Recibiendo la misericordia de Dios

Predicas Cristianas

Prédica de Hoy: Recibiendo la misericordia de Dios

Predicas Cristianas Texto Bíblico: Salmos 5:7

Introducción

Muchas son las personas en este mundo que no pueden creer que la misericordia de Dios pueda alcanzarlos. Creen que Dios existe, creen en todo lo que Él ha hecho, pero se observan a sí mismos y se ven sucios por todos los pecados que han cometido a lo largo de su vida.

Esta observación no les permite comprender cómo un Dios santo pueda perdonar y tener misericordia de los pecadores.

Esta observación no deja de ser cierta. No es posible o no es merecido que un Dios santo pueda tener misericordia de aquellos que han cometido pecado y han decidido toda su vida alejarse de Dios. No somos merecedores de la misericordia de Dios, del perdón de nuestros pecados ni de las bendiciones de Dios sobre nuestra vida, pero así le ha placido a Dios y gloria a Él por ello.

Dios ha decidido tener misericordia de nosotros, los pecadores, y acercarnos a Él. Dios nos ha perdonado aunque no lo merecíamos, pero Dios es soberano y así lo ha decidido. Ahora podemos decir que somos salvos por gracia, como un regalo que Dios nos ha dado, gracias a Jesucristo quien ha comprado nuestra salvación pagando con su preciosa sangre.

1) La misericordia de Dios (1 Pedro 2:10)

La misericordia de Dios es para con toda la humanidad, Dios ha decidido, por su soberanía, el alcanzarnos con ella. Dios no tiene hijos favoritos, Él nos llama a misericordia y nos ha alcanzado, porque así le ha placido.

Sabemos que es la misericordia de Dios que nos ha alcanzado porque la salvación no es algo que merezcamos, que ganemos con nuestras buenas obras, sino que es Dios que nos ha alcanzado para darnos la salvación y hacernos bien. No hay forma que podamos ser merecedores de su amor, ha sido por misericordia que Él nos ha perdonado.

a) La misericordia de Dios nos guarda (Salmos 40.11)

La misericordia de Dios nos guarda de todo mal. La biblia dice que por su misericordia no hemos sido consumidos. Es por su misericordia que no ha caído fuego del cielo y muerto, pues eso es lo que merecen nuestros actos. Dios no nos ha pagado según merecemos, Dios nos ha pagado según su misericordia. Por eso Dios nos guarda, nos protege de todo mal, es gracias a esa misericordia divina.

b) Debemos pedir constantemente ls misericordia de Dios(Salmos 6:4)

Debemos pedirla a Dios, constantemente debemos pedir a Dios su misericordia. La biblia dice que sus misericordias son nuevas cada mañana, debemos pedirle a Dios que multiplique sus misericordias sobre nuestra vida y sobre aquellos que nos rodean. Debemos igual interceder para que todo el mundo esté lleno de la misericordia de Dios.

Cada día debemos pedir a Dios su misericordia, pues por naturaleza la maldad que está en nosotros busca llevarnos al pecado, pero la misericordia de Dios nos lleva a su amor y su bondad, por eso pidamos misericordia constantemente. Así veremos su perdón y su ayuda en nuestro ser para alcanzar la vida eterna.

c) Nunca decaen (Lamentaciones 3:22)

La misericordia de Dios es para siempre, nunca decae, nunca deja de ser. Cuando hemos sido alcanzados por ella, siempre estará presente en nuestra vida, Dios no la oculta. La misericordia de Dios está ahí, lista para ser tomada por la fe, lista para que nos humillemos delante de Dios y le pidamos que envíe esa misericordia sobre nuestra vida. La misericordia de Dios nunca decae.

d) La misericordia de Dios es recibida por fe (Hebreos 4:16)

Debemos acercarnos a Dios para recibir su misericordia. Sabemos que cuando nos acercamos al Señor debemos hacerlo con fe, pues sin fe no podemos agradar al Señor. Entonces, al acercarnos, lo hacemos confiando en su amor y recibimos esa misericordia que está ahí para nosotros.

Alcanzamos misericordia cuando nos acercamos a Dios, porque está con Él. La misericordia de Dios viene sobre nuestra vida pecadora y nos llena de su perdón, de su gracia. La misericordia de Dios está ahí para nosotros, acerquémonos pues, confiadamente.

e) Es para siempre (1 Crónicas 16:34)

Ya vimos que la misericordia de Dios no decae, no es para unos pocos, es para todos los que se acercan al Señor. La debemos pedir y nos guarda de todo mal. Pero tiene una característica más que es maravillosa, la misericordia de Dios es para siempre. Dios así lo ha dicho y su misericordia no terminará, es infinita.

Nuestra vida en esta tierra llegará a su fin, pero la misericordia de Dios continuará para siempre, no dejará de ser nunca, está dispuesta y podemos llegar a ella hoy. Mientras estemos con vida podemos llegar a la misericordia de Dios y ser alcanzada por ella.

