Buscad las cosas de arriba

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Texto Biblico:Sí, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.Colosenses 3:1-2

Introducción

Hay una característica del ser humano que me agrada bastante, esta es la curiosidad que uno tiene por ver cosas nuevas, buscar cosas diferentes y hacer cosas que no ha hecho nunca. Esto es bueno para hacer cosas de manera distinta, para pensar creativamente y producir más.

Sin embargo, la mayoría del tiempo esta curiosidad es enfocada de manera irresponsable en cosas temporales que no tienen relevancia o que son perjudiciales para las personas en el largo plazo.

Al no conocer la palabra de Dios, el hombre se involucra en trabajos que realiza durante toda su vida que no le conducirán a ninguna parte. Pero qué hace con cierta alegría pues le permite mantenerse en esta vida cómodo, pero sin ninguna satisfacción espiritual.

No me refiero con esto que el trabajo es malo o que simplemente debamos vivir el momento sin pensar en ninguna consecuencia. Me refiero a que todo lo que vivimos lo vivamos bajo la luz de la palabra de Dios, para que nos vaya bien en esta vida y en la venidera.

I. Si habeis resucitado

Pablo le escribe a la iglesia de los colosenses e inicia el capítulo tres con estas palabras: “si, pues, habéis resucitado…” para iniciar esto nos muestra que en algún punto tuvimos que estar muerto. Para resucitar es necesario primero estar muerto. ¿Pero cómo?

En el sentido que lo presenta el apóstol es que en el pasado estábamos vivos para el mundo, pero muertos en nuestros delitos y pecados. Pero fue necesario un cambio de vida.

Dios es experto en hacer cambios, al inseguro Moisés lo convirtió en uno de los líderes más admirables de la humanidad. Al temeroso Gedeón lo convirtió en un juez de Israel y libertador de su pueblo. Al cruel Pablo lo convirtió en un gran predicador de la palabra de Dios al mundo entero.

Dios cambia de forma radical nuestra vida para hacernos partícipes de su gracia. Dios ahora lo que pide es que estemos muertos al pecado pero vivos para Dios en Cristo Jesús.

En el versículo cinco de este mismo capítulo tres de Colosenses, el apóstol Pablo nos invita a hacer morir lo terrenal en nosotros, porque estamos muertos en Cristo y nuestra vida está escondida en Él.

Debemos pues hacer morir todas las cosas, en este pasaje y en muchos otros en la biblia encontramos las cosas que a Dios le desagradan. Podemos conocer qué es lo que Dios aborrece y no hacerlo.

Y hacer morir no solamente significa dejar de hacer ciertas cosas, sino que dejemos de pensar en ellas, no nos atraigan más. Si alguien tenía alguna adicción, Dios quiere liberarnos y hacernos libres completamente de ella, de tal manera que no nos recordemos lo que esto significaba para nuestra vida.

Hacer morir es sepultar para siempre el pecado y no acordarse más de Él. Es lo que Dios hace cuando nos perdona, dice su palabra que lleva nuestros pecados a lo profundo del mar y nunca más se acuerda de ellos. Olvidemos también nosotros la pasada manera de vivir.

II. Con Cristo

Pero hacer morir las cosas de la tierra, las cosas pecaminosas, no es para nada fácil cuando lo hacemos por nuestros medios. Seguramente hemos sido testigos de promesas falsas de una persona determinada a dejar algún vicio. Pero hacerlo sin Dios es difícil, pronto el enemigo vuelve a llevar a la persona a un estado peor que el primero.

Dios es poderoso y nos ayuda a salir del camino de maldad y traernos al camino de la luz.  Hemos muerto entonces a las cosas terrenales pero hemos resucitado con Cristo. El Señor cuando murió, lo hizo por el pecado de toda la humanidad y al resucitar nos dio vida juntamente con Él. Pero no vida terrenal, sino vida eterna en nuestro Señor. Por lo tanto estamos muertos al pecado pero vivos en Cristo Jesús, nuestro Señor y Salvador.

Hemos resucitado con Cristo, para tener una nueva manera de vivir. Ya no son manifiestas en nosotros los frutos del pecado, sino los frutos del Espíritu. Ahora vivimos para movernos en el mundo con paso firme en nuestra fe. Ahora podemos caminar con Cristo y enfrentar cada prueba confiando en que tomados de su mano estamos seguros.

III. Buscad las cosas de arriba

En otro tiempo buscamos las riquezas de este mundo. En otro tiempo aceptamos la tentación de hacernos ricos en posesiones sin importar como lo hiciéramos. Pero ahora que hemos conocido a Dios sabemos que las riquezas provienen de Dios. Sabemos ahora que es más importante poner la mira en las cosas de arriba pues son eternas.

Dice la biblia no sirve si ganamos el mundo entero pero perdemos nuestra alma. Jesús también le dijo a sus discípulos que no tuvieran miedo de los que matan el cuerpo, pero el alma no pueden matar. Solo Dios tiene el poder de castigar nuestra alma y aun nuestro cuerpo.

