Sanidad divina, una realidad de hoy

Predicas Cristianas

Introducción

Al igual que cuando hablamos de prosperidad, el hablar de sanidad divina es también cuestionado por quienes dicen que fue solamente para la época apostólica, o por la cantidad de mercaderes de la sanidad que pululan por allí haciendo negocio con la necesidad de las personas, entre muchas otras cosas.

Pero lo cierto es que la sanidad divina esta presente en este tiempo como lo estuvo en el apostólico y lo estará hasta que el Señor venga en busca de su iglesia, y el propósito de este mensaje es clarificar todo dentro de tu corazón para que no haya en el ninguna sombra de duda respecto del deseo de Dios en este sentido; además puedo afirmarlo ya que soy uno de los muchos que podemos dar testimonio del obrar de Dios ministrando sanidad desde lo alto ya que Él me devolvió la vida.

El evangelio de Jesucristo proporciona no solamente salud espiritual sino también salud física y ha sido provista por Dios a través de la obra expiatoria de Jesucristo; ¿Qué es sanidad divina?, es la operación de Dios hacia el cuerpo humano brindándole normalidad en forma directa o indirecta.

Es directa cuando en forma sobrenatural o milagrosa una persona recibe el beneficio de Dios sin necesidad de medicina o alguna formula humana, como ejemplo tenemos el caso de la mujer que llevaba doce años de enferma con flujo de sangre, pero llegándose a Cristo, tocó el borde de su vestidura y sanó de inmediato, (Lucas 8:43-44).

Y es indirecta cuando Dios, que es el dador de toda dádiva y de todo don perfecto, proporciona la sanidad o recuperación por diferentes medios, por ejemplo: Una persona, siendo atendida y Dios guiando las manos de los médicos o permitiendo que la medicina aplicada sea acertada, no dependiendo del medio o del instrumento, sino viendo en ese medio la manera en que Dios nos sana.

Predicas Cristianas Texto Biblico: Hechos 3:11-19

Hasta que tú no estés completamente convencido de que Dios desea que estés totalmente sano, siempre habrá una duda en tu mente y en tu corazón respecto de si serás sano o no, y mientras permanezca esa duda en tu mente o en tu corazón, en cuánto a si serás sano o no, la fe del milagro no existirá y para que esto suceda es necesario que la fe sea puesta por obra. No debe existir ninguna duda ni algún tipo de cuestionamiento para que la sanidad llegue a tu vida (Hebreos 11:6).

Santiago nos dice que no podemos orar dudando (Santiago 1: 6-7), y el tener conocimiento de esto hace que el terreno sea completamente fértil para que la fe del milagro pueda desarrollarse y crecer. No se trata de pensar si es la voluntad de Dios o no porque como cristianos sabemos que es la voluntad de Dios (Marcos 1:40-41). Dios desea sanarte por completo ya que Él no quiere que ninguno perezca, (2 Pedro 3:9).

Hay veces en que los padres demuestran favoritismo por alguno de sus hijos, pero Dios no obra de esa manera, y cuando llenamos condiciones iguales recibimos cosechas iguales. Cuando hacemos nuestra parte, Dios siempre es fiel para hacer su parte, y si Dios sanó a todos entonces, sana a ¡¡TODOS!! los que vengan a El buscando sanidad porque “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglosHebreos 13:8.

Luego de escuchar esto, inevitablemente viene la gran pregunta: ¿Por qué unos sanan y otros no?

Es allí donde debemos recordar que toda gracia o beneficio de Dios para con el hombre esta siempre condicionado por Dios, y es por esto que debemos ver algo importante. Necesitamos pedir con fe, y sin dudar. Cuando el padre del joven lunático pidió a Cristo que sanara a su hijo, Jesús le dijo que todo era posible para el que pueda creer (Marcos 9:23).

La fe es un requerimiento de Dios

No se trata de ser un superdotado de la fe sino sencillamente de creerle a Dios. De creer en las promesas y que tiene la capacidad y el deseo de hacerlas realidad en nuestra vida, y que a pesar de resultar insignificantes quizás para los hombres, para el Señor no lo somos (1 Corintios 7:21-23).

Si alguna persona ha desobedecido a Dios o de alguna manera se ha revelado en contra de Él, es necesario que arregle sus cuentas con el Señor (Mateo 5:23-24). Además que Santiago 5:16 amonesta: “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados”.

Y Pablo exhorta a estar a cuentas para participar de la Santa Cena, “Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen1 Corintios 11:29-30, porque quien se identifica como en plena comunión con Dios y la iglesia y no lo está, sufrirá las consecuencias, porque Dios no puede ser burlado y por esta razón hay muchos enfermos y debilitados entre los hermanos y otros ya duermen, hablando de la muerte física.

A través de los medios hallamos infinidad de mentalitas, brujos y hechiceros que con sus mensajes comerciales llevan a muchos a la destrucción en vez de recibir la bendición y sanidad divina, son aquellos que en vez de confiar en Dios buscan sanidad y liberación en otras fuentes lejanas al Señor como lo hizo Ocozías cuando consultó al dios de Ecrón en vez de acudir al Dios de Israel y murió, (2 Reyes 1:1-4).

El hombre debe entender que el dador de la vida es uno solo, el Señor, (Salmos 36:9), y solamente en Él esta la restauración de ella y de ninguna manera en brujos, o curanderos que lo único que hacen es atar vidas a las obras del diablo mediante aparentes sanidades que luego se deben pagar muy caras.

Conclusión

Para ir finalizando nos quedan dos cosas por evaluar, lo primero que también debemos siempre considerar es que Dios es Dios y el hombre no tiene poder de para modificar o guiar la decisiones de Dios pues en Él radica toda la soberanía sobre la vida humana.

Es así que vemos casos como el el siervo de Eliseo, que fue afectado con la lepra de Naamán, cuando el Señor le dice que “La lepra de Naamán se te pegará a ti y a tu descendencia para siempre. Y salió de delante de él leproso, blanco como la nieve2 Reyes 5:27, vemos que efectivamente solamente Dios en su soberanía puede decidir sobre la salud del hombre a pesar de los muchos deseos y cosas que el hombre pudiera hacer. Definitivamente, solamente Dios dispone quien se ha de sanar y quien no.

Y algo que debemos tener muy en cuenta a pesar de que es lo que muchos olvidan, y es que cuando se ha obtenido el beneficio de la sanidad de Dios, es cuando debemos permanecer más firmes en la fe para que no venga alguna cosa peor sobre nosotros, recordemos que las palabras de Cristo al paralítico del estanque de Betesda fueron: “Levántate, toma tu lecho, y andaJuan 5:8, y después, cuando lo encontró Jesús en el templo, le dijo: “Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peorJuan 5:14.

© Ricardo Hernández. Todos los derechos reservados.

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