La convicción te mueve

Por esto, la ley escrita es muerta si no está escrita en el corazón para que la conciencia de cada uno mande mandar y determine lo que es pecado y lo que no es, pero lo que es seguro.

Es que para obtener la salvación, la conciencia del creyente, como decía Lutero, siempre debe estar atada a la Escritura, y su conformidad se perfecciona según el conocimiento de la palabra de Dios, y no hay otra forma verdadera de seguir a Dios.

En los estudios bíblicos vemos también que hay otras formas de seguir a otro dios que son carnales, engañosas y diabólicas, pues siguen a un cristo falso cuyos caminos son de destrucción.

Estar seguro de lo que cree

La convicción es estar seguro de lo que cree, como Abraham cuando fue a ofrecer su hijo, pues sabía que Dios lo iba a resucitar, por cuanto

“Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir” Hebreos 11:17-19

La convicción es estar firme como Daniel en orar a Dios aunque lo echaran a los leones, para finalmente decir:

“Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño, porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo” Daniel 6:22

La convicción es la posición que toma la mente persuadida de lo que cree.

La convicción implica una madures espiritual como la que escuchas en los sermones, o aprendes en los estudios bíblicos, esa madurez que no se deja engañar como niño.

“para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo” Efesios 4:14-15

Es confianza en lo que somos y seremos frente a Dios, y “En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo” 1 Juan.4:17, y por lo tanto defiende lo que cree.

El fruto de nuestra convicción

También el servicio a Dios debe ser el fruto de nuestra convicción, de una fe no fingida, “porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” Hebreos 11:6,  entonces seremos movidos por la convicción y no por el egoísmo de la conveniencia.

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Ricardo Hernández
Siervo de Jesucristo.

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