El perdón que sana

Siendo así, debemos recordar que el perdón es misericordia, no se trata de “merecer” ó no. De la misma manera en qué nosotros no merecemos el perdón de Dios, lo tenemos todos los días pues él lo dio completamente para su creación.

2. Perdón y olvido (2 Corintios 5:17)

“Yo perdono pero no olvido” ¿alguna vez dijiste ésta popular frase? ¿imaginas que Dios la dijera para nosotros? Hemos cometido innumerables pecados incluso de manera inconsciente. A veces nos arrepentimos y aún volviendo a pecar, Jehová tiene una oportunidad para nosotros.

Sí llevamos el Evangelio en nuestra boca, debemos primero llevarlo en nuestros hábitos y acciones. Sí el mismísimo Dios se alegra de nuestra conversión ¿por qué no hacerlo nosotros también con nuestro prójimo?

¿Cómo sería nuestra vida si el Padre estuviese en nuestra puerta diciendo que no nos acepta por nuestro pasado? Él es primero en alegrarse cuando pedimos perdón y volvemos a él. De igual manera nosotros debemos recibir el perdón con la felicidad de los nuevos comienzos.

3. Dios también nos perdona (Marcos 11:25)

Perdonamos porqué él nos perdonó primero. Es necesario que para qué crezcan virtudes espirituales en nuestra vida, seamos capaces de sanar heridas y soltar el pasado. No olvidar es guardar rencor y esto nos aleja de la santidad.

En la palabra de Dios se nos enseña a amar a todos, incluyendo a nuestros enemigos. La única manera de conseguirlo es empapando nuestro espíritu de sabiduría y fe, pues a los ojos del mundo parece imposible.

El perdón, en éste sentido, significa reafirmar el amor qué tenemos hacia Dios.

4. ¿Cuál es límite del perdón? (Mateo 18:21-22)

No existen límites sí el perdón es real. Se trata de un proceso pues no ocurre de la noche a la mañana. El primer paso es soltar la negación. Es decir, podemos reconocer qué alguien nos hirió, qué todavía hay dolor y aún así decidir perdonar. ¿El dolor sanará de la noche a la mañana? No, pero con ayuda de Dios, no será imposible.

Sí es necesario perdonar setenta veces siete, entonces debemos hacerlo. Ésta lección de Jesús respondiendo a Pedro, es de suma importancia.

Nos enseña qué perdonar también es un ejercicio de paciencia. Jamás podemos cansarnos de hacer el bien, incluso aún sí no nos han pedido perdón, debemos poder perdonar por amor al Padre.

author avatar
Ricardo Hernández
Siervo de Jesucristo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio