La compasión: ¿Por qué es importante?

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Predica de Hoy: ¿Por qué es importante la compasión?

Predica Cristiana Texto Biblico:Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tu Redentor.Isaías 54:8 (RVR1960)

Introducción

¿Qué viene a tu mente cuando escuchas la palabra compasión? A muchas personas le vienen pensamientos confusos pues lo asocian con un sentimiento negativo e incluso lo consideran un sinónimo de lástima en el mal sentido de la palabra; como la que se experimenta al decir: “Fulano es tan malo que da lástima”.

Otros le añaden a la palabra compasión connotaciones bastante descontextualizadas de la esencia y del significado real de dicha palabra. Por ejemplo, creen que si le muestran compasión a alguien, la otra persona será un desagradecido que tarde o temprano va a terminar aprovechándose de los que le ayudan, lo que pudiera llevarlos a cohibirse de mostrar esta hermosa virtud. Pero vamos a analizar qué es la compasión y por qué es tan importante en estos últimos tiempos.

Podemos definir a la compasión como un sentimiento de piedad tierna, es el deseo de ayudar a una persona que está pasando por circunstancias lamentables. Sea de debilidad física, debilidad emocional, o espiritual, o quizás está pasando necesidades extremas, como puede ser el hecho de hallarse enferma y tal vez tenga una necesidad inmediata que probablemente nosotros tengamos la posibilidad ayudarle a suplirla.

Compasión de una madre

Esto va de la mano con lo que sienten las madres. Piensa por ejemplo en un bebé que comienza a llorar en la madrugada porque tiene hambre, en ese momento; la madre siente por su bebé ese profundo y tierno sentimiento de compasión al que nos hemos referido, ya que es una criatura indefensa, por lo que acude en su auxilio.

Aunque ella tenga sueño, no se preocupa por sus necesidades en ese momento sino por las de su bebé y hace todo lo posible por ayudar a esa criaturita que está necesitando en ese momento de su ayuda y amoroso cuidado.

Cuesta creer que a una mamá se le pase por alto cuidar y alimentar a su bebé. Y esto nos hace pensar en una comparación que es muy interesante. Recordemos que el amor de las madres es tan grande que sienten compasión y tierna piedad por sus hijos, desde que están recién nacidos e incluso cuando ya están adultos los siguen cuidando como si fueran niños.

Además el amor de madre es tan abundante, que traspasa incluso los límites de nuestro entendimiento.

Pues se han visto casos de madres que están dispuestas a morir por sus hijos, y algunas llegaron al punto de hacerlo. Sin duda, el amor de madre es tan grande y su compasión, su tierna piedad son tan hermosos y tan sublimes, que nos hacen pensar en nuestro amado Padre y Señor.

Ese Maravilloso Dios que creó el amor maternal, por lo que pregunto: Si Dios hizo el amor de madre, ¿no le parece usted que entonces el amor de Dios sea incluso más grande que el de las madres? ¿Y no cree que su compasión también sea una hermosa y gran virtud que Él manifiesta especialmente por aquellos que lo aman y que desean servirle de corazón?

Ejemplos Bíblicos de la compasión de Dios.

Tenga la bondad de abrir su Biblia en Isaías 54:8 ahí veremos un ejemplo destacado de la compasión de Dios, pues son palabras de Nuestro Amado Señor al pueblo de Israel luego de que los israelitas se hayan arrepentido de su desobediencia: “Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tu Redentor”.

Este pasaje bíblico nos hace pensar en lo maravilloso que es nuestro amado Padre y Señor, pues muestra tierna misericordia a sus hijos que se sienten arrepentidos profundamente luego de haber pecado y de haber cometido errores que los llevan a consecuencias desastrosas.

Pecar deliberadamente (Romanos 6:1-2)

Pero algo que no debemos olvidar es que sería erróneo pensar que tenemos la posibilidad de pecar todo el tiempo y que nuestro amado Padre y Señor nos va a estar perdonando perpetuamente. Más bien, debemos hacer un esfuerzo por mantenernos íntegros y leales.

¿Cómo no vamos a servir con gusto a nuestro amado Padre y Señor sabiendo lo hermoso y maravilloso que es y sabiendo que su amor por nosotros es tan grande al igual que su compasión y misericordia hasta el punto que pasa por alto nuestros errores?

Al saber todo esto, vamos a esforzarnos por ser obedientes porque debemos ponernos en el lugar de Él y recordar que Él sufre cuando nosotros le desobedecemos, así  como sufre un padre que ama a sus hijos. De manera que Él se entristece, y Él no se merece esto ¿verdad amados hermanos?

Él se merece más bien nuestro amor, nuestra obediencia, nuestra dedicación, nuestro compromiso por cumplir su hermosa voluntad. Porque cuando nos portamos bien, Él reacciona como un padre cariñoso y nos da bendiciones y recompensas, así como un buen padre recompensa a sus hijos que obtienen calificaciones altas o que se comportan de una manera sobresaliente.

Otro ejemplo magnífico de la compasión de Dios y de cuán profundamente la siente; lo encontramos en el libro bíblico escrito por el profeta Oseas 11:8 ahí hace unas preguntas que nos llegan al corazón: “¿Cómo podré abandonarte…? ¿Te entregaré yo…? (…) Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión”.

Este versículo nos hace recordar que así como a una madre le parecería impensable abandonar a sus hijos, a nuestro amado Dios también le parece impensable abandonar a sus siervos sobre todo a aquellos que lo aman de corazón.

Pero como ya mencionamos en los párrafos anteriores; debemos ponernos en su lugar y pensar que cuando pecamos, Él sufre y se siente decepcionado. Por lo que jamás debemos creer que debido al hecho de que Él es compasivo y su amor es eterno, podemos pecar impenitentemente sin luchar contra los malos deseos ni tampoco creer que Él nos va a perdonar perpetuamente.

Por el contrario, debemos reflexionar en su Maravilloso Amor, en su Misericordia, en su Compasión y valorar el hecho de qué Él nos ha dado la oportunidad de ser sus siervos. Porque hermanos, ni ustedes ni nosotros hemos decidido servir a Dios sin que Él nos haya elegido primero.

Ese es un honor que Él les concede aquellas personas que son de buen corazón y que que tienen las características de ovejas; aquellas personas mansas que Él busca para estar en su pueblo, así que si Él te eligió a ti, valora esa oportunidad inmerecida que te ha dado, al igual que nos la ha dado a todos nosotros tus hermanos y hagamos juntos lo sumo posible por alegrarle el corazón a nuestro Dios y por valorar su amor y su compasión.

La compasión de nuestro Señor

Teniendo claro cómo muestra la compasión nuestro Señor, veamos ejemplos de cómo la manifiesta su Hijo Jesucristo.

Tenga la bondad de abrir su Biblia en el Evangelio de Marcos 6:34 dice: “ Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas”.

Como pudimos notar en ese pasaje; para Jesús la compasión también es un sentimiento activo y espontáneo y la manifestó por la gente. Dice claramente en ese versículo, que sintió compasión porque los vio como ovejas sin pastor y comenzó a enseñarle muchas cosas.

¡Qué hermosas son estas palabras! y qué bello es notar esas virtudes tan maravillosas que manifiesta el Hijo de nuestro Amado Padre y Señor al ponerse en el lugar de las personas y notar que tienen necesidades profundas, en este caso la necesidad predominante en ellos era el deseo de aprender acerca de nuestro Dios y eso se llama “necesidad espiritual”.

Esa necesidad que ellos tenían; no estaba siendo satisfecha por los líderes líderes religiosos de su tiempo, y el hecho de que Cristo les enseñara la verdad y les abriera los ojos para libertarlos de las mentiras y falsedades que enseñaban los fariseos, demuestra una vez más que la compasión es sin duda una virtud maravillosa y que cuando se pone de manifiesto genera resultados muy beneficiosos para el prójimo.

¿Cómo podemos nosotros manifestar la compasión?

Leamos las palabras que por Espíritu Santo escribió el apóstol Pedro en su primera carta, abra su Biblia por favor en 1 Pedro 3:8-9 dice: “Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables. no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición”.

¿Qué lección importante extraemos de estos dos versículos de la primera carta de Pedro? extraemos en esencia que nuestro amado Padre y Señor desea fervientemente que nosotros nos mantengamos unidos como miembros de su iglesia y como hermanos espirituales, podemos comparar la unión con una cadena, pero precisamente uno de las eslabones que conforman esa cadena y que mantienen unida a la congregación es la compasión; dice allí muy claro que debemos ser compasivos y concatenado a ello se nos insta a ser de una misma manera de pensar por lo que se desprende que si no mostramos compasión a nuestros hermanos no vamos a heredar el reino de Dios.

¿Cómo nos distingue la compasión de la gente del mundo?

Ahora tal vez usted se diga: “Pero no entiendo aún por qué es necesario mostrarle compasión a los demás y a los hermanos de la iglesia si yo los veo que viven hasta mejor que yo, algunos tienen mansiones de lujo y otros tienen carros costosos”.

La compasión tiene diversas connotaciones, no es solamente mostrarle compasión al que está necesitado, sino también a aquellos que pecan contra nosotros; porque somos seres humanos muy imperfectos y para nosotros es frecuente cometer errores, es algo de todos los días el que nos equivoquemos, incluso de manera involuntaria, pues no es nuestro deseo pecar, sino que la imperfección nos lleva y nos arrastra a hacer o a decir cosas que pudieran ofender a nuestro prójimo.

Pero ¿no es cierto que cuando somos nosotros los que fallamos contra un hermano, deseamos que nos muestre compasión? Claro que sí. Con mucha más razón los demás también valorarían y apreciarían que seamos compasivos con ellos cuando se arrepienten por los errores o por las palabras que nos hayan dicho, que terminaron afectando  nuestra buena relación con ellos.

Cuando actuamos bien, cuando mostramos compasión, vamos a lograr dos cosas: La primera es que nuestro amado Padre se va a sentir muy complacido y nos va a bendecir y la segunda es que va a reinar la paz y la unidad en la congregación, que de por sí es el objetivo más loable y el propósito de nuestro Señor al permitirnos ser sus siervos en la Iglesia. Por lo que Él quiere que nos mantengamos unidos, por eso, recordemos que la compasión es uno de los eslabones que conforman la maravillosa cadena de la unión.

¿Y qué hay de nuestros hermanos que están sufriendo o pasando necesidades? Leamos ahora lo que piensa el Señor en 1 Juan 3:17: “Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?

Hermanos, a veces pudiéramos pensar que está mal ayudar al que está necesitado, y hay algunos que hasta se apoyan en lo que dice un viejo refrán mundano: “Dale a un hombre un pescado y lo alimentarás un día, pero enséñale a pescar y lo alimentarás toda su vida”.

Es lamentable que algunos hermanos piensen que por ayudar a alguien que está pasando necesidad están haciéndole un mal a la persona, pues esa persona es la que debe trabajar y ganarse el sustento; estamos de acuerdo que cada persona debe trabajar.

Pero ¿qué ocurre con esos que no pueden debido al desempleo, debido a la crisis, debido a ser viudas o huérfanos, debido a haber envejecido o a que están enfermos? y ¿cómo nos vería Dios si nosotros tenemos los medios para ayudar a esas personas que está en necesidad pero no lo hacemos?

Leamos la carta de Santiago 2:1-9 allí dice:

Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas. Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso, y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado; ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos? Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales? ¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros? Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis; pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores”.

Bien claro nos dice este pasaje bíblico en su parte final que si no mostramos ayuda o compasión al prójimo sino que hacemos “acepción de personas” (la palabra acepción aquí significa mostrar preferencia o favoritismo por los ricos y despreciar a los pobres) si hacemos eso; entonces estaríamos cometiendo un pecado contra Dios.

Veamos ahora la cara positiva de la moneda sobre cómo se siente Dios cuando sí mostramos compasión a los necesitados leamos por favor Deuteronomio 15:7-8. “Cuando haya en medio de ti menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en la tierra que Jehová tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano contra tu hermano pobre, sino abrirás a él tu mano liberalmente, y en efecto le prestarás lo que necesite”.

¿Qué resultados obtendremos? Veamos ahora el versículo 10: “Sin falta le darás, y no serás de mezquino corazón cuando le des; porque por ello te bendecirá Jehová tu Dios en todos tus hechos, y en todo lo que emprendas”.

Conclusión

Por lo tanto hermanos, nunca dudemos en mostrar compasión ya que nuestro amado Padre nos la muestra todos los días al perdonar nuestros errores y al darnos lo que necesitamos, bien sea alimento o dinero para nuestros gastos, pues todas las cosas buenas son bendiciones de Él, y así como Él nos muestra compasión y nos beneficiamos de ello.

Debemos mostrarle compasión a quienes nos ofenden sin querer y a los necesitados, sin olvidar que nosotros también valoramos cuando el prójimo nos muestra compasión ayudándonos o perdonándonos por cualquier ofensa que hayamos cometido, así que nunca dudes hermano, en seguir mostrando esta hermosa virtud, a saber; la compasión, y las bendiciones que recibirás serás eterna.

© Raimundo Linares. Todos los derechos reservados.

Predicas Bíblicas… Predicas Cristianas

author avatar
Raimundo Linares
Siervo de Jesucristo y amante de la palabra de Dios. Me gusta redactar prédicas cristianas para la gloria de Dios. Saludos y bendiciones desde Caracas, Venezuela.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio