La petición de Ana

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Prédica de Hoy: La petición de Ana

Predica de Hoy Texto Biblico: Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová, ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.” (1 Samuel 1:9-11)

La petición de Ana – Introducción

Cuando nos acercamos a Dios en oración lo hacemos por diferentes motivos. Algunas veces lo hacemos con una acción de gracias, otras veces con un ruego al Señor. Pero una de las razones principales por las que venimos delante de Dios es cuando tenemos una petición ante Él.

Nos acercamos al Señor porque sabemos que en Él están todas las cosas y sin Él nada puede tener solución. Dios es grande y conoce todas las cosas, pero se agrada cuando venimos ante Él con nuestras peticiones, teniendo fe que en Él encontraremos la solución a nuestros problemas.

Pero existe un problema con muchas personas, que se acercan a Dios cuando tienen la necesidad pero después, al tener su respuesta, se alejan del Señor y se olvidan de Él. A Dios no le gusta que solo nos acerquemos para recibir de Él bendiciones, sino que lo hagamos de todo corazón porque Él es Dios y lo merece.

1. Ana se levantó

La historia de Ana es muy conocida. En el libro primero de Samuel se relata esta historia de un hombre que tenía dos mujeres, una de ellas le dio hijos pero la otra, Ana no podía concebir. La esposa que tenía hijos la hacía entristecer porque Ana no tenía hijos y ella sí los tenía. Sin embargo su esposo la amaba mucho y le daba siempre lo mejor. 

Una característica especial que tenía esta familia, es que cumplían con los mandamientos de Dios y subían todos los años a adorar a Silo. Eran personas que adoraban al Señor y le conocían. Dios requiere de nosotros que le conozcamos y adoremos siempre, no solo en la congregación o en eventos especiales, sino con cada acción que tomemos sea una adoración al Padre.

Dice la palabra de Dios que Ana, estando triste se levantó de donde estaba y fue al templo a orar al Señor. Esto nos deja ver que Ana no estaba dispuesta a seguir en la misma situación, tomó una decisión y buscó al Señor. Eso marcó la diferencia para Ana, eso también puede marcar la diferencia para cada uno de quienes nos acercamos en oración a Dios. Cuando tomamos una decisión y lo que hacemos es despojarnos de nuestra necesidad y entregarle a Dios las peticiones. Ese paso de fe es recibido por el Señor y se agrada de nosotros.

2. Dios llevó a Ana a orar con el alma

Esa decisión, ese acto de no sufrir más por su necesidad sino entregárselo a Dios llevó a Ana a orar con el alma. Dios quiere que nuestras oraciones sean profundas y no simplemente una repetición de palabras para aparentar una oración con el corazón.

Jesús nos enseñó a orar, no solo con el ejemplo de oración que nos dejó, sino con su vida misma al pasar las noches enteras orando a solas con el Padre. Esa misma vida de oración Dios la demanda de nosotros. Dice su palabra que debemos orar sin cesar, que debemos orar en todo tiempo. 

Ana oró con todas sus fuerzas, derramó su alma delante de Dios. Debemos traer las peticiones delante del Señor y derramar nuestra alma ante Él. Esto es, darnos cuenta que no hay solución alguna para nuestro problema fuera del Señor. Por eso nuestra única opción debe ser Dios, no hay un plan B, no hay a dónde más acudir, solo ante nuestro Señor y Dios.

¿Cuántas veces hemos orado con todas nuestras fuerzas? ¿De verdad hemos entregado todo al Señor? Dios se goza grandemente cuando venimos ante Él en primera instancia, cuando viene la tribulación o la prueba y corremos a postrarnos ante nuestro Dios porque sabemos que en Él está la salida de cualquier situación adversa. Dios se goza cuando no hay otra opción para nosotros, más que entregarle a Él nuestras peticiones. 

3. Ana se humilló

Ana se humilló delante de Dios, tanto que dice la palabra de Dios que lloró abundantemente. Ana no llegó al templo y se arrodilló, oró unos minutos y se fue. Ana llegó, lloró con abundancia y derramó todo su corazón delante de Dios. Fue tan profunda su oración, que el sacerdote pensó que ella estaba ebria.

Para muchas personas, el que nuestra primera opción sea buscar a Dios no tiene sentido. Principalmente para aquellas personas que no han conocido al Señor y no saben que Dios es el dueño de todo lo que existe. Para sus hijos tiene todo el sentido del mundo, pero para los incrédulos el buscar a Dios es una pérdida de tiempo y buscan por sus medios la solución a sus problemas.

Pero lo más doloroso es ver como algunas personas que se hacen llamar seguidores de Cristo, dejan la oración relegada a un segundo o tercer plano. Es doloroso recibir consejo de un cristiano donde la oración no es parte fundamental de nuestra vida cristiana. Dios pide a nosotros que le busquemos en oración, que mantengamos una vida en comunión con Él.