De nada nos sirve ganarlo todo en este mundo, si pronto entraremos a una eternidad sin Dios. Es más importante entonces buscar estar inscrito en el libro de la vida y saber que la eternidad la pasaremos con Dios.

Lo que venga después es secundario. Si alcanzamos fama, riqueza o éxito en esta vida será un regalo extra de nuestro Dios. Pero lo principal que debemos buscar es estar dentro de ese grupo de santos que serán recompensados por la eternidad con la vida.

Si morimos a nosotros y vivimos para Cristo entonces estamos destinados a pasar toda la eternidad con Él. El tiempo que pasamos en este mundo es nada si lo comparamos con la eternidad que Dios quiere que estemos con Él.

IV. Donde está Cristo

Debemos entonces buscar las cosas de arriba, esas cosas que encontramos donde está Cristo. En apocalipsis podemos conocer un poco de cómo será ese cielo nuevo y esa tierra nueva. Ahi estaremos, donde no hay más sufrimiento ni dolor, donde su luz nos alumbrara. Las cosas viejas habrán pasado, todas serán hechas nuevas.

Pero Jesús también enseñó a sus discípulos a orar y pedir que así como son las cosas en el cielo, así sean también en la tierra. Dios está en todo lugar y Él ha prometido que estará con nosotros donde quiera que estemos. Si permanecemos en Él, Dios permanecerá a nuestro lado.

Dios nos defiende del lazo del cazador, Dios nos protege de la peste destructora. Dios nos guarda de todo mal y guarda nuestra morada. Dios está en todo lugar, en todo momento Dios está cerca nuestro para consolarnos, para fortalecernos y bendecirnos con toda bendición espiritual.

Cristo está en nuestro corazón, ahí está el Señor y desde ahí se manifiesta a la humanidad entera. Cuando somos ejemplo en conducta y en fe a todos los que nos conocen. Dios desea reflejarse en nuestra vida, quiere que dejemos que Él nos use para bendición de los demás.

Jesús está en todo lugar y ahora vivimos para Él. Ya no vivo yo declara el apóstol Pablo, ahora Cristo vive en mi. Ya no vivo para satisfacer los deseos de la carne, sino que pongo todo mi ser en sacrificio vivo.

Donde está Dios hay vida, hay esperanza, hay gozo y alegría. Dios está en el corazón de todos aquellos que le buscan. A donde vaya uno de estos santos enseñando la vida de Cristo, ahí se manifiesta Dios. Debemos entonces buscar esas cosas espirituales y celestiales y Dios se manifestará en nuestra vida. 

V. No en la tierra

Dejemos de buscar las cosas de la tierra. La tierra dejará de ser, todo lo que conocemos acá ya no existirá, ¿por qué entonces buscar algo pasajero? Jesús lo dijo, que buscaramos hacer tesoros en el cielo. Pues todo en esta tierra desaparecerá, pero las cosas del cielo, las cosas que Dios tiene preparadas para sus hijos no pueden ser corrompidas. Los regalos que Dios tiene para sus hijos no pasarán.

El cielo y la tierra pasarán pero la palabra de Dios siempre permanecerá. Las promesas de Dios en su palabra, la promesa de un cielo nuevo es una realidad y hay tesoros esperando cuando el Señor nos llame a su presencia.

Dios Padre es el único que conoce los tiempos. Él sabrá cuando es el momento para que nos reunamos con Él. Sea pronto o todavía no sea nuestro tiempo, debemos permanecer fieles al Señor. Debemos dejar de buscar las cosas de la tierra y ocuparnos en las cosas que de verdad importan, las cosas del cielo.

No gastemos nuestras energías en las cosas pasajeras. Muchas veces vemos este gran mal, que el ser humano busca llenarse de las cosas de la tierra y con dificultad puede tener un poco de tesoros, pero una persona que se acerca a Dios y le busca primero a Él, y Dios le bendice abundantemente. Sin dificultad podemos llegar a tener riqueza, si lo que primero buscamos es la bendición de Dios, pues esa bendición es la que enriquece.

Conclusión

Muramos entonces al mundo, muramos al pecado y vivamos para Cristo. Pues en su muerte hemos sido sepultados, pero hemos resucitado como Él lo hizo, para tener una nueva vida. Una vida que no se enfoca en las cosas pasajeras, sino en las cosas que de verdad importan, en las cosas eternas.

Busquemos a Cristo cada día de nuestra vida y obedezcamos la palabra de Dios, para hacer tesoros en el cielo. Tesoros que no se pueden corromper, tesoros de nuestro Padre Celestial. Toda nuestra vida entonces debe estar centrada en Dios y vivir cada día solo para Él.

© Jose R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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José R. Hernández
Pastor jubilado de la iglesia El Nuevo Pacto, en Hialeah, FL. Graduado de Summit Bible College. Licenciatura en Estudios Pastorales, y Maestría en Teología.

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