Basta de quejas

Sermones Cristianos

Sermones Cristianos Predica de Hoy: Basta de quejas

Predicas Cristianas Texto Biblico: Efesios 4:17-24

Introducción

De la misma manera que el pueblo de Israel se movía en el desierto es como se mueven muchos del pueblo de Dios en la actualidad. Y debemos saber que algunas de las ocupaciones que hoy tienen algunos cristianos también son similares a las que ellos tenían.

En la actualidad son muchos los cristianos que se mueven en un desierto a causa de no querer poner los ojos en Jesús y obedecer su guía en vez de continuar con los propios deseos de su carne.

Pero para comprobar si continuamos en el desierto es necesario enfrentarnos con nuestra propia realidad y sin medirnos con nuestra propia vara sino con la real medida de Dios.

Los israelitas tenían grandes ocupaciones en el desierto y muchas de ellas estaban relacionadas entre si, actividades como era el quejarse, el desobedecer, y la de enterrar. ¿Pensó Ud que una característica del desierto es que se trata de una tierra de muerte?

¿Pensó alguna vez en la cantidad de hijos de Dios que murieron en el desierto durante esos cuarenta años? Según un censo, en Israel y había un total de 603.000 hombres de guerra que tenían por lo menos veinte años y la mayoría de ellos estaban casados, por lo que podríamos asumir que había igual cantidad de mujeres, además de los niños.

Se calcula que el total de la población debía de pasar de los dos millones de personas. Pero en el desierto, en esos cuarenta años, murieron un millón doscientas mil personas, de manera que todo el tiempo estaban participando en entierros y el desierto se transformó un enorme cementerio, piense que morían como veinte personas por día durante esos cuarenta años.

Los desiertos que debe pasar un cristiano

Los desiertos que debe pasar un cristiano no son para que sufra por sus rebeliones sino que son para eso, para enterrar los muertos. Y los muertos que los cristianos debemos enterrar en nuestros desiertos son las obras de la carne, (Romanos 8:6).

Es allí donde muchos se equivocan pues en medio del desierto continúan dando rienda suelta a las actitudes puramente carnales en vez de poner su mirada en Cristo y vivir como el Señor quiere que vivan.

Cuando los que estaban al frente de las doce tribus tomaron sus varas y las colocaron delante del Señor, vemos que al regresar por la mañana, a la vara de Aarón le habían salido ramas que habían florecido y le habían salido frutos, y todo eso sucedió durante la noche, esta es la nueva vida que nos entrega Cristo cuando posamos nuestra mirada en Él y le obedecemos.

Dios nos está diciendo de esta manera que los únicos que tienen derecho a tener autoridad son los que caminan en la plenitud y el poder de la vida de Cristo, los que han dejado enterrado en el desierto los frutos de la carne, (Romanos 8:13).

El Espíritu Santo mora en nuestro interior

Tenemos a Dios entre nosotros y esa es la gran verdad, Él puede dirigirnos y guiarnos a través del desierto del mundo, guiándonos por medio de su Palabra. Somos guiados de la misma manera que lo fue el pueblo de Israel por la nube y por el fuego y debemos obedecer a esa dirección y es todo lo que necesitamos para llegar al descanso en el Espíritu, que representa la tierra de Canaán.

Es un hecho real del que prácticamente todos los pastores son conscientes y es que la rebelión y la desobediencia intencional a Dios comienzan siempre con murmuraciones y quejas; siempre que alguien se está empezando a quejar, luego va a murmurar y al llegar a ese punto estará al borde de la rebelión, porque así es como empieza siempre.

Están las quejas en contra de las circunstancias, por eso se quejaron del mana y la falta de agua, de la carne y del desierto mismo; nada les parecía bien, ni siquiera el maná que Dios suplía milagrosamente todos los días y que representa al Espíritu Santo.

Porque dicen que tenía gusto a aceite y miel y no era para satisfacerles, aunque sí para alimentarles porque no era la intención de que permanecieran durante tanto tiempo en el desierto, sino de que llegasen a Canaán y se alimentaran de la abundancia que allí tendrían, pero se hartaron del maná y sin tener otra cosa que maná, y siempre maná, empezaron a quejarse y a rebelarse.

De igual manera están aquellos cristianos que viven la experiencia del escaso contacto con el Espíritu Santo, y esta es una experiencia de derrota cristiana, pero lo que hay que hacer es posar los ojos en Jesús, seguir adelante y vivir en la tierra de la abundancia para poder sentimos satisfechos.

