Predicas Cristianas
Prédica de hoy: Nuestra misión, cumplir la misión de Dios
Predicas Cristianas Lectura Bíblica: 1 Pedro 3:8-17
Introducción
Existe una frase popular qué dicta “en éste mundo cada uno debe elegir sus propias batallas”. Es decir, tenemos el derecho de ofendernos y de actuar sobre lo qué nos afecta. Sin embargo, es cierto qué hay causas mas justas qué otras, y que a lo largo de la historia cada generación debe ir construyendo la suya.
En realidad, lo qué mundanamente se mira desde la guerra, la palabra de Dios nos lo explica cómo misiones. Vinimos a éste mundo con misiones y propósitos, tenemos el deber de elegir qué hacer con ellas.
No estamos aquí para qué siga predominando el pecado y por esto nuestra voz es muy importante. Todo lo qué hacemos es signo de lo qué creemos, así que debemos ser fiel retrato de lo que Dios quiere hacer con nosotros.
¿Cuál es nuestro lugar como cristianos? Principalmente no buscamos una postura de guerra. Nuestro accionar es el de la paz y cumplir los mandamientos del Padre. Partiendo de estos principios debemos escuchar cual es la misión que él nos encomienda. Cumplirla y todo lo que esto implica, es la decisión de nuestra vida.
I. Cumplir nuestra misión – Misiones y batallas
1. Somos obreros del Señor (Lucas 10:2)
Todos los hijos de Dios tenemos una misión para cumplir dentro de su obra. Podemos estar seguros de qué siempre hay algo qué hacer y qué es él quién nos guía y prepara para qué sigamos su propósito de manera óptima.
Para el Señor somos obreros que construyen en honra suya. Nuestra labor es hermosa, pues en la medida en qué avanza, deja ver un cuerpo sagrado y glorioso. Sin embargo, aceptar ser misioneros es aprender a qué la obra de Dios jamás se detiene y qué en ella no hay lugar para el pecado.
Ésta cita explica qué hay mucho por hacer, pero pocos qué hagan. Pues aceptar las misiones de Dios en nuestra vida implican entrega y no todos están dispuestos a renunciar al mundo en pos del Rey.
2. Las batallas van a ocurrir (Santiago 1:12-16)
La palabra de Dios es realmente la espada de la verdad. Ella es clara y así como encontramos aliento y palabras dulces, también se nos advierte que las batallas van a ocurrir.
Soportar pruebas y tentaciones son experiencias qué ocurren al momento de cumplir una misión. Jesús es la mayor prueba de ellos, pues aún siendo el hijo de Dios pasó por todas ellas, saliendo siempre vencedor.
Vivimos en un mundo donde existe el pecado y por ello debemos pedir sabiduría al momento de actuar. Cómo se explica en éste pasaje de Santiago, nuestra propia concupiscencia es la qué se deja someter ante el pecado, desatando así las batallas.
En cambio, sí resistimos teniendo paciencia, accionando desde nuestra fe y sin desviarnos de nuestra misión, demostramos un amor profundo. Dios se ha encargado de prometer vida eterna para todos los que le aman con verdad.
3. Jesús ha vencido al mundo (Juan 16:33)
Aunque el mundo quiera hacernos elegir batallas, nuestro debe deber pasa por el lado de la salvación. Mientras afuera hayan tormentas y mareas altas, debemos estar firmes en qué nuestra misión es el remedio para el caos.
En una realidad injusta, nuestros actos deben ser de paz, alivio y solución.
Nosotros no batallamos en el mundo pues Jesús ha vencido al mundo. Como cristianos hacemos iglesia y compartimos el amor de Dios, esto es lo que realmente importa y a través de lo cual encaramos el pecado.
Las misiones que Dios nos entrega, parten de ésta gran verdad. Sí queremos saber cómo se ve la verdadera construcción del Evangelio, debemos seguir los pasos de Jesús.
II. Cumplir nuestra misión – Historia de Débora
1. Misión de Debora (Jueces 4)
Débora fue una de las mujeres cuyo propósito en ésta vida fue encomendado por Dios. Su historia es contada en contextos de guerra, años después de que Israel hubiese llegado a la tierra prometida. Ella era juez y profetisa, sus dones habían sido dados por el Padre y los usaba para su honra.
Débora debía llamar a Barac y hacer que se cumpliera lo que Jehová había profetizado, con el fin de derrotar a Sísara. Él era el capitán del ejercito de Canaán, el cual anteriormente había sometido a Israel.
Su misión era clara y aunque podemos pensar en el miedo de enfrentar semejante situación, Débora no duda ni un instante y dejó que se hiciera la voluntad de Dios.
De ésta actitud aprendemos la obediencia que Dios necesita de sus siervos.
2. Dios nunca falla (Jueces 5:31)
De la historia de Débora, así como de tantas otras, recordamos que Dios sabe exactamente lo que necesitamos. Se hizo su voluntad y no falló. Las Escrituras nos cuentan que después de éste suceso, hubo cuarenta años de paz en Israel.
Cumplir las misiones del Padre, requieren ir con fe de que él es quien guía nuestro andar. ¿Hubo guerra? Sí, pues en éste caso se trataba de la liberación de una Nación y a pesar de todo esto, la disposición para hacer la obra de Dios, siempre resulta triunfadora.
Quizá nuestra misión es otra y las batallas que debemos transitar están de lejos de convocar a 10.000 personas, pero aún así debemos ser valientes para salir vencedores de ellas. Solo podemos logrando perseverando y confiando en que todo hijo de Dios es protegido por él.
III. Cumplir nuestra misión – Sufrir por hacer el bien
1. Somos afortunados (1 Pedro 3:8-17)
¿Es posible sufrir aún cuando somos perseverantes y pacientes? Sí, pero sí esto ocurre realmente somos afortunados. Cuando no seguimos al mundo, somos rechazados por él, y aunque esto pueda causar dolor en circunstancias dadas, es parte de nuestra misión.
Es mil veces mejor que nuestro dolor venga de ser justos a qué sea causa del pecado. Sufrir a causa de la Palabra de Dios es parte de amarlo y debemos estar dispuestos a vivir el Evangelio aunque esto ocurra.
Además debemos tener presente qué ese dolor no viene de Dios. En su presencia solo existe paz y bienestar, todo lo que atribula es pecado. Por ello para poder estar firmes en nuestras misiones, debemos recordar qué el nuestro refugio ante el mundo.
Conclusión
Nuestra misión es seguir evangelizando para la honra del Padre. Siempre en construcción y jamás destruyendo otra cosa que no sea el pecado. Es decir, sí el mundo nos pide elegir batallas, Dios nos pide cumplir misiones. ¿A quién estamos obedeciendo?
Aceptar qué somos obra y nacimos para seguir haciendo obra y creciendo en ella, es el mayor propósito qué podemos tener. De la manera en que Débora correspondió a las misiones que Jehová dio para ella, así debemos hacer nosotros.
Aunque el desafío sea mas grande de lo que pensamos que podemos afrontar, debemos saber que Dios conoce mejor nuestras capacidades qué nosotros.
Él espera una gran obediencia acompañada de fe. Cuando todo es posible, ganamos la corona de la vida. Dios permite qué esa gracia sea hecha por amor. Por ello sufrir en pos de la salvación es una señal de qué estamos caminando por las sendas correctas. Por esto decidirnos por Jehová no es el camino mas fácil, pero sí el que debemos seguir cuando lo amamos de corazón y esperamos en sus promesas.
© Pedro Blanco. Todos los derechos reservados.