2) Gracia de Dios (Efesios 2:8)

La gracia de Dios nos permite obtener la salvación. La gracia de Dios es ese regalo que recibimos cuando nos acercamos a Él, somos salvos por su gracia, por ese regalo que Jesucristo vino a ganar para nuestra vida.

a) Bajo la gracia (Romanos 6:14)

Una vez que recibimos ese regalo de Dios, nuestra vida entera cambia, para bien. Dios tiene misericordia de nuestra vida y nos regala la salvación. Ahora estamos bajo la gracia, bajo la misericordia, bajo la bondad de Dios. Hemos recibido la salvación, las bendiciones de Dios por gracia, sin merecer, por su bondad.

Ahora no estamos bajo el pecado, sino bajo la gracia y el pecado no puede enseñorearse de nosotros. Antes si podía condenarnos y llevarnos a la muerte eterna, pero por el sacrificio de Jesús hemos pasado de muerte a vida, vida eterna.

b) Sin obras (Romanos 11:6)

La salvación no se da por obras, pues es un don de Dios. Este regalo no se puede comprar, solo Jesús pagó el precio que fue su sangre. Nada tiene un valor mayor que la sangre de Jesucristo, sin pecado, sin contaminación, la sangre de un hombre perfecto.

Así es que la gracia de Dios es manifestada en nuestra vida no por nuestras obras, sino por el amor de Dios hacia la humanidad.

c) Siendo pecadores (Romanos 5:8)

La gracia de Dios se manifestó siendo nosotros aún pecadores. Es por eso que la salvación que hemos recibido es tan maravillosa, pues el amor de Dios vino sobre nuestra vida no porque lo merezcamos, sino porque así le plació a Dios.

Nuestras obras eran solamente el mal y estando en esta condición, alejados de Dios y sin buscarle, Dios decidió enviar a su hijo a morir por estos pecadores y rescatarlos de la condenación eterna.

3) Por la misericordia de Dios somos justificados por la fe (Romanos 5:1)

Ahora somos justificados, pero esto es por la fe. No por obras, no por nuestra vida de pecado, sino por la gracia y misericordia de Dios. Ser justificados es ser perdonados, hacernos justos, no lo podemos hacer por nuestros medios, es necesario que la sangre del Cordero nos cubra y nos limpie. Pero debemos tomar en cuenta que esto no lo veremos con nuestros ojos, recibimos esa sangre por fe y somos justificados por esa fe en el Cordero de Dios.

a) Solo a través de Jesús (Romanos 5:18)

Pero esta justificación es solamente a través de Jesús, no podemos recibir salvación por nadie más. Solo Cristo murió y resucitó para, con este sacrificio, darnos vida. A todo aquel que crea, a todo aquel que le reciba como salvador, a todo aquel que le entregue su ser, este recibe la justicia que viene por fe.

b) La misericordia de Dios abundará (2 Corintios 3:9)

La justificación de Dios abunda en nuestra vida, por la sangre del Cordero. Si el pecado se enseñorea de nosotros, más abunda la gracia del Señor. Por eso aunque nuestros pecados fueran rojos, vendrán a ser como blanca lana dice su palabra. La gracia de Dios es suficiente para alcanzar todos nuestros pecados y justificarnos por su amor.

4) El amor de Dios (Juan 3:16)

Nada puede compararse con el amor de Dios. Fue tan grande que envió a su único hijo, estando con Él en el cielo gozando de gran gloria, decidió enviarlo a morir por una humanidad pecadora y malvada. Quiso Él compartir esa gloria con la humanidad para que estuvieran esta humanidad justificada por el sacrificio de su hijo y de esta manera estar con Él por la eternidad.

a) Excede a todo conocimiento (Efesios 3:19)

No se puede comprender ese amor, excede a todo conocimiento, pero aún así es verdadero y podemos recibirlo departe del Señor mismo. Aunque no lo comprendamos podemos ser parte, estar dentro de ese amor y esto hace que le adoremos, pues no lo comprendemos pero lo recibimos como un regalo del Señor.

b) Nada nos puede alejar de él (Romanos 8:39)

Nada nos puede separar del amor de Dios. El Señor nos ha tomado y nos ha regalado la salvación por el sacrificio de Jesús, por ese amor eterno que Él tiene y ahora nos ha hecho suyos y nada nos puede arrebatar de la mano del Señor.

Debemos permanecer en Él y nada podrá hacernos daño, nada puede venir y alejarse del amor de Dios, pues es tan grande que no podemos salir de su amor.

Conclusión

Siendo pecadores fuimos alcanzados por la misericordia eterna de Dios. Ahora por ese regalo de Jesucristo, somos salvos, somos justificados delante de Dios. Dios nos llena de fe y de su amor eterno.

Como hijos ahora debemos acercarnos delante de Dios con fe en su misericordia y su gracia y debemos adorarle por ese amor que nos ha llenado. Pues su amor todo lo llena. Él nos amó primero, ahora debemos darle gloria para siempre y rendirnos completamente ante Él.

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados

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José R. Hernández
Pastor jubilado de la iglesia El Nuevo Pacto, en Hialeah, FL. Graduado de Summit Bible College. Licenciatura en Estudios Pastorales, y Maestría en Teología.

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