También se quejaba por la falta de carne, de manera que Dios les dio carne hasta que se enfermaron y entonces se quejaron de la abundancia de carne, y al quejarse se acordaban siempre de Egipto, y así son muchos los que han dejado de pensar en Canaán porque no lo han experimentado todavía, entonces lo único en que piensan es en las cosas y actitudes del mundo.

Dios juzgó al pueblo

Dios juzgó al pueblo mediante tres elementos, el fuego, la plaga, y las serpientes. Cuando empezamos a quejarnos por el lugar en el que nos ha colocado Dios, de la gente que ha puesto sobre nosotros, la clase de alimentos que tenemos y las demás circunstancias de nuestra vida, nos encontramos con el fuego del chisme, del escándalo y de la calumnia.

La plaga de la ansiedad y de la tensión nerviosa nos consumen en nuestra vida diaria; y el veneno de la envidia y de los celos aparecen en nuestra vida, robándonos de nuestras energías y estas cosas solamente pueden evitarse poniendo los ojos en Jesús, “el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de DiosHebreos 12:2.

No solo murmuraron de sus circunstancias, sino que hubo ocasiones en que murmuraron en contra de la bendición de Dios; sabían que estaban junto a la tierra de bendición, pero también sabían que había gigantes y les daba miedo creyendo que los gigantes eran superiores a Dios y se negaron a seguir adelante para recibir la bendición.

Se alegraron de estar lejos de Egipto, pero no estaban dispuestos a entrar en Canaán, y por eso tuvieron que vagar durante cuarenta años en el desierto y someterse al juicio inevitable por haberse negado a someterse al plan de Dios.

Viviendo en medio del desierto

Son muchos, muchos los cristianos que viven actualmente de esa manera, justo en medio de un tremendo desierto. Viviendo con una porción mínima del Espíritu Santo suficiente para mantenerse, en el cual se pasan la vida quejándose de sus circunstancias, a pesar de lo cual no están dispuestos a entrar en la tierra que Dios ha provisto para ellos.

Ese es el problema que tienen muchos, son sustentados en el desierto, pero no se sentirán nunca satisfechos en él. La experiencia del desierto se caracteriza siempre por una actitud de queja y de interminable crítica de algo o de alguien, actitud que no termina hasta que una nueva criatura esta lista para entrar en la tierra.

Dios dijo: “En este desierto caerán vuestros cuerpos; todo el número de los que fueron contados de entre vosotros, de veinte años arriba, los cuales han murmurado contra mí. Vosotros a la verdad no entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano y juré que os haría habitar en ella; exceptuando a Caleb hijo de Jefone, y a Josué hijo de NunNúmeros 14:29-30. Las quejas, las rebeldías, y todas las actitudes de la carne deben ser enterradas en el desierto. Pues a las bendiciones solamente la disfrutan los hombres de fe.

Por esto, hasta que no enterremos nuestra carne, hasta que no empezamos nuestra vida de nuevo parece casi como si estuviésemos empezando en la vida cristiana, cuando en realidad podemos seguir adelante después de habernos opuesto a la obra del Espíritu que deseaba entregarnos la bendición.

Este es el motivo por el que hay tantos cristianos que nunca alcanzan la victoria, sino hasta que no experimentan una crisis que les haga ver su propia realidad, entonces ven un nuevo principio y entran en la tierra.

Para terminar tenemos la murmuración en contra de la autoridad que no es más que la manifestación explícita de la rebeldía. Se quejaban de sus circunstancias, en contra de los esfuerzos de Dios por bendecirles y en contra de la autoridad de Dios manifestada por medio de Moisés, decían: Si todo el pueblo es santo, ¿porque Moisés y Aarón actúan como si fueseis mejores que nosotros?

Conclusión

Todo el pueblo de Dios es santo en su propia opinión, muchos se juzgan a sí mismo conforme a sus propias normas y lógicamente siempre salen aprobados con las mejores notas, entonces se revelaron en contra de la autoridad debidamente puesta por el Señor y se opusieron con todas sus fuerzas a que aquellos dos fuesen más que ellos.

Este es el tiempo en que debemos reflexionar si verdaderamente ha muerto nuestra carne y la hemos enterrado en ese desierto que pasamos; o es que todavía seguimos quejándonos, rebelándonos para seguir vagando en un desierto hasta que veamos nuestra propia realidad.

© Ricardo Hernámdez. Todos los derechos reservados.

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Ricardo Hernández
Siervo de Jesucristo.

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