Predicas Cristianas
Predica de Hoy: No seremos, ¡somos la sal de la tierra!
Predicas Cristianas Texto Bíblico: Mateo 5:13
Introducción
Un mandamiento y una bendición no son la misma cosa. Yo puedo captar la atención de mis hijos e insistir en que limpien su habitación ahora mismo. O puedo mirarlos fijamente a los ojos y decirles que son la alegría de mi corazón. Ambas cosas tienen su lugar, pero son muy diferentes. Los mandamientos nos encaminan en la buena dirección, pero las bendiciones nos dicen quiénes somos en Cristo.
A veces, sin embargo, nos perdemos los momentos cuando Dios pronuncia la bendición, ya que esperamos escuchar lo que tenemos que hacer para ganarnos su favor o ser considerados aceptables.
Bendición al alcance de todos.
El Señor Jesús señaló que las bendiciones del reino no están limitadas a los ricos y a los religiosos, sino que son también para los marginados y los enfermos; el único requisito necesario era la fe. Él escogió la palabra “bienaventurados” para los pobres, los afligidos y los pacificadores —probablemente los más propensos a ser maltratados en este mundo ¿verdad que sí?. También pronunció otra bendición sobre sus seguidores: “Ustedes son la sal de la tierra” (Mateo 5:13).
Predica de Hoy – Somos la sal de la tierra
Notemos que Jesús les dice en el sermón del monte que son la sal de la tierra. No dice que van a ser la sal. No les pide que adopten las características de la sal. En vez de eso, mira a estas humildes personas y les dice: Vosotros sois la sal de la tierra. ¿Puede usted imaginarse el asombro y la alegría sus mentes? La esperanza y el gozo debieron haberse apoderado de la multitud.
La sal tenía numerosos usos en el primer siglo. Daba sabor, servía para preservar, y funcionaba como un agente purificador, también era un método de pago muy valiosos de allí viene la palabra “salario”.
Hoy en día, este artículo básico de la despensa sigue produciéndose de manera natural. Y aunque los condimentos pueden clasificarse de muchas maneras diferentes, todos estamos de acuerdo en que la sal mejora casi todo lo que toca.
Yo personalmente admiro a las personas sencillas que viven de una manera tranquila, discreta y sin prisa, tratando de dedicarse a los asuntos del Señor Jesús. Por las personas trabajadoras que atienden a sus hijos; aman a sus prójimos y se involucran en hechos que reflejan la justicia y la paz de Dios en el mundo.
Por los estudiantes responsables que se preparan en el nombre de Jesús, por las madres solteras que conservan un empleo y que mantienen unida la familia para que sus hijos conozcan el poder del amor abnegado, por los vecinos que se preocupan por los que viven alrededor de ellos.