Predicas Cristianas
Prédica de Hoy: Lo que Dios quiere para tu corazón
Predicas Cristianas Texto Bíblico: ¨Sobre toda cosa guardada guarda tu corazón; porque de el mana la vida” Proverbios 4:23
Introducción
El corazón es una fuente de vida por eso hay que cuidarlo, y guardarlo. El Señor nos habla desde nuestro corazón cuando mora en Él, pero ¿cómo puedo saber en qué condiciones esta mi corazón para recibir a Cristo? (Mateo 5:8).
Nuestro corazón puede que no se encuentre limpio, el mismo es una conexión entre el alma y el espíritu. El alma son las emociones y el espíritu es básicamente Dios obrando, y como el corazón es un puente entre los dos, va estar expuesto a la influencia de ambos.
El Señor dice que Él escribió sus leyes en el corazón de cada uno de nosotros. Esto quiere decir que nuestro corazón puede ser influenciado por las leyes de Dios, como lo son la justicia la misericordia, el amor, la alegría (Cristo).
Pero el corazón también se puede influenciar por el alma que son esos pensamientos de tristeza de odio de ideas impropias de envidia por nuestras emociones, (mente, voluntad y malos pensamientos), por nuestras heridas o por la envidia.
Debemos tener un corazón limpio
Esas son causas que pueden contaminar nuestro corazón. Por eso Dios dice en su palabra que debemos tener un corazón limpio. El Señor quiere hacer un proceso de limpieza para nuestro corazón. Él no podrá morar en nosotros ni condicionar nuestras acciones si estamos gobernados por nuestro ego nuestras emociones.
El corazón es un baúl donde guardamos tanto como cosas buenas como malas. Eso dependerá de cuál es la mayor influencia que tengo si es el espíritu o el alma. Al reconocer el pecado estamos limpiando nuestro corazón cuando hay arrepentimiento de nuestras malas obras y rectificamos conforme a los mandamientos de nuestro Señor demostramos nuestro amor a Él.
Ud. puede pensar que hacer obras buenas como dar un pan a una persona que lo necesite, o brindar una palabra de aliento a una persona que lo requiera, lo hace buena persona o buen cristiano. La pregunta es ¿quien esta guiándome en esa acción, el alma o el espíritu?