Hacedor de la palabra de Dios

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Predica de Hoy: Hacedor de la palabra de Dios

Predicas Cristianas Lectura Bíblica de Hoy: “Guárdate de tener en tu corazón pensamiento perverso, diciendo: Cerca esta el año de la remisión, y mires con malos ojos a tu hermano menesteroso para no darle; porque él podrá clamar contra ti a Jehová, y se te contará por pecado. Sin falta le darás, y no serás de mezquino corazón cuando le des; porque por ello te bendecirá Jehová tu Dios en todos tus hechos, y en todo lo que emprendas”. Deuteronomio 15:9-10 

La palabra de Dios es vida y medicina

Si en verdad te has convertido en un hacedor de la palabra de Dios, no tendrás problemas en cumplir sus mandatos por fe, imitando al Señor en su dadivosidad.

Partiremos nuestra enseñanza de la base que adoramos a un Dios lleno de amor y poder. Nuestro Dios está tan lleno de amor que sus ojos están más sobre nuestras virtudes que en nuestras faltas ya que el amor cubre multitud de pecados.

El odio despierta rencillas; Pero el amor cubrirá todas las faltasProverbios 10:12.

Palabra de Dios para momentos difíciles

Nuestro Dios está tan lleno de poder que nos puede bendecir aún en forma sobrenatural. “Poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra2 Corintios 9:8, siempre que cumplamos con sus mandamientos; por todo esto, y por mucho más, podemos decir que adoramos a un Dios que es digno de imitar.

Seguiremos diciendo que según el diccionario español, Imitar: Es hacer una cosa a ejemplo o semejanza de otra. Debemos saber que el demonio es imitador y padre de mentiras (Juan 8:44). Pero no es de estas imitaciones de las que hablaremos. Sino de aquellas cosas que provienen de Dios y que son las que debemos imitar.

¿Cual es la palabra de Dios para mi vida hoy?

Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios3 Juan:11.

Si tu conoces al Señor y no lo has venido haciendo hasta ahora, comienza ahora a ser un imitador del Señor. Comienza a ser un hacedor de Su palabra.

Una de las cosas en las cuales deberíamos imitar más al Señor es en su dadivosidad, que por cierto no podremos igualar, pero si podremos ir camino a la perfección de Cristo. “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo JesúsFilipenses 3:12.

Sabemos que nuestro Padre Celestial es dadivoso por excelencia. Nos dio la vida física al momento de nuestra concepción, y luego nos hizo renacer en una nueva vida, la espiritual, para lo cual no fue para nada mezquino. Ya que “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?Romanos 8:32.

Verdaderamente, cuando recibimos a Cristo en nuestro corazón, además de recibir la nueva vida en Él, recibimos todas las promesas establecidas en la palabra de Dios. Entendiendo también que con ellas recibimos los requerimientos y mandatos necesarios para poder luego reclamarlas.

Quien proclama la palabra de Dios

Pablo, en su epístola a los Gálatas, les marca su entrega al Señor diciendo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a si mismo por mí” Gálatas 2:20. Reconociendo allí mismo la generosidad que el Señor tuvo con su entrega en sacrificio para redimir a la humanidad toda, muriendo para que nosotros podamos tener vida eterna.

El apóstol nos anima a nosotros en éste día, diciéndonos: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo1 Corintios 1:1. El apóstol nos dice: Imitad mi vida en Cristo. Nos dice: sean hacedores de la palabra. Imitad mis obras en Cristo, pues así como fueron éstas agradables al Señor, también de esta forma le seremos nosotros agradables.

Si imitamos al apóstol estaremos elevando ofrenda de olor fragante para Dios a través de nuestros hechos y obras con el fin de extender el evangelio de la gracia a todo lugar.

Lo primero que debemos imitar de Pablo, es su conversión. El giro de ciento ochenta grados que experimentó su vida.

Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallare algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a JerusalénHechos 9:1-2

En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios. Y todos los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No es éste el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los principales sacerdotes?Hechos 9:20-21

Imitar a Pablo significa cambiar radicalmente nuestra forma de pensar y de vivir, diciendo como él, “Ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí”.

¿Qué hace la palabra de Dios en nuestras vidas?

Que Cristo viva en nosotros es dejar de pensar nosotros. “Porque ¿quién conoció la mente del Señor?¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo1 Corintios 2:16. Y si tenemos la mente de Cristo, Él es quien debe guiar nuestros pensamientos.

Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo2 Corintios 10:5

Al derribar esas fortalezas mentales que el demonio estableció en nuestra mente podremos vivir libremente la fe en Cristo y obrar como Él nos manda. Nos convertiremos entonces en un hacedor de la Palabra.

La palabra de Dios es viva y ejerce poder

Cuando comenzamos a vivir la libertad que Cristo nos entrega, (Lucas 4:18). Es cuando ya no vivimos nosotros. Todo lo hacemos por amor al Señor. No hay nada más importante que servir en la obra, trabajar para engrandecer el reino de Dios.

Es allí cuando nuestra fe se echa a andar para convertirnos en verdaderos hacedores de la Palabra. Una vez que las estructuras del mundo han sido destruidas en tu vida, ya no te cuesta dar todo cuando el fin es cumplir con nuestro amado Señor.

Cuando genuinamente nos entregamos al Señor, las fortalezas creadas por el demonio son  derribadas. Es entonces que la mente de Cristo ocupa ese lugar. El egoísmo y la mezquindad dejan de formar parte de tu vida, y solo piensas en dar todo de ti a Dios.

Cuando la palabra de Dios te conforta

Guárdate de tener en tu corazón pensamiento perverso, diciendo: Cerca esta el año de la remisión, y mires con malos ojos a tu hermano menesteroso para no darle; porque él podrá clamar contra ti a Jehová, y se te contará por pecado” (vers. 9).

El demonio pretende introducir en el pueblo de Dios el egoísmo que ya impuso en el mundo. Atento a esto, el Señor pide que guardemos nuestro corazón de ése egoísmo. Egoísmo que nos lleva a pensar que como el amor de Dios es tan grande, no dirá nada si nuestra conversión no es total. Debido a esto muchos son los que se entregan a medias para la obra. Es exactamente por eso que como fieles seguidores de Jesucristo debemos cuidar nuestra manera de pensar.

Resultando lo mismo servir que no servir o hacerlo a medias. Congregarnos o no congregarnos. Cumplir todos sus mandamientos o solo aquellos que no nos signifiquen apoyarnos en la fe, confiando en la retribución o provisión del Señor.

Así como no dar al menesteroso se podrá contar por pecado. “Al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecadoSantiago 4:17. Somos hijos de Dios, y sabemos hacer lo bueno, lo que establece la Escritura. Por lo tanto, todo incumplimiento nos será contado por pecado. Es por esto que debemos convertirnos en hacedores de la Palabra.

Sin falta le darás, y no serás de mezquino corazón cuando le des; porque por ello te bendecirá Jehová tu Dios en todos tus hechos, y en todo lo que emprendas” (vers. 10)

Dar sin falta es dar diligentemente, no cuando a nosotros se nos ocurra, tengamos ganas o tiempo. Es cumplir con nuestra misión en Cristo sin tardanza. Pero el Señor va más allá en Eu exhortación. Él nos dice que no debemos ser mezquinos al dar.

Poner la palabra de Dios por obra

Lo que el Señor nos esta requiriendo es que saquemos de nosotros la mezquindad en la entrega para la obra. Seguir a Cristo no es venir a una reunión simplemente. Seguir a Jesús es también escudriñar la Escritura (Juan 5:39).

Poner la palabra de Dios por obra es orar en todo tiempo y lugar (1 Tesalonicenses 5:17). Es congregarse regularmente (Hebreos 10:25). Poner la palabra de Dios por obra es amar a nuestro prójimo, y perdonar sus ofensa.  Perdonar de la manera que Dios nos ha perdonado a nosotros. Recordemos siempre que si no perdonamos, tampoco seremos perdonados (Mateo 6:14-15).

Cuando nos convertimos en hacedores de la palabra entonces vendrá la bendición del Señor sobre todos nuestras cosas. Sobre todo aquello que emprendamos, y “Y les llamarán Pueblo Santo, Redimidos de Jehová; y a ti te llamarán Ciudad Deseada, no desamparadaIsaías 62:12.

© Roberto Torres. Todos los derechos reservados.

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