de dominio propio2 Timoteo 1:7

Esdras lloraba postrado delante de Dios confesando el pecado del pueblo y un hombre llamado Secanías se le acercó y le dijo: “Levántate, porque esta es tu obligación, y nosotros estaremos contigo; esfuérzate, y pon mano a la obraEsdras 10:4.

El mandato se repite constantemente y vale para todos los siervos de Dios: Levántate, esfuérzate, ten valor, pero ahora nos habla de que es una obligación, pues es necesario que estemos conscientes de nuestra obligación con Dios.

Con todo lo que está aconteciendo en el mundo, hoy más que nunca es nuestra obligación y nuestro compromiso movernos en la obra del Señor, Dios nos está llamando a ser valientes, entonces dejemos de poner excusas, esforcémonos y peleemos porque esa es nuestra obligación.

Satanás está tratando de detener la acción del Espíritu Santo en el hombre, trata de hacerle perder el equilibrio y dudar, trata de paralizarlo para que se salga del camino de Dios, pero debemos tener la seguridad que esa lucha contra el enemigo de la justicia tiene la promesa de victoria que el Señor ha hecho.

La batalla es fuerte, pero el Señor está con nosotros, y “si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?Romanos 8:31-32, Satanás ya está vencido, y los que seguimos a Jesús proclamamos ahora la victoria.

Aquí está el cuerpo de Cristo, Él es la cabeza, pero tiene manos, tiene pies, tiene ojos, tiene oídos, tiene boca, tiene nariz, entonces pregúntate: ¿Quién soy en ese cuerpo?; ¿Soy la mano?, pues a juntarse todas las manos y a trabajar ya que hay mucha obra en Dios para las manos.

¿Soy pie?, pues a juntarse los pies y a caminar llevando el evangelio de salvación, hay que guiar a los perdidos a Cristo, hay que ayudarles a los cojos para que puedan andar.

¿Soy boca?, pues a unirse las bocas para alabar al Señor, “por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi bocaJeremías 15:19; pregonemos la Palabra, proclamemos que Jesucristo es el Señor y que sólo en El hay salvación y vida eterna.

También la nariz es importante, pues huele lo que está mal en la iglesia, tienen discernimiento y pueden orar para que se sane, detectan el peligro y hacen que se pueda corregir; también los ojos y los oídos, todos los miembros del cuerpo bien concertado deben trabajar con una sola meta.

Hay que advertir a las ovejas que es tiempo de volver a las sendas que conducen a Cristo, pero para eso hay que tener fe y valor, escuchemos la voz de Dios que nos dice: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera vayasJosué 1:9, “te mando a que te levantes, te esfuerces y seas valienteJosué 1:2-6; “tú, pues, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús… Tú pues sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a Aquél que lo tomó por soldado. Si somos muertos con ÉL, también viviremos con Él; si sufrimos, también reinaremos con Él2 Timoteo 2:3-4, 11-12.

Conclusión

¿Qué debes hacer, si todavía estás perdido? Pues esfuérzate para entrar con el poder de Dios obrando en tu vida. Pues venir a Cristo sólo es posible por la gracia y el poder de Dios que atrae nuestras almas a Cristo cuando somos convertidos, y esa es la única manera que un hijo “de la ira” puede venir a Cristo.

Hay mucho trabajo en el Señor, hay batallas que librar. Hay que salir a rescatar la familia que está en crisis. Hay que sacar a la juventud de la droga y el alcohol, hay que rescatar a los prisioneros de los vicios y la lujuria. Hay que rescatar a los niños abusados y maltratados. Hay mucho trabajo en el Señor por hacer, y nosotros tenemos la obligación de poner todo de nuestra parte para hacerlo.

© Ricardo Hernández. Todos los derechos reservados.

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Ricardo Hernández
Siervo de Jesucristo.

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