Debemos humillarnos como Ana, sin importar lo que los demás piensen de nosotros, debemos estar firmes sabiendo que solo de Dios vendrá nuestro socorro y que solo de Él recibiremos lo que pedimos.

En ningún otro podremos encontrar la respuesta a todas nuestras angustias, solo en Dios está la solución. El ser humano ha buscado durante mucho tiempo aquello que le de la felicidad, aquello que le permita vivir en paz, pero si no buscamos a Dios jamás encontraremos eso que tanto anhelamos.

4. Ana hizo un voto con Dios

Cuando Ana oró al Señor, ella hizo un voto. Si Dios le concede un hijo, si Dios se acordaba de ella y le daba eso que esperaba, ella lo entregaría al Señor para que le sirviera todos los día de su vida. Ese voto significaba separarse de su hijo para que sirviera en el templo de Dios.

Lo que podemos ver en esta acción es muestra del desprendimiento de todas las cosas y nuestro acercamiento a Dios. Sabiendo que todo lo que recibimos viene del Señor. Si Ana recibía un hijo no era por acción de la naturaleza, era por la mano de Dios moviéndose sobre ella.

Muchas veces recibimos las bendiciones del Señor y no agradecemos por ellas, pensando que no son bendiciones sino simplemente cosas que pasan. Pero todo lo que vivimos es gracias a la misericordia de Dios. Si vemos un día más es gracias a la misericordia del Señor sobre nosotros y debemos agradecerle por ello. 

Así como Ana, debemos saber que si recibimos lo que esperamos, eso por lo que pedimos a Dios, es gracias al Señor y no por nuestras acciones, por nuestra suerte. Por lo tanto debemos agradecer a Dios por lo que nos da, pero también por lo que no nos da. En ese sentido seamos como Job, que no se alejó de Dios cuanto tenía muchas cosas, tampoco lo hizo cuando no tenía nada, porque para él lo material no tenía ningún valor, solo su relación con el Señor.

5. Ana cumplió sus votos

Ana hizo voto, pero no se olvidó de sus palabras cuando dio a luz a Samuel. Ana cumplió con sus votos a Dios y entregó a  su hijo para que sirviera al Señor. Dice su palabra que si hacemos voto a Dios no debemos tardar en cumplirlo.

Muchos se acercan a Dios esperando un milagro y cuando lo reciben de parte del Señor, estas personas se alejan de Él. Buscan a Dios en la necesidad pero cuando todo está bien se olvidan de las bondades del Señor. Pero nosotros no debemos ser así, sino darle la gloria al Señor siempre, cuando recibimos lo que pedimos y aunque no recibamos lo que esperamos debemos darle a Dios todo el honor, porque Él conoce lo mejor para sus hijos.

Cumplamos nuestros votos al Señor pero siempre dándole a Él la gloria. Porque la respuesta a nuestra petición, la solución a nuestro problema no viene de nuestra fuerza, no viene por suerte, no viene por intervención humana, viene por intervención divina. Porque Dios es bueno, porque para siempre es su misericordia, por eso responde nuestras peticiones con amor, dando siempre lo mejor a sus hijos.

Conclusión

No es malo venir delante de Dios con peticiones, Jesús mismo nos instó a pedir al Padre. Pero nuestras peticiones deben ser siempre con fe, sabiendo que solo en Dios está la respuesta. 

Debemos seguir el ejemplo de Ana, orar a Dios con toda nuestra alma, sabiendo que solo en Dios encontraremos la respuesta a nuestra necesidad. Debemos humillarnos ante Dios viendo la imposibilidad de que por nuestra intervención las cosas encuentren solución. 

Si hacemos voto a Dios debemos cumplirlo rápidamente y no ser como muchos que reciben su milagro y se olvidan del Señor. La gloria siempre debe ser a nuestro Padre por las cosas que hace en nuestra vida, por las cosas que aún no responde y por las cosas que responde de manera diferente a lo que pedimos. Así como Job debemos dar siempre la gloria y las gracias al Señor, Dios Todopoderoso.

No debemos olvidarnos de nada de lo que Dios ha hecho en nuestra vida y darle gracias por ello. Por un minuto más de vida, por la luz de un nuevo día, porque Dios es bueno y su voluntad es buena, agradable y perfecta. Dios no se equivoca y nos da siempre lo mejor, porque nos ama con amor eterno.

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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José R. Hernández
Pastor jubilado de la iglesia El Nuevo Pacto, en Hialeah, FL. Graduado de Summit Bible College. Licenciatura en Estudios Pastorales, y Maestría en Teología.

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