Tabla de contenido
Predicas Cristianas
Prédica de Hoy: ¿Cómo amar a Dios?
Predicas Cristianas Texto Bíblico: 1 Juan 4:19-21
Introducción
Por lo general, cuando le preguntas a un cristiano si ama a Dios, no tardará en contestar que sí y muy enfáticamente. Porque la verdad es que amamos a Dios y no tememos duda de eso.
Ahora, cuando alguien te pregunta: “¿Cómo se ama a Dios?” Ya no sé si la respuesta sería correcta y enfática. Te preguntaste alguna vez si sabes cómo amar a Dios. O lo que es más importante, si estas amando a Dios como Él quiere.
Leamos la Palabra de Dios en 1 Juan 4:19-21 “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano”.
Es fácil decir: Amo a Dio
El tema es si realmente tenemos conciencia de lo que decimos. O por lo menos si tenemos claro lo que significa amar a Dios. Ya que no puedo comparar el amor a Dios con el amor a una mujer.
Por ejemplo, pues son dos clases diferentes de amor. Aunque si por amor a una mujer somos capaz de hacer cualquier cosa, cuánto más tendríamos que ser capaz de hacer por Dios.
Quizá demasiado seguido decimos: Yo amo a Dios, pero, ¿realmente estamos demostrando que lo amamos? No hay duda que Dios nos ama, “porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” Juan 3:16. Pero es necesario que nosotros reflexionemos un poco más sobre el amor que decimos sentir por Dios, y sobre todo que analicemos que, y cuanto, estaríamos dispuestos a hacer, y a dar, por ese amor.
Amar a Dios – ¿Realmente amas a Dios?
Si amas a Dios, pregúntate si lo amas tanto como para perdonar a aquellos que un día te hicieron mucho daño. Si lo amas tanto como para dejar a un lado todo lo que no te edifica y dedicarle más tiempo a Él. Lo amas tanto como para dejar de una vez por todas, ese pecado oculto que te hace daño.