Dios y las obras

d) Creados para buenas obras (Efesios 2:10)

En Efesios leemos que somos hechura de Dios y Dios nos hizo a su imagen y semejanza, por lo tanto somos hechos para buenas obras. Cuando venimos a los pies de Cristo fuimos cambiados y ahora somos nueva criatura.

Estamos hechos en Cristo para hacer buenas obras. Por eso el Espíritu Santo vino a nosotros para que abundáramos en las cosas espirituales, pero también en buenas obras para glorificar a Dios.

3) ¿Son excluyentes?

Pero la fe y las obras no son excluyentes como algunos piensan. Dios quiere que tengamos tanto fe, como buenas obras. Ninguna es primero que la otra, ni una es más importante que la otra.

a) Salvos por fe, no por obras (Efesios 2:8-9)

Ciertamente la salvación la obtenemos por la fe en Jesucristo, pues como vimos anteriormente sin fe es imposible agradar a Dios. Efesios nos indica que somos salvos por esa fe y no por las obras para que nadie se gloría. es decir que por nuestras buenas obras no podemos recibir salvación de nuestra alma.

Aunque busquemos obtenerla haciendo cosas no podríamos alcanzarla nunca, es un regalo de Dios y lo recibimos cuando creemos en nuestro Señor. Juan 3:16 refuerza este punto diciéndonos que todo aquel que en Él crea no se pierda, sino que tenga vida eterna.

b) Ejemplo en fe y buenas obras (1 Timoteo 4:12)

Pablo le pide a Timoteo que sea ejemplo a los demás, lo mismo que le pidió Jesús a las personas en el sermón del monte. Pablo le escribe a timoteo indicando que debe ser ejemplo en fe, pero también en conducta. Esto evidencia que tanto lo uno como lo otro es importante para Dios.

4) Trabajando juntas

Entonces nuestras obras no pueden salvarnos y si no tenemos fe no agradamos a Dios. ¿Concluimos entonces que es más importante la fe? Como vimos en 1 Timoteo 4:12 tanto lo uno como lo otro es importante. Ambas cosas, la fe y las obras, deben actuar para alcanzar la salvación.

Si buscamos obtener la salvación por nuestras obras, estamos perdidos pues es un regalo de Dios y de ninguna manera podemos comprarla con nuestras obras. Pero dice su palabra en Romanos que con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Entonces la salvación está acompañada tanto de la fe como de la acción de confesar a los demás nuestra decisión.

En Santiago 2:22 leemos “¿no ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?

Esto dice acerca de Abraham quien iba a sacrificar a su hijo Isaac, sabiendo por la fe que Dios le levantaría de los muertos. Pero la acción o decisión que tomó de hacerlo obedeciendo a Dios también le fue contado por justicia. Entonces la fe y las obras no son excluyentes, sino complementarias.

Conclusión

Si pretendemos tener solo obras y por medio de ellas alcanzar el favor de Dios estamos perdidos, es necesario tener fe en Dios para alcanzar la salvación. Si pretendemos tener fe en Dios pero no ayudamos al hermano estamos en pecado, pues Dios quiere que seamos amorosos como Él lo es.

Por lo tanto la fe se perfecciona en las obras y lo uno y lo otro no se excluyen.

Una fe fuerte en Dios se muestra por medio de las obras, y como vimos en Mateo por medio de esas obras se glorifica a Dios. Pero no es algo que se busque hacer para tener el favor de Dios o de los hombres. Es algo que sale del interior de la persona cuando el amor de Dios ha inundado nuestro ser.

Aunque no seamos generosos el Espíritu empieza a actuar en nosotros y de repente empezamos a hacer buenas obras. 

Que nuestra fe sea perfeccionada y por medio de esas obras en Dios, fundadas en la fe, alcancen a multitudes para Dios.

© Ricardo Hernández. Todos los derechos reservados.

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Ricardo Hernández
Siervo de Jesucristo